El fracaso de un modelo

Nacido mucho antes del 2000, cuando el Comité Ejecutivo de la AFA le dio forma, el gerenciamiento de los clubes de fútbol en la Argentina parece -a la luz de la experiencia y los ejemplos concretos- un modelo que en general ha fracasado con estrépito. Clubes grandes y chicos han experimentado en la mayoría de los casos con resultados frustrantes, como Ferro, Quilmes, Deportivo Mandiyú y Belgrano de Córdoba. En tanto, el proceso en Racing sigue en pie, pero en los últimos tiempos sacudido por el malestar de socios e hinchas (ver aparte).

En el 2000 el Comité Ejecutivo de la AFA le dio forma al ingreso de las empresas privadas para manejar clubes de fútbol. Con