Se convencieron de que la mejor opción es pagar

Por Raúl Vives

L os tiempos de rebeldía han terminado, al menos en lo que se refiere a la deuda reclamada por los fondos buitre en las cortes neoyorquinas.

Con un año y medio de gestión por delante, Cristina Kirchner parece haber aceptado que la Argentina perdió el juicio y que la salida “menos mala” es pagar.

La dificultad para aceptar esta realidad es política y económica.

En lo primero porque se contradice con el relato oficial y la difundida política de desendeudamiento que prometió no volver a tomar deuda en los mercados internacionales y no destinar un solo dólar a pagar a los buitres.

CONSECUENCIAS En las urnas

Es claro que esas políticas de defensa de los intereses nacionales declamada desde el gobierno están soportando un fracaso y que tendrá consecuencias electorales.

Por un lado, debido a que se hace lo contrario, y por otro porque es también evidente que ha habido gruesos errores en la estrategia judicial y política en el litigio con los holdouts que no ingresaron en los canjes del 2006 y 2010.

En cuanto a las dificultades económicas, las consecuencias de este fallo pueden ser mucho más onerosas que los actuales 1.300 millones que obliga el juez Griesa pagar a la Argentina.

Mirando hacia delante, la administración de Cristina Kirchner dejaría un legado de nueva deuda a los próximos gobiernos que según el desarrollo de la negociación hoy en curso en Nueva York, podría oscilar entre 15.000 a 20.000 millones de dólares.

El nivel de reservas del Banco Central no permite hoy avanzar con ninguna propuesta de pago en efectivo muy significativa.

De allí que las opciones se inclinan a que la Argentina realizará una propuesta similar a la que acordó con Repsol por la expropiación de YPF, emitiendo nueva deuda, que incluyó una garantía sobre el valor de mercado de esos títulos.

Pero además, es claro que el poder de negociación del Gobierno está hoy muy desdibujado tras los sucesivos fallos de los tribunales estadounidenses y que las declaraciones de apoyo políticas de distintos gobiernos o entidades a la Argentina no han tenido ningún efecto en el proceso.

RECESION

La economía argentina está hoy en recesión, cayendo a un ritmo anual del orden de 1,5%, y si hubiera un desenlace negativo, cayendo otra vez en default, la tendencia negativa se haría más profunda, con impacto sobre el empleo, la producción y la recaudación impositiva.

La opción del default técnico, que en algún momento se evaluó en la mesa chica con la presidenta Cristina Kirchner quedó, por ahora, descartada.

El mercado y el establishment político y económico creen que la Presidenta está forzada a seguir por la vía moderada, que sus amenazas son fuegos de artificio para crear la ilusión en sus seguidores de que aún lleva adelante una batalla épica contra el poder financiero, pero que finalmente llegará a un acuerdo y eludirá el default de la deuda.

De allí que la debacle en los precios de los bonos y las acciones argentina fue apenas significativa.

“La última decisión del juez Griesa no deja más margen para dilatar las negociaciones”

Cada noticia sobre el juicio en los EE UU fue interpretado en el mercado en esa dirección, incluso cuando las novedades fueron adversas.

La última decisión de Griesa no deja más margen para dilatar las negociaciones.

Obligó al Bank of New York Mellon a devolver al Banco Central los fondos girados para pagar el vencimiento del 30 de junio e iniciar las conversaciones para acordar una forma de pago.

El Gobierno tiene 30 días corridos a partir de hoy para alcanzar un acuerdo sin caer en default.

Es el plazo legal que rige a partir de la fecha de vencimiento del pago para iniciar las acciones de no pago.

¿Cuánto tiempo necesitará Axel Kicillof para cerrar una forma de pago?

Los pronósticos en el mercado siguen siendo optimistas. La mayoría se inclina por una propuesta muy similar a la empleada con Repsol.

Incluso algún economista se permitió adelantar por los medios que esa propuesta ya estaba decidida.