Tráfico Jurásico

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Un esqueleto vendido en internet o los dientes decomisados en un control aduanero de carreteras muestran que, fuera de las subastas mediáticas, hay algo turbio y opaco tras el lucrativo mercado de restos de dinosaurios.

Los servicios de aduana de Menton (sureste de Francia) interceptaron recientemente dientes de una especie desaparecida de la familia de los dinosaurios en un camión de carga que viajaba entre España e Italia y que carecían de documentos justificativos.

“Se trata de dientes de reptiles marinos de más de 70 millones de años provenientes de Marruecos, que tienen una fosilización y sedimentación características”, dijo Pierre-Elie Moullé, agregado de conservación del Museo de prehistoria regional de Menton.

“Es un clásico de lo que se halla en Marruecos y es objeto de tráfico y comercio ilegal por supuesto”, afirma el experto, quien fue consultado por la aduana.

“Hay una cadena alimentaria” para el negocio, dice Jeremy Xido, realizador estadounidense del documental “Dinosaurios, la caza de los fósiles” (“The bones” en VO).

En Marruecos hay “gente muy pobre que saca fósiles en condiciones a veces peligrosas para alimentar a su familia”, señala Xido.

“Y hay personas con recursos, marroquíes o extranjeros que compran al por mayor y transportan, legal o ilegalmente, hacia los grandes mercados internacionales”, subrayó.

“Fósiles, dinosaurios, Marruecos”: escribir esas palabras claves en un sitio internet de venta para el gran público en la red da resultados sorprendentes.

Como ese esqueleto de un reptil marino propuesto en alrededor de 37.000 euros, sin los gastos de transporte.

El precio sube a cerca de 45.000 euros tras un primer contacto con el propietario.

La conversación se detiene cuando se le pregunta: “¿Marruecos puede reclamar ese esqueleto si lo compro?”.

Las zonas oscuras pululan en ese tipo de negocio. Inclusive el mercado público y mediatizado de las subastas tardó en ser regulado.

 

 

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