Explosiones, humaredas y pánico en Beirut
Edición Impresa | 28 de Septiembre de 2024 | 01:19

“Estaba en casa ¡Dios mío, qué explosión! Creí que el edificio se me caía encima. No tengo palabras para describirlo”, exclama Abir Hammoud, una profesora de unos 40 años que vive en el suburbio sur de Beirut, donde Israel bombardeó el cuartel general de Hezbolá.
Eran las 18 pasadas cuando enormes explosiones remecieron la capital libanesa y espesas humaredas se elevaron en el suburbio sur. En cuestión de segundos, seis edificios se derrumbaron.
Tras el estupor inicial, llegó el pánico. Los habitantes huían en medio del caos y las sirenas de las ambulancias se oían en toda la ciudad.
Israel indicó que había atacado el cuartel general del movimiento islamista Hezbolá.
En el lugar de los ataques, en Haret Hreik, quedaron seis enormes cráteres de varios metros de profundidad, toneladas de escombros y una espesa polvareda gris. Según una fuente cercana a Hezbolá, seis edificios de este suburbio densamente poblado se derrumbaron.
“LA CIUDAD TIEMBLA DE MIEDO”
Minutos después, en Tel Aviv, el portavoz del ejército israelí Daniel Hagari anunció que se había llevado a cabo un “ataque de precisión” contra el “cuartel general” de Hezbolá.
Según las televisiones israelíes, el objetivo era el jefe del poderoso movimiento iraní, Hasan Nasralá. Una fuente cercana a Hezbolá afirmó que este “está bien”.
Por la noche, Israel urgió a los habitantes de varias áreas de la periferia sur de Beirut a evacuarlas, en previsión de nuevas operaciones militares.
Estos bombardeos, los más intensos en la periferia sur de Beirut desde la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006, tuvieron lugar poco después del discurso del primer ministro israelí en la ONU, en Nueva York.
Benjamin Netanyahu prometió continuar atacando a Hezbolá en Líbano, ignorando el llamado internacional a un alto el fuego. Poco después, su oficina informó que acortaba su estadía en Estados Unidos para volver a Israel.
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