Más parroquias con “cementerio de cenizas”

En poco tiempo otras dos iglesias de la Ciudad contarán con cinerarios en sus instalaciones y de esta manera ofrecerán a sus fieles un servicio como el que ya se realiza en otras parroquias como Inmaculado Corazón de María en City Bell, Nuestra Señora del Pilar y San Mateo. Los proyectos se llevan adelante en Nuestra Señora de la Anunciación, 514 entre 7 y 8, y en Nuestra Señora de la Luz, 15 y 524 y se gestaron a raíz del aumento de la demanda de los fieles para depositar las cenizas de sus difuntos en cinerarios parroquiales de la Ciudad.

Como se sabe, para los católicos el cinerario es un lugar de oración y de consuelo donde se dejan las cenizas de familiares o allegados fallecidos cuyos restos fueron cremados.

Con el paso del tiempo, a estos espacios se los ha denominado “cementerio de cenizas” .

En La Plata, la parroquia Inmaculado Corazón de María de City Bell, 12 entre 5 y Jorge Bell. Fue la primera en tener un espacio de esas características. El propósito “fue ayudar a los fieles a vivir y a iluminar desde la fe cada momento de su existencia: desde la alegría del nacimiento en Cristo que se celebra con el Bautismo, hasta el momento de la muerte”.

Superada una antigua prohibición de la iglesia de cremar a los difuntos, se tuvo en cuenta la concentración urbana, la exhumación de los cadáveres en los cementerios en razón del breve tiempo de permanencia en la tierra, y ciertas modificaciones culturales en torno al tema de la muerte. En suma, la necesidad de muchas personas que después del primer impacto del duelo tienen el problema de no saber que destino darle a las cenizas de sus familiares. Algunos guardan la pequeña urna en sus casas, otros la entierran en el jardín o arrojan las cenizas al mar. En casos más conflictivos, suele ser ocasión de dolorosas discusiones.

RESPUESTA PASTORAL

El cura párroco de City Bell, Jorge González, asegura que los cinerarios son una respuesta pastoral a una situación que se dio de hecho por el ritmo cultural de las familias.

“El Concilio Vaticano Segundo asumió la cremación como algo que es lícito y se extendió como costumbre familiar, pero luego no se sabía qué hacer con las cenizas o se las tenía en la casa y nunca había un corte, un desprendimiento del que ya no está, por eso las iglesias comenzaron a tener un espacio”, resume el sacerdote.

En esa parroquia, el espacio es un vergel cargado de simbología cristiana, un lugar con plantas de distintos tonos de verdes y caminos que llevan a recorrer un Vía Crucis que culmina con una inmensa cruz que representa la resurrección. También hay flores, una piedra y una lámpara que evocan la del Santo Sepulcro y una placa con las letras alfa y omega, que representan el principio y final de todas las cosas.

Los primeros viernes de cada mes se realiza el rito comunitario del depósito de las cenizas, eso ocurre luego de celebrar la misa por los difuntos.

‘’El espacio fue el primero de este tipo en la diócesis, está en los jardines, lugar de reposo y oración, al final del Vía Crucis, recordándonos el Misterio de la Resurrección”, agrega el religioso.

También existe un cinerario en la parroquia San Mateo, calle 32 Nº 1716 entre 29 y 30, ubicado junto al templo y también se destaca que si bien la Iglesia “sigue aconsejando vivamente se conserve la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos; no prohíbe la cremación”.

Para esa comunidad parroquial instalar un cinerario junto al templo ayuda a retomar la tradición de unir el cementerio con el templo, y propone “otorgar al lugar donde reposan los restos, la sacralidad que le corresponde de acuerdo a nuestra Fe en la vida Eterna y a nuestra esperanza en la resurrección final”.

En la iglesia Nuestra Señora del Pilar, 15 entre 33 y 34 también hay un espacio para depositar las cenizas de los difuntos.

LOS REQUISITOS

De acuerdo al Decreto Nº 84/2006 del Arzobispado de La Plata, el rito de la deposición de las cenizas se debe realizar después de la misa, los primeros viernes de cada mes.

Se debe presentar original y copia autenticada de los certificados de defunción y cremación, las copias se archivan en las parroquias.

Hay que completar un formulario donde se exprese la petición, finalizado el trámite de admisión, se entrega una bolsita de tela y otra de plástico para que el solicitante coloque las cenizas.

Se aclara que no se permitirán ningún tipo de placas recordatorias. No es algo por lo que se deba pagar y algunas parroquias aceptan colaboraciones a voluntad, informaron las fuentes consultadas