Una extraña aureola rodeó al sol y sorprendió a los platenses

LA EXTRAÑA AUREOLA ALREDEDOR DE SOL ERA UN “HALO”, FENÓMENO ÓPTICO CAUSADO POR PARTÍCULAS DE HIELO EN SUSPENSIÓN EN LA TROPOSFERA, QUE REFRACTAN LA LUZ HACIENDO UN ESPECTRO DE COLORES

Al filo del mediodía de ayer, un curioso fenómeno óptico sorprendió a los platenses. Alzando la vista, se pudo divisar cercano al cenit al sol rodeado por una suerte de anillo irisado, como un inmenso plato volador de borde multicolor.

El efecto visual, que los expertos caracterizaron como “halo”, se observó tanto en el centro como en diferentes barrios, y provocó inmediata curiosidad. Con núcleo brillante, enceguecedor, y superficie apenas opaca contra el celeste blanquecino del resto del cielo, fue filmado y fotografiado a destajo antes de disiparse de manera tan repentina y veloz como se había generado.

Este “arco iris circular” que coronó a un sol a punto de ingresar en el último tercio del verano, no se formó de la misma manera que uno convencional: la descomposición de la luz blanca de los rayos solares en los colores que la componen no fue provocada por gotas de agua en suspensión, como ocurre habitualmente tras las lluvias, sino por cristales de hielo.

“Los halos solares surgen a partir de la difracción de los haces de luz del sol al pasar por diminutos cristales de hielo” precisó Andrés Cesanelli, prosecretario de Extensión de la facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas (UNLP).

“Si bien es un fenómeno relativamente habitual, lo cierto es que no se ve todos los días y es bueno aprovechar este tipo de momentos para disfrutarlo” subrayó el profesional, quien puso en relieve una diferencia con los demás arco iris”.

“En los que solemos ver después de las lluvias, las que actúan como prismas son gotas en suspensión en estado líquido” aclaró: “en este caso, se trata de cristales de hielo que permanecen a mucha altura, como parte de nubes del tipo cirrus o cirroestratos”.

Estas formaciones aparecen usualmente en altitudes comprendidas entre los 8 y los 12 kilómetros, a unos 60 grados bajo cero; tienen una característica apariencia de plumas, hebras o comas; cuando sus contornos se mezcla, se denominan cirroestratos. Sus cristales de hielo se evaporan antes de alcanzar el suelo.

SOLO CON NUBES

En este sentido, Cesanelli señaló que “para que se formen los halos tiene que haber una nubosidad mínima, aunque no sea evidentemente perceptible para el ojo humano; no se dan en cielos totalmente diáfanos”.

“En ocasiones se forman en torno a la Luna, y se ven con diferentes cantidad de círculos concéntricos luminosos, además del multicolor que es el mas llamativo” completó el astrónomo: “normalmente, es en horas del mediodía cuando su presencia llama la atención de la gente”.