Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar

"Ser ciego no es interesante ni patético"

24 de Agosto de 1999 | 00:00

POR Alejandro Castañeda


Lo escuché en dos conferencias. A principios de los 70, en el Círculo de Periodistas, cuando habló sobre Evaristo Carriego. Y en agosto de 1976, en el Salón Dorado de la Municipalidad, cuando habló de Almafuerte. A comienzos de los 70, en la efervescencia del compromiso y la militancia de esa época, escuchar a Borges era como una pequeña extravagancia, casi una aventura transgresora cargada de evasión y elitismo. Y sobre todo hablar de poesía y del ayer. En agosto del 76, en cambio, cuando concurrió a la Municipalidad, Borges ya empezaba a ser ese mito viviente al que se le perdonaba casi todo. Y por eso, recuerdo, el Salón Dorado estaba repleto desde una hora antes de empezar a charlar y su aparición fue recibida con un prolongado aplauso, que el devolvió, sorprendido y titubeante, con esa sonrisa casi avergonzada que tenía algo de tristeza y algo de agradecimiento.
De los dos escritores sobre los que habló en La Plata -Carriego y Almafuerte- Borges había hablado alguna vez con dureza. En el libro sobre Carriego, había dejado testimonio que no le importaba mucho ese poeta del arrabal, hecho de tristezas y de un costumbrismo afligido y ramplón, al que lo juzgaba más cerca del mal tango que de la buena literatura. De Almafuerte había dicho que su "ideario era vulgar y que, como a todo poeta instintivo, se le deben los peores poemas de la lengua y, algunas veces, también los mejores". Pero esa altura, a Borges se lo iba a ver, no tanto por su lealtad a un par de conceptos, no tanto para pedirle explicaciones sobre el furioso autor de Los Siet Sonetos Medicinales, sino por la esperanza de saborear algunas de sus genialidades, porque siempre decía algo nuevo y distinto sobre el mundo y, más que nada, porque empezaba a ser una presencia que estaba más allá de todo, incluso de sus geniales libros, en un Olimpo privado que lo protegía de la actualidad y la pegajosa idolatría.
En su paso por La Plata, Borges destacó de Almafuerte y Carriego lo mejor y prefirió casi silenciar lo otro. ¿Contradicciones? No sólo las tenía, sino que hasta disfrutaba con exaltarlas. Fue Borges el que dijo, hablando del criollismo, "para qué atarse a un sola tradición pudiendo aspirar a todas". Fue Borges el que proclamó en un diálogo radial que se sentía "un anarquista inofensivo que aspira a un mínimo de gobierno y un máximo de individuo". Y fue él, en esas décadas del 70 y el 80, el que dejaba caer cada tanto alguna declaración que parecían contradecirlo, pero que valían más por su originalidad, su ingenio y su formidable agudeza, a miles de kilómetros de distancia de lo políticamente correcto, mezclando lo desafiante con lo inteligente.
Después de hablar en el Círculo de Periodistas, lo saludé pero no pude entrevistarlo. Pero en 1976, en el Salón Dorado, logré una entrevista gracias a su excelente buena disposición. La conferencia había concluido y lo estaban agasajando con una cóctel. Me acerqué, le dije que quería entrevistarlo, aceptó inmediatamente y me llevó a una salita aparte para evitar el ruido. Me preguntó amablemente cuánto iba a durar la charla y antes que respondiera me dijo, "por favor, pregúnteme mucho porque estoy muy cansado". Zapatos abotinados negros, una camisa blanca, un traje negro y una corbata oscura. Lo ayudo, se sienta, levanta la vista y dulcemente pregunta: ¿cuándo empezamos?.

Le propuse hablar de un solo tema:la ceguera. Aceptó sin ningún gesto. De aquella tarde inolvidable, hoy, con la nota en la mano, rescato un par de respuestas. Cuando le pregunté, por qué, mientras Ernesto Sábato demuestra en una de sus novelas una preocupación obsesiva por el mundo de los ciegos, en su obra este tema aparece tan espaciadamente.
BORGES: Bueno, como soy ciego no me parece especialmente interesante. Además, ser ciego no es tan terrible como supone Sábato, aunque no sé lo que supone porque yo no lo he leído. Ser ciego, cuando es una experiencia brusca, es terrible. Un hombre que de golpe se queda ciego puede pensar en el suicidio. Pero una persona que empezó a perder la vista desde el mismo momento que empezó a ver, no puede sentir eso como una desdicha, de igual modo que no siente la vejez como una desdicha, o el atardecer como una desdicha... es parte de una rutina. Yo he visto a mi padre morir ciego, a mi abuela también, mi bisabuelo murió ciego, de manera que eso es parte de mi destino, y no me parece especialmente interesante ni patético".
-Si tuviera la posibilidad de recuperar la visión por un instante, ¿qué le gustaría ver?
-Me gustaría ver las caras de algunas personas.
-No, la mía no. Mejor no verla, ¿no?
-Hemos heredado de Sábato sus insonsables y amenazantes ciegos de Sobre Héroes y tumbas. Y a uno le cuesta imaginar ese mundo.

-Es mejor que no se imagine ese mundo. No conozco esa obra de Sábato pero le diré que no es un mundo activamente doloroso. Es un mundo un poco melancólico, pero de algún modo tolerable.
No estaba la Kodama, pero llegó uno de sus asistentes y obligó a terminar la charla. Me pidió disculpas por la interrupción y se fue caminando, rumbo al cóctel, siempre distante y lejano, como si esa ceguera que lo dejó sin poder mirar al mismo tiempo lo enseñó a ver el fondo de las cosas.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial
+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Full Promocional mensual

$670/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6280

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme

Básico Promocional mensual

$515/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $4065

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme
Ver todos los planes Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional mensual
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$515.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $4065.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla