Juan Vucetich: su fenomenal aporte a la investigación criminalística

Juan Vucetich es uno de los “Cinco Sabios” platenses perpetuados en la memoria platense a través del entrañable monumento emplazado en el Bosque, y su contribución a la ciencia es la que mayor trascendencia ha tenido desde nuestra ciudad para el mundo. Y es que el sistema por él ideado para la identificación de personas mediante sus huellas dactilares se usa desde hace décadas en las investigaciones policiales y judiciales de todo el planeta.

Su innata y profunda humildad nunca lo llevó a regodearse de este hallazgo, pese a que sus primeros y grandes frutos pudo disfrutarlos en vida.

Fue un ejemplo de vida humanístico y científico y un aliado incondicional del desarrollo e introducción de nuevas tecnologías para mejorar la vida de las personas en los más diversos campos, en una época en la que el mundo daba sus primeros bostezos en ese sentido y en casi todos los casos, merced a iniciativas personales.

La escuela de Policía Juan Vucetich

Por supuesto que su descubrimiento puso a La Plata y a la Argentina en un lugar de privilegio en el campo de la ciencia aplicada a la criminalística, en el primer cuarto del siglo pasado. Y eso se debió a que el hallazgo de Vucetich fue considerado un “descomunal” avance en la materia, el que muchas décadas después pudo, si se quiere, ser igualado por la técnica de la identificación mediante el ADN, hablando siempre de la investigación de la autoría de todo tipo de delitos.

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INMIGRACIÓN

El sabio nació el 20 de julio de 1858 en la isla de Hvar (en italiano, Lesina)​ en el archipiélago de Dalmacia, el que por entonces formaba parte del Imperio Austro-Húngaro y que actualmente se encuentra en el territorio de Croacia. Su nombre “original” fue el de Ivan Ante Vučetić pero, no se sabe por qué, fue anotado como Giovanni Antonio Vucetich. Al nacionalizarse argentino lo hizo con el nombre de Juan.

Fue hijo de Vica Kovačević​ y Viktor Vučetić, de profesión tonelero.

Juan completó la escuela primaria, aprendió el oficio de tonelero de su padre, desarrolló estudios secundarios con profesores particulares, realizó el servicio militar y en 1884 emigró a Argentina, llegando a Buenos Aires el 28 de febrero.

Vucetich y su equipo en plena labor / Web

Luego se mudó a La Plata, donde se casó en 1887. Ya nacionalizado argentino con el nombre de Juan Vucetich, ingresó en 1888 al departamento central de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en nuestra ciudad como empleado en la contaduría, con el grado de meritorio. Un año y medio después fue designado en la sede de la policía provincial como jefe de la Oficina de Estadísticas.

En ese cargo recibió la orden de su jefe en la policía, el Comisario Inspector Eduardo M. Álvarez, de abocarse al estudio que posibilitara la implementación fáctica de un servicio de identificación antropométrica.

A esos efectos y luego de leer algunos ejemplares de la “Revue Scientifique”, donde se publicaban los primeros estudios del tema escritos por Francis Galton (Precursor papiloscópico), advirtió que en las impresiones digitales se hallaba la única solución integral a la problemática de la identificación humana.

Su innata y profunda humildad nunca lo llevó a regodearse de este hallazgo

Eran sus colaboradores en ese entonces, entre otros, Luis Reyna Almandós, Antonio Herrero y Sislán Rodríguez. Y así creó poco más tarde la Oficina de Identificación Antropométrica y posteriormente el Centro de Dactiloscopía, del que fue director.

PRIMERAS FICHAS DACTILARES

El 1º de septiembre de 1891 Vucetich hizo las primeras fichas dactilares del mundo con las huellas de 23 procesados, y tiempo después, esa fecha se estableció como el Día Mundial de la Criminalística.

Luego de verificar el método con 645 reclusos de la cárcel de La Plata, en 1894 la policía bonaerense adoptó oficialmente su método. En 1905, su sistema dactiloscópico (inicialmente denominado “icnofalangometría” - “medición de la figura de la falange”) fue incorporado por la Policía de la Capital en la ciudad de Buenos Aires), la futura Policía Federal Argentina.

Según el historiador Adrián Pignatelli, “Vucetich se carteaba con el primo de Charles Darwin, el inglés Francis Galton, quien había desarrollado interesantes trabajos de herencia, había sentado las bases de la eugenesia, y se había dedicado al estudio de un rico universo, compuesto por la estadística, la criminología y la inmutabilidad, la diversidad y la perennidad de las huellas dactilares”.

Un Gabinete con los elementos necesarios para tomar huellas digitales / Web

COMPROBACIÓN FÁCTICA

En 1892 el hallazgo de las huellas dactilares como método de identificación tuvo su primera y por demás prueba fáctica al permitir descubrir la autoría del asesinato de dos niños en el poblado de Quequén.

Felisa y Ponciano, dos criaturas de cuatro y seis años fueron degollados al tiempo que la madre de los niños, Francisca Rojas tenía una herida superficial en su cuello y acusó por el hecho a un hombre de esa zona que desde un primer momento negó de plano ser el autor de semejante hecho pese a los “métodos” usados por la policía para que admitiera su culpabilidad.

