Vintage: mucho más que una moda pasajera
Edición Impresa | 10 de Agosto de 2025 | 05:09

En un mundo marcado por la inmediatez y el consumo acelerado, el estilo vintage se levanta como una alternativa con personalidad. Ropa que remite a otras épocas, accesorios que podrían haber pertenecido a nuestras abuelas, y objetos que cargan el peso de una historia: todo ello forma parte de una movida cultural que trasciende la moda y gana cada vez más adeptos, especialmente entre las generaciones jóvenes.
Hablar de vintage no es hablar simplemente de “ropa vieja”. El término alude a piezas auténticas de décadas pasadas —generalmente de los años 20 a los 90— que se conservan en buen estado y que, por su calidad, diseño o valor simbólico, merecen una segunda vida. A diferencia del estilo retro, que imita estéticamente el pasado pero se fabrica en el presente, lo vintage remite a lo original, lo único, lo irrepetible.
UNA ESTÉTICA CON IDEOLOGÍA
Aunque a simple vista el estilo vintage parece una elección puramente estética —chaquetas de cuero gastadas, vestidos florales, jeans de tiro alto o camisas estampadas—, también representa una toma de posición frente a la lógica del fast fashion. En lugar de seguir las tendencias efímeras que dictan las grandes marcas, quienes eligen lo vintage apuestan por la autenticidad, la durabilidad y la creatividad.
Además, se trata de un acto de consumo consciente. Adquirir una prenda vintage implica no solo evitar la producción de una nueva, con todo el impacto ambiental que eso conlleva, sino también rescatar materiales y técnicas que hoy resultan costosas o directamente desaparecidas.
En ese sentido, el vintage se vincula con la sostenibilidad y el respeto por la historia textil, resignificando el valor del trabajo artesanal, de las costuras a mano, de los tejidos nobles.
LA VUELTA DE LOS CLÁSICOS
Cada década tiene su encanto. Los años 70 aportan camisas psicodélicas y pantalones pata de elefante; los 80, hombreras y cuero; los 90, minimalismo y denim a granel. En la actualidad, muchas de estas prendas vuelven a circular en ferias, tiendas especializadas e incluso armarios familiares.
Celebridades como Zoë Kravitz, Florence Welch o Harry Styles adoptaron lo vintage como parte central de su estética, lo que ayudó a reposicionar este estilo en la cultura pop. Incluso grandes casas de moda, como Gucci, Dior o Saint Laurent, incorporan prendas o colecciones con guiños a décadas pasadas, mezclando lo viejo con lo nuevo.
La industria también tomó nota del fenómeno: marcas vintage premium como Levi’s (con sus clásicos 501), Burberry (con sus trench coats históricos) o Hermès (con pañuelos de seda atemporales) han visto cómo sus piezas antiguas se revalorizan en el mercado de segunda mano.
DONDE LO ENCONTRÁS
Buenos Aires, al igual que otras grandes capitales, cuenta con un circuito vibrante de tiendas vintage. Barrios como San Telmo, Palermo o Colegiales concentran ferias, locales curados y emprendimientos independientes que se dedican a rescatar, clasificar y poner en valor estas joyas del pasado.
También creció el mercado online: plataformas como Etsy, Instagram o Mercado Libre ofrecen piezas únicas, muchas veces con envíos internacionales. Algunos proyectos incluso promueven la personalización o el “upcycling”, es decir, la transformación creativa de una prenda usada en algo nuevo.
CÓMO INCORPORAR LO VINTAGE SIN DISFRAZARSE
Uno de los prejuicios comunes es pensar que vestirse con ropa vintage implica lucir como un personaje de época. Nada más alejado: la clave está en el equilibrio. Combinar una blusa de los 70 con un jean moderno o sumar una cartera antigua a un look minimalista puede ser suficiente para darle un aire distintivo al conjunto.
El estilo vintage invita a jugar, a romper con lo uniforme, a destacarse sin recurrir a marcas ostentosas. Se trata de encontrar piezas que dialoguen con nuestra personalidad y que, a la vez, nos conecten con otras historias, otros tiempos.
El furor por lo vintage es, en el fondo, un síntoma de época: frente a la saturación de lo desechable, muchas personas buscan prendas que duren, que hablen, que tengan alma. Así, el pasado se convierte en una fuente inagotable de inspiración para construir el presente. Y la moda, más que nunca, se vuelve una forma de contar quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser.
Fotos: Pinterest
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