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Política y Economía |LA PRIMERA DENUNCIA, HACE SEIS AÑOS

Contra todos, pero con nadie

Contra todos, pero con nadie
8 de Diciembre de 2017 | 03:51
Edición impresa

El que sigue es el texto que José “Pepe” Eliaschev escribió en EL DIA, el 25 de septiembre de 2011, sobre el acuerdo con Irán

 

Por PEPE ELIASCHEV

Deprimía verlo al delegado argentino ante las Naciones Unidas, Jorge Argüello, escuchando media hora de insultos, disparates y abusos. No tenía derecho a asombrarse: se sabe que cuando el déspota iraní Majmud Ajmadineyad habla en público, su especialidad son los agravios y las injurias más hirientes. ¿Por qué la presidenta Cristina Kirchner ordenó este año cambiar el ritual que se seguía hasta ahora y le ordenó a Argüello que diera la cara mientras Ajmadineyad reiteraba en la Asamblea General de las Naciones Unidas sus ya proverbiales denuncias de que el Holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial es una mentira o exageración del “sionismo” y que los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron una confabulación de la CIA e Israel?.

La Casa Rosada ordenó taxativamente bajar el nivel de la disputa con Irán porque la Presidenta se ilusiona con que el “diálogo” supuestamente ofrecido por el régimen de Teherán puede ser bueno para la Argentina. Así, acompañada nada menos que por ocho emisarios de medios judíos argentinos (cuatro institucionales por DAIA y AMIA, más cuatro adscriptos al ala hiper kirchnerista de la colectividad que reportan al Gobierno), la Presidenta fue a Nueva York y retomó el tono esperanzado con aquel régimen. Argüello prestó la complacencia argentina a Ajmadineyad el jueves, y horas después la Argentina ratificaba su alineamiento con el pedido palestino a las Naciones Unidas de proclamación unilateral de su condición de estado soberano.

Hay quienes piensan que Cristina Kirchner ha sido realista y pragmática con un régimen con el que la Argentina se mantiene en conflicto desde 1994, tras el letal atentado contra la AMIA que dejó 85 muertos y que, tal como nuestro país siempre ha sostenido, tuvo una decisiva y trágica participación iraní en su autoría intelectual, diseño y ejecución. Pero la Casa Rosada ha obrado a partir de una conjetura carente de fundamento, porque el mítico ofrecimiento iraní de “diálogo” jamás ha sido tal cosa.

ANTECEDENTES

Quien firma esta columna en EL DIA, había revelado el 26 de marzo de 2011 en otro medio la existencia de una reunión entre el canciller argentino Héctor Timerman con su contraparte de Siria, Walid al-Mohalem, y con el propio presidente Bashar al-Assad el 23 y 24 de enero últimos en la ciudad siria de Alepo. Mis palabras textuales fueron: “Sugestivamente, Timerman se apartó de la delegación argentina que encabezó Cristina Kirchner en Kuwait, Qatar y Turquía, para conversar con el dictador sirio en una ciudad convenientemente ubicada a 400 kilómetros de la capital, Damasco. El cable de la agencia oficial de noticias siria dijo en ese momento que Timerman y Al-Assad abordaron el proceso de paz en Medio Oriente “paralizado a causa de las políticas israelíes y el fracaso que ha demostrado la administración estadounidense en presionar a Israel para que cumpla con la legalidad internacional”. La verdadera naturaleza de este encuentro no fue revelada por Timerman a la comunidad judía argentina. En aquel artículo, este columnista afirmaba además que “Siria incluso les advirtió a los argentinos que el canciller iraní estaría en ese país en ese mismo momento, algo que la cancillería argentina no objetó. Funcionarios argentinos e iraníes poco conocidos han estado conversando de manera discreta en septiembre de 2010 y febrero de 2011”.

