Sorprenden hallazgos sobre los pies de los monos

Especial para EL DIA de National Geographic<

Cuando algunos visitantes del Museo de Ciencia de Boston caminaron descalzos sobre una alfombra mecanizada, hubo sensores que detectaron la presión ejercida por la zona media y externa del pie.

Eso denotó la presencia de una articulación mediotarsiana, un rasgo característico de primates no humanos, como gorilas y chimpancés.

“Fue sorprendente”, expresó DeSilva, profesor de antropología de la Universidad de Boston. “Ochenta años de investigación determinaron que los seres humanos no hacen esto”.

O al menos 80 años en el campo de DeSilva.

El mes pasado, cuando publicó su estudio en el American Journal of Physical Anthropology, dos especialistas en pies aseguraron haber observado una variación similar en los pies de algunos pacientes lo que, según DeSilva, habla de la necesidad de “colaboración con la mayor cantidad posible de disciplinas”.

UN ANTEPASADO COMUN

DeSilva conectó este descubrimiento inesperado- originariamente, investigaba variaciones del arco del pie- con un fósil humano de 2 millones de años llamado Australopithecus sediba. De la investigación de DeSilva se desprende que el Australopithecus se movía como los simios de la actualidad, que tienen pies torcidos y flexibles. Los chimpancés, por ejemplo, trepan altos árboles flexionando tanto los pies como las manos alrededor de las ramas.

PIES RIGIDOS

A la inversa, los pies del hombre moderno tienden a ser rígidos, con ligamentos que mantienen la posición del hueso y facilitan nuestra naturaleza bípeda. (Lo mismo sucede con los pies más antiguos; el Australopithecus sediba es único en el registro fósil).

Los arcos altos y los pies rígidos actúan como palanca permitiéndonos dar pasos.

DeSilva opina que el uso de calzado pudo haber modificado la forma de nuestros pies con el correr del tiempo.

POSIBILIDAD

Pero quizás los pies de algunas persona siguen asemejándose a los de los simios. Según el estudio de DeSilva, aproximadamente 1 de cada 13 personas tiene articulación mediotarsiana.

Empleando la misma alfombra, otro dispositivo para huellas, y una cámara, su colega, simone Gill, terapista ocupacional, observó la articulación mediocarpiana en 32 de 398 participantes adultos.

DeSilva observó que las personas con esta articulación solían tener pies más planos y mayor índice de masa corporal. También tuercen más los pies con un movimiento denominado hiperpronación que implica volcar el tobillo hacia adentro. Eso, explicó DeSilva, permite que el pie relaje sus articulaciones y ligamentos produciendo una articulación mediotarsiana.

EL SIGUIENTE PASO

DeSilva y Gill tomarán imágenes por resonancia magnética de muchos tipos de pies y crearán modelos con impresoras 3-D.

DeSilva comparará los datos con los huesos del Australopithecus sediba.

En tanto, Gill usará los modelos para investigar la relación entre la anatomía del pie y los tipos de cuerpo.

Desde ya, de alguna manera todos tenemos pies de chimpancé.

Todos los primates tienen- y siempre tuvieron- 26 huesos en cada pie. Sólo que las estructuras de esos pies parecen un poco diferentes. Lo que implica que todos bajamos del mismo árbol.