Domínguez en su hora más difícil en el Pincha
Edición Impresa | 21 de Abril de 2025 | 01:38

Estudiantes tuvo un mes y medio para el olvido. Fueron 45 días que condicionaron su futuro y que por primera vez pusieron en foco la continuidad de Eduardo Domínguez. Sí, de repente y sin que nadie lo pudiese notar, el ciclo se debilitó y quedó condicionado. En los dos frentes está golpeado y futbolísticamente los reproches son cada vez más.
Por eso el partido de pasado mañana ante Botafogo por la Copa Libertadores parece ser el que pueda cambiar el presente. Si gana recuperará lo que dejó escapar hace dos semanas ante la U. de Chile y encaminará otra vez su clasificación. Al menos llegará con posibilidades de meterse en octavos de final. Una derrota lo marcaría demasiado y la soga lo apretará más de lo permitido. Es “el” partido para que el técnico y los jugadores, hoy también observados, se recuperen.
Es que la Copa es el principal objetivo de este 2025 y tras perder como local contra los chilenos los fantasmas empezaron a sobrevolar, mucho más porque los transandinos ya le ganaron a Botafogo como local. Está casi obligado a sumar tres puntos pasado mañana.
Porque para colmo en el torneo Apertura las cosas no le están saliendo: sumó dos puntos de los últimos 18 y hoy podría quedar octavo en su zona, con dos fechas por delante. No clasificar en ninguna de las dos competencias será un golpe difícil de asimilar para el técnico, jugadores y dirigentes.
El Pincha no está jugando bien. Perdió frescura ofensiva, no convierte goles, en el mediocampo no marca ni genera y en defensa se volvió un equipo vulnerable. En esos 45 días (tras ganarle a River en el Monumental) se derrumbó por completo.
En el medio de la crítica quedó el mercado de pases, que no fue el “histórico” que se pensaba en la previa y los factores son múltiples lo mismo que los responsables.
Sin dudas que uno de ellos es el propio Domínguez, que aceptó a los jugadores que llegaron pese a que muchos no eran los que él quería o había pedido. Pero también es cierto que a Lucas Alario y Alexis Castro los señaló de antemano para que los vayan a buscar.
El problema es que desde antes de comenzar el armado del plantel la secretaría de fútbol quedó en el medio de una disputa de intereses económicos y políticos con Foster Gillett, Juan Sebastián Verón, la AFA y el Gobierno. Se habló más de lo que se buscó.
El DT pidió por Lucas Alario y Alexis Castro. Y llegaron rápidamente. Pero enseguida irrumpió el norteamericano con Cristian Medina y Facundo Farías. Y la pulseada no tuvo ganadores. En el medio pasó el tiempo y ante tantos ofrecimientos rechazados se cayeron los centrales apuntados y no hubo lugar para más jugadores en ofensiva. Domínguez terminó aceptando lo que le trajeron pero también pidió un último jugador: Ezequiel Piovi. A esa altura todos quedaron golpeados: el técnico, la secretaría técnica, Foster Gillett (no volvió nunca más a la Argentina y ni siquiera terminó de pagar el préstamo prometido) y el propio Verón (no fue nunca más al Country ni a los partidos). El mercado de pases marcó un antes y un después.
Por eso el partido de pasado mañana puede ser bisagra. Un triunfo le daría muchísima paz al Mundo Estudiantes para llegar a la orilla del final de la fase de grupos para sentarse a charlar nuevamente del Club que se quiere en adelante. Y hasta le daría otro semblante pensando en el partido del próximo lunes contra Tigre: está obligadísimo a ganar para clasificar en el Apertura.
Una derrota complicaría mucho más las cosas. Haría que la atmósfera hoy contaminada sea más espesa todavía. A simple vista parece ser uno de los partidos del técnico que, aunque hoy no lo recuerden, fue campeón tres veces en un año.
PERDIÓ BOTAFOGO
Por la cuarta fecha del torneo Brasileirao, Botafogo cayó 1-0 en su visita a Atlético Mineiro. Segunda derrota en cinco partidos y la crítica sigue en aumento. El equipo no consigue recuperar su mejor versión. Esta noche estará volando para la Argentina de cara al partido de pasado mañana en UNO.
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