Perfil de las jefas de familia de la Región

Los datos son elocuentes: mientras que en 1990 el número de hogares que eran mantenidos por mujeres en el Gran La Plata llegaba a 44.019, una de las últimas mediciones del Indec sostiene que, al menos hasta setiembre del año pasado, esa cifra trepó a 75.942. Concretamente, se indica que en la última década el porcentaje de jefas de familia en el total de mujeres platenses saltó del 13,9 al 19,3 por ciento.

Además de los factores económicos, los especialistas hablan de nuevas pautas culturales a la hora de describir y explicar el renovado paisaje familiar. Ejemplos: los nuevos modelos de familia, la no formalización de relaciones y el aumento de separaciones y divorcios en los últimos años, tal como señalan en el Centro de Estudios Bonaerenses (CEB), organismo que elaboró un estudio referido a las mujeres que son sostén de hogar en nuestra región en base a los datos obtenidos del Indec.

De ese estudio se desprende que el mayor incremento de mujeres jefas de hogar se dio entre las que tienen entre 25 y 45 años, las franjas etéreas en las que, según los especialistas, más influyen los factores mencionados.

Así, mientras entre las mujeres de menos de 24 años la proporción de jefas de hogar en relación al número total de mujeres disminuyó del 13,3 al 10,6 por ciento entre octubre de 2002 y mayo del año pasado -como también se redujo esa proporción en mujeres de entre 56 y 65 años (del 32,9 al 27,6 por ciento)-, otras franjas etéreas mostraron un comportamiento opuesto. Entre las mujeres comprendidas en la franja que va de los 25 a los 34 años el porcentaje creció del 15,2 al 20 por ciento y en la franja que va de los 35 a los 45, del 10,6 al 13,5 por ciento.

Otro factor que explica el fenómeno es la mayor proporción de mujeres respecto a la de hombres que existe en nuestro país, como así también la mayor sobrevida de las mujeres, cuya esperanza de vida ronda actualmente los 77 años, mientras la de los hombres promedia los 70.

Los especialistas destacan que el costado más preocupante del fenómeno se asocia a los sectores más desprotegidos, en los que pobreza y sostén femenino se ven a menudo asociados. Es que la mujer suele insertarse en el mercado laboral en tareas menos calificadas, peor pagas y a menudo sin cobertura social.

Según se indica desde el CEB, esta situación a nivel local "ha ido mejorando en los últimos años, aunque la brecha entre ingresos masculinos y femeninos en la región sigue siendo de entre el 20 y el 30 por ciento a favor del hombre".

A nivel nacional, los últimos datos demuestran que la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres en el país sigue aumentando: mientras en mayo de 2002 esa distancia era del 26,5 por ciento, en la actualidad se estima que la mujer gana en promedio un 34,2 por ciento menos que los hombres.

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