José Luis, con la mira puesta en los barcos

Para José Luis Rodríguez estudiar es más un placer que una obligación y ese gusto con el que cumple todos los días “un rato” le valió el reconocimiento. Con 11 años, alumno del turno mañana de 6º grado de la Escuela Nº 2 de Ensenada, consiguió tal promedio en las calificaciones que este año se consagró como abanderado. En su materia favorita, Historia, tiene todos 10; en el resto, apenas un poco menos que esa marca sobresaliente: se ganó la custodia de la insignia patria con un 9,75.

Las dos Guerras Mundiales son los sucesos que mayor avidez por el conocimiento le despiertan. Tanto, que a lo que le exigen las maestras siguiendo con el plan de estudios él le ha sumado detalles más propios del conocimiento de un historiador que el de un alumno que egresa en pocos meses del nivel primario. “Son hechos que gusta conocer -dice- y por eso busco información. En realidad, lo que me inspira son los acontecimientos universales, pero me interesa en especial saber como se produjeron esas dos guerras”.

José Luis es el segundo hijo de Alberto y Alicia Rodríguez, quienes además tienen una hija, María Laura, de 19 años. La pareja es oriunda de Las Palmas, un pueblo cercano a Resistencia, la capital chaqueña. Después de casarse, hace veinte años, el matrimonio se instaló en Ensenada y en esa ciudad vecina construyó el proyecto familiar. El padre es pintor y la madre trabaja cuidando niños. Aunque nació y creció en esta región, al chico se le escapa, en más de una palabra, un dejo de tono de provincias que sus mayores tienen tan marcado.

Algo introvertido, según lo define Alicia, José Luis lee “un montón” y sobre todo tipo de temas. Esa actitud inquieta por la lectura ya la advirtieron en el hogar cuando el nene era muy chico. No bien comenzó a comprender los textos, no paró de pedir libros. Su gran fuente de conocimiento es internet y es por eso que no se despega de la computadora. Igual, como cualquier otro chico de su edad, en esa relación conviven el estudio con Facebook y los juegos virtuales.

En estos días, tres veces por semana se reúne con una maestra particular que lo prepara para su próximo desafío: el examen con el que intentará ingresar el año que viene a la escuela de Astillero Río Santiago. Porque otra de sus pasiones son los barcos y aspira, el día de mañana, a ser uno de los adultos que los construye.

Pero el estudio y las obligaciones no son lo único que moviliza a este alumno ejemplar. En sus momentos libres disfruta del juego; pero en ese caso prefiere los entretenimientos de mesa, con algunos de sus primos. “Me encanta el Monópoli, el Ta Te Ti y el ajedrez”, cuenta. Esta última complicada competencia, tan relacionada con la estrategia, la domina desde los 8 años, y la aprendió solo, leyendo el reglamento.

También bailar para José Luis es un buen pasatiempo y en la bachata encuentra el ritmo a su medida.