Todos unos bacanes: estos ciervos tienen hasta personal de limpieza
Edición Impresa | 23 de Febrero de 2025 | 02:24

Mientras los ciervos persiguen a los turistas en un parque de Nara, antigua capital medieval de Japón, un sigiloso equipo de activistas patrulla los senderos de piedra para recoger la basura que amenaza la salud de los animales.
Esta ciudad es uno de los principales destinos japoneses con récord de visitantes y eso está generando algunos riesgos para la fauna del lugar. Tanto es así, que a los turistas solo se les permite alimentar a los ciervos con unas galletas saladas de arroz vendidas en Nara, pero los animales cada vez comen más basura esparcida por este parque repleto de templos.
“Más y más gente se deshace de los restos de su comida o de los envoltorios en el parque”, advirtió Nobuyuki Yamazaki, de la Fundación para la Preservación de los Ciervos de Nara y alertó: “Los productos de plástico se acumulan en los estómagos de los ciervos durante un largo periodo, conduciendo a su muerte por debilidad”.
Algunos activistas han retirado incluso restos de residuos plásticos de los esqueletos de los ciervos de Nara. Armados con guantes, pinzas y palas recogedoras, la patrulla que recoge la basura del parque lucha contra este fenómeno. El equipo, bautizado “Hermoso Ciervo”, está formado en su mayor parte por personas con discapacidad y lleva años colaborando con Yamazaki.
Media docena de trabajadores patrullan el parque con sus chaquetas verdes fluorescentes, impávidos ante las hordas de turistas que acuden a ver a los animales.
Para muchos de estos activistas, “la idea de que están contribuyendo a la sociedad está en el centro de su motivación”, aseguró el supervisor Masahito Kawanishi.
Según distintas fuentes, unos 1.300 ciervos silvestres rondan el parque que ha sido su hogar desde el siglo VIII.
Atraídos en parte por la debilidad del yen, 36,8 millones de visitantes extranjeros llegaron el año pasado a Japón, un récord que el gobierno quiere llevar a 60 millones anuales para 2030. Pero los residentes y autoridades en zonas turísticas, como Kioto y las localidades vecinas del majestuoso monte Fuji, se quejan cada vez más de las aglomeraciones, las violaciones de tránsito y el mal comportamiento de algunos turistas. El parque de Nara no es la excepción, en especial en lo que se refiere a la basura. El parque no tiene basureros, una política adoptada hace unos 40 años para evitar que los ciervos se acerquen en busca de alimento. En su lugar piden a los visitantes llevar su basura a casa, un hábito común en Japón que no siempre es compartido por los foráneos.
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