Hace hoy seis meses, yo había puntualizado que “luego de la sorprendente sentencia exculpatoria de la conexión local (en el atentado contra la AMIA) emitida por el Tribunal Oral Federal nº 3, el entonces canciller Rafael Bielsa habría admitido en privado la existencia de una política de acercamiento de la Casa Rosada con Irán. E, inclusive, habría dado a entender que había un intermediario trabajando secretamente para lograr el reconocimiento argentino al estado palestino, lo que finalmente anunció el actual canciller Timerman”. Eso fue lo que hizo ahora el Gobierno, para lo cual se llevó a la ONU a cuatro parientes de víctimas de 1994, que apoyaron el “diálogo” con Irán y el reconocimiento de los palestinos. Cerca de la dirigencia legítima de la colectividad se afirma que Cristina Kirchner trabaja por un lado con la DAIA y con la AMIA, pero -por el otro- se pertrechó con propia tropa, una especie de DAIA/AMIA paralelas, que desde luego siguen la línea del Gobierno. Se ratifica así la existencia de una visible distancia entre la actitud del Gobierno en su proclamada amistad con Israel y la comunidad judía argentina, y las evidentes demostraciones de proximidad con los regímenes de Irán y Siria.

DEFRAUDACIÓN

¿Para que la Argentina retrocedió y se puso a tiro del régimen de Irán? ¿Qué ofrecimiento tan sustancial puede haberle hecho a Cristina Kirchner un régimen al que nuestro país imputa formalmente la responsabilidad en un atentado de trágicas consecuencias, el mayor acto de guerra padecido por la Argentina en su historia, y por el que se ha pedido la captura internacional de varios de sus funcionarios?

En realidad, Irán no propuso un “diálogo” con la Argentina, sino una imposición unilateral, con condiciones tan enormes que se tornan inviables. El 17 de julio el régimen iraní declaró estar dispuesto a “ayudar” a la Argentina para revelar la verdad sobre el ataque de 1994 a la AMIA. Dijo que son ellos “una de las principales víctimas del terrorismo y condenan todo acto terrorista” y de inmediato manifestó “su simpatía” por las familias de los 85 asesinados en ese ataque, “lamentando” que, a 17 años de que esa “atrocidad” fuera cometida, la verdad sobre la catástrofe no se conozca y que “las identidades de los verdaderos responsables y perpetradores siga siendo ignorada”.

La declaración iraní que entusiasmó a Cristina Kirchner dice que “el ministerio de Relaciones Exteriores (de Irán) denuncia también el hecho de que la búsqueda de la verdad sobre la acción criminal se haya convertido en objeto de conjuras y juegos políticos, y que funcionarios argentinos de aquella época, cuyas acciones ilegales han sido reveladas y han sido declarados culpables por la Justicia en tal sentido, hayan engañado a los investigadores judiciales, preparando el escenario para la fuga de las manos de la Justicia de los verdaderos responsables de la atrocidad, acusando a varios súbditos de la República Islámica de Irán”. Como si esto fuera poco, a renglón seguido los iraníes insertaron un párrafo aún más exasperante y odioso: “La Cancillería de Irán expresa también su malestar por la continuación de estos hechos por quienes han venido actuando en el Poder Judicial argentino desde aquella época”.

Luego de estas advertencias elocuentes, que le quitan toda credibilidad a la supuesta intención de “dialogar” con la Argentina, el régimen iraní declara que “espera poder dar a conocer y proporcionar a la opinión pública un informe para arrojar luz sobre detalles de esta tendencia injusta y anómala (sic)”. Asegura de inmediato que, “de acuerdo con las leyes de la República Islámica de Irán y el derecho internacional, el ministerio de Relaciones Exteriores está obligado a impedir que los derechos de los súbditos iraníes sean violados y a defenderlos contra acciones injustas y extremistas (sic) que infringen sus derechos fundamentales”.

Los iraníes disparan luego una juguetona propuesta: están listos para “cooperar y abrir negociaciones constructivas con el gobierno argentino para ayudar a revelar las realidades, basados en el respeto mutuo y en el marco de la ley, para ayudar a impedir la continuación del errado camino (sic) de la investigación judicial del caso, y ayudar a administrar justicia de una manera que satisfaga a todos (sic)”. Todo esto se puede leer en el “Tehran Times”, que se describe como “el principal diario internacional de Irán”, el 18 de julio de 2011. ¿Qué diálogo, entonces? ¿Qué ofrecimiento? Ajmadineyad ni siquiera lo mencionó en su andanada de esta semana en la ONU. ¿Cómo hizo la Argentina para incomodar a todos y no satisfacer a nadie?

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