El comisario inspector Eduardo Alvarez, que tenía muchas dudas sobre lo acontecido, extrajo dos trozos ensangrentados de una puerta de madera a las que remitió a La Plata para ver si Vucetich encontraba algún rastro dactiloscópico.

Resumiendo, con el método de las huellas dactilares se descubrió que la asesina había sido la madre de los niños, quien terminó confesando el hecho.

En 1907, la Academia de Ciencias de París declaró públicamente que el método de identificación de personas desarrollado por Vucetich era el más exacto conocido en ese momento.

Desde ese modo y rápidamente, el sistema de huellas dactilares o digitales fue comenzando a ser empleado por todas las naciones europeas, luego en Estados Unidos y gran cantidad de otros estados.

RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

A partir de aquel momento, la figura de Vucetich alcanzó una enorme fama mundial y fue objeto de amplios reconocimientos ​internacionales, porque su contribución a la ciencia criminalística fue considerada en ese entonces como la mayor de todos los tiempos.

En 1911, cuando en nuestro país se sancionó la Ley 8.129 de enrolamiento militar y régimen electoral, se adoptó este sistema para la identificación de los varones argentinos mayores de 18 años.

Cuando Vucetich visitó París en 1913 fue objeto de agasajos, premiaciones y condecoraciones de todo tipo. Jefes policiales de varios países del Viejo Continente habían viajado a la capital gala especialmente para conocer y expresar personalmente su reconocimiento al sabio platense.

También fue invitado a dictar conferencias sobre la aplicación de su sistema de huellas en diversas ciudades de Estados Unidos y en otras naciones de Europa y Asia como India y China, llevando a cabo una larga gira que proyectó a un nivel aún más alto su figura científica.

Se casó tres veces. Su primera mujer fue Felisa Damiani, con la que tuvo a su hija María Teresa; luego de enviudar contrajo matrimonio con Lola Etcheverry y tuvo otra hija, Débora. Enviudó nuevamente y se casó con María Cristina Flores, con quien tuvo tres hijos: María Cristina, Celia del Carmen y Juan Máximo.

Dibujado por la revista Caras y Caretas / Web

DECEPCIÓN Y FALLECIMIENTO

Al regresar de su gira internacional a nuestro país, el hombre sufrió un golpe devastador para sus progresos científicos, lo que lo sumió en una depresión, que según se cree, lo llevó a enfermar gravemente y fallecer a causa de ello.

El negativo acontecimiento fue que el Registro General de Identificación de Personas que había fundado el 20 de julio de 1916 y se encontraba bajo la dirección de Agustín Drago, duró poco ya que, al año siguiente fue cerrado, causando una enorme decepción y un fuerte cuadro depresivo en Vucetich.

El cierre de tan importante dependencia se produjo por decisión del entonces gobernador de nuestra provincia, José Luis Cantilo, quien justificó su medida señalando que la existencia del Registro General de Identificación de Personas “es de suyo chocante, porque repugna al espíritu de libertad, pues es el espionaje a las personas llevado a su grado máximo”.

Conjuntamente con el cierre del establecimiento se procedió a destruir las fichas dactiloscópicas que allí obraban.

Se trató de una resolución durísimamente criticada en el resto del país y en el extranjero, a la que se calificó como “retrógrada” y “propia de ignorantes”.

Luego de protestas públicas realizadas en Argentina en 1917 contra la obligación de identificación general de las personas, que se asociaba con su nombre, y sumido en una enorme tristeza, Vucetich se recluyó en el campo que su tercera esposa poseía en inmediaciones de la ciudad bonaerense de Dolores, donde enfermó de cáncer y tuberculosis. Falleció el 25 de enero de 1925.

Huellas digitales de Francisca Rojas, primera persona condenada por homicidio a partir de sus huellas dactilares / Dirección Museo Policial – Ministerio de Seguridad de la Provincia Buenos Aires

HOMENAJES EN SU MEMORIA

Honrando sus méritos, se bautizó con su nombre a la Escuela de Policía de la Provincia de Buenos Aires y también al Centro Policial de Estudios Forenses de Zagreb (capital de Croacia, su país natal).

En nuestra ciudad se designó con su nombre al parque comprendido por las calles 23, 28, 50 y 54.

En la Jefatura de Policía de la ciudad de Rosario, hay un busto de él hecho por el escultor Erminio Blotta.

Busto de Vucetich, en el puerto de Hvar

En la ciudad de San Juan está el CENS Nº 74 Juan Vucetich, donde se cursa la carrera de Peritos Auxiliares de la Policía Judicial.

La capital de Mendoza cuenta desde el año 2000 con el Instituto Superior Juan Vucetich, donde se ofrece capacitación superior en carreras propias de la ciencia criminalística.

En la ciudad de Dolores, en la vivienda donde residió hasta su fallecimiento, funcionó hasta el año 2018 la Escuela Secundaria Nº 1 que lleva el nombre de “Juan Vucetich”.

Pocos años atrás, el titular de la cátedra de Medicina Legal de la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Buenos Aires sostuvo que el instaurado inicialmente en la Argentina y luego en el resto de los países por Juan Vucetich, “es el único sistema científicamente reconocido en todo el mundo para identificar a una persona”.

La Portada de “Dactiloscopía comparada”