Djokovic venció a Alcaraz y se bañó en Oro

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Novak Djokovic sumó un nuevo capítulo a su impresionante carrera, al quedarse con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y conseguir así el único gran logro que le faltaba. En una final inolvidable ante Carlos Alcaraz, el serbio sacó un extra en los tie-breaks y demostró por qué es el mejor de la historia.

Ganador de todos los títulos de Grand Slam, los Masters 1000 y el ATP Finals y poseedor de casi todos los récords, parecía que los Juegos Olímpicos iban a ser su única cuota pendiente.

Fueron esquivos durante su carrera: en Beijing 2008 cayó frente a Rafael Nadal en semifinales y se tuvo que conformar con el bronce, en Londres 2012 y Río 2016, Juan Martín del Potro se convirtió en su pesadilla, mientras que en Tokio 2021, cuando fue el único integrante del “big four” en participar y parecía que el oro era inevitable, apareció el alemán Alexander Zverev para amargarle la fiesta.

En 2024 se sabía que su gran objetivo eran los Juegos, pero mientras iban pasando los meses crecían las dudas con respecto a sus posibilidades de poder competir por una medalla. Todo empeoró tras Roland Garros, cuando sufrió una lesión en la rodilla derecha que lo obligó a pasar por el quirófano. Ni hablar cuando llegó a la final de Wimbledon y Alcaraz lo pasó por arriba para ganarle en tres sets.

Pero Djokovic, que creció en plenas guerras yugoslavas mientras escuchaba cómo bombardeaban Belgrado, está acostumbrado a las adversidades y sabe mejor que nadie cómo salir adelante. Y eso fue lo que hizo: se preparó para la guerra ante Alcaraz.

Desde el comienzo del partido se mataron a pelotazos, cada uno con su estrategia, y le brindaron a los fanáticos del tenis uno de los mejores cruces de los últimos años. Pese a que el encuentro se extendió durante más de dos horas y media, a Djokovic parecieron importarle poco sus 37 años, las molestias en la rodilla y la energía de su rival, de apenas 21.

Así fue como se quedó con el triunfo luego de dos tie-breaks y llenó el álbum, completó el tenis, reafirmó su condición de mejor jugador de la historia y mucho más.

Corrió siempre desde atrás para conseguir los récords más importantes. Tuvo que esperar hasta los 33 años para superar a Federer y convertirse en el tenista con más semanas como número 1 del mundo. Tuvo que esperar hasta los 36 para superar a Nadal y convertirse en el tenista con más títulos de Grand Slam. Y tuvo que esperar hasta los 37 para convertirse, junto a Andre Agassi, en el único tenista en ganar todos los torneos importantes (los cuatro Grand Slam, el ATP Finals y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos).

Cada uno puede tener sus preferencias. La elegancia de Federer enamora a unos y la garra de Nadal a otros, pero es inevitable reconocer que el mejor de todos es Novak Djokovic. Y, pese a sus 37 años, parece que todavía tiene nafta en el tanque para seguir entre los mejores.

 

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