Inadmisible impotencia ante una llamativa ola de salideras bancarias

Los asaltos conocidos como "salideras bancarias", que tienen como víctimas a personas que acaban de extraer dinero de un banco, han recrudecido en La Plata de una manera alarmante en los últimos días y con particularidades verdaderamente llamativas. Por lo tanto, cabe exigir una inmediata reacción para investigar los hechos denunciados y evitar que se produzcan otros.

Este diario viene llamando la atención sobre el problema. Pero ni la Policía ni la Justicia parecerían haber reconocido la magnitud y la gravedad de lo ocurrido en las últimas semanas. Seis casos fueron expuestos en las páginas del diario en lo que va de este mes. Y cinco -concretados con una metodología casi idéntica- ocurrieron después de que las víctimas salieran de la misma sucursal bancaria. ¿No es llamativo? ¿No revela con claridad y contundencia el accionar de una banda delictiva localizada en ese lugar? El diario empezó a advertir sobre esa curiosa situación cuando se produjo el tercer caso. Sin embargo ocurrieron otros dos, lo que obligó a titular "Inadmisible", cuando ya se computaba el quinto episodio a la salida del mismo banco.

Hasta donde se sabe, no se tomó ninguna medida concreta para frenar esa seguidilla de asaltos. ¿Cuándo ya habían ocurrido tres hechos iguales, ¿no debería haberse dispuesto una tarea de inteligencia? ¿No era suficiente para iniciar una investigación policial exhaustiva y profesional? ¿Cómo puede ser que clientes que salen de un mismo banco con sumas considerables de dinero (en la mayoría de los casos habían obtenido el desembolso de un crédito) sean perseguidos por delincuentes durante varios días con toda impunidad? ¿Cuántos caso más tendrán que ocurrir para que se adopten medidas concretas?

El viernes se produjo otro caso. Las víctimas salían de otra sucursal del mismo banco.

Es cierto que en todos los episodios los asaltos se produjeron a varias cuadras de la entidad bancaria, cuando las víctimas llegaban a sus casas o sus comercios. Tan cierto como que los delincuentes los siguieron con la certeza de que habían extraído una suma importante de dinero de la entidad financiera.

La Ciudad sufre desde hace mucho tiempo una situación de extrema inseguridad. Y la realidad se ocupa de demostrar que, lejos de revertirse, ese cuadro se agrava, y profundiza en la comunidad un clima de generalizado temor.

Lo grave es que las bandas delictivas llegan al extremo de burlarse de la Policía y de la Justicia. Es lo que se ve, por ejemplo, en la situación a la que aquí se hace referencia: cinco salideras bancarias en diez días, todas contra clientes que salían con dinero de la misma sucursal bancaria, no son otra cosa que un alarde de impunidad por parte de delincuentes que, evidentemente, no han actuado de manera improvisada.

Cabe esperar que no deba lamentarse un nuevo caso antes de que se adopten especiales recaudos. No se puede admitir la impotencia frente a una audacia delictiva que provoca estupor.

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