La decisión de Romanelli que le salvó la vida a decenas de refugiados
Edición Impresa | 18 de Julio de 2025 | 02:52

Un tanque israelí bombardeó el complejo de la Iglesia de la Sagrada Familia, el último refugio católico que queda en Gaza. El ataque provocó la muerte de cuatro personas y numerosos heridos. Pero la cifra pudo ser mucho más alta: según testigos, una recomendación clave del padre argentino Gabriel Romanelli evitó una matanza.
“Si el padre Gabriel no nos hubiera pedido que nos quedáramos en las habitaciones, hoy se habría producido una masacre, con al menos 50 o 60 muertos”, aseguró un trabajador de Cáritas Jerusalén. Su testimonio fue recogido por el director de la organización humanitaria, Anton Asfar, y difundido por la agencia de noticias del episcopado italiano (SIR).
La decisión del sacerdote de mantener a los desplazados dentro de sus habitaciones había sido tomada una semana antes, cuando se intensificaron los combates cerca del complejo parroquial. Romanelli, de 55 años, percibió el riesgo que representaba la presencia de tanques israelíes y pidió a las cerca de 500 personas refugiadas que no salieran a los patios ni zonas abiertas.
Esa advertencia se volvió vital. La explosión impactó en el techo, cerca de la cruz que corona el edificio. Esquirlas y escombros cayeron sobre el patio, el mismo lugar que solía ser utilizado por los desplazados para tomar aire o recibir asistencia.
Entre los heridos estuvo el propio Romanelli, quien sufrió una lesión leve en una pierna y fue trasladado al hospital. El sacerdote había ganado notoriedad internacional por su compromiso con la comunidad cristiana de Gaza y su relación cercana con el Papa Francisco.
Mujeres y jóvenes heridos
En el momento del ataque, varias personas se encontraban fuera del edificio principal. Dos mujeres adultas mayores que estaban en una carpa de apoyo psicosocial resultaron gravemente heridas y fueron trasladadas al hospital Al-Ahli. También fueron alcanzados tres jóvenes que estaban cerca de la entrada de la iglesia.
Testigos dijeron que la comunidad entró en pánico tras la explosión. “La gente está aterrorizada. Muchos se atrincheraron en sus habitaciones”, indicó Asfar. Cáritas mantiene contacto con el equipo en Gaza para seguir el estado de salud de los heridos.
Un refugio amenazado
La Sagrada Familia, ubicada en la ciudad de Gaza, es la única parroquia católica activa en el enclave palestino. Desde el inicio del conflicto, se convirtió en refugio de cientos de cristianos desplazados, que instalaron colchones y pertenencias en aulas escolares y espacios improvisados dentro del predio religioso.
No es la primera vez que esta comunidad sufre un ataque. En diciembre de 2023, un francotirador israelí mató a una madre y su hija dentro del complejo. Sin embargo, este fue el primer bombardeo directo con tanques sobre la iglesia, un hecho que generó fuerte repudio internacional.
Durante 2024, según datos del Ministerio de Asuntos Religiosos de la Autoridad Nacional Palestina, el Ejército israelí destruyó completamente 815 mezquitas en la Franja de Gaza. En ese contexto, escuelas, templos y centros religiosos se han convertido en últimos refugios de la población civil.
Ante esta situación, Cáritas Jerusalén hizo un llamado urgente: “Instamos a todas las partes a respetar y proteger los lugares de culto y los refugios humanitarios. Dañar o poner en peligro a los civiles que buscan amparo es una violación del derecho internacional humanitario y de la dignidad humana”.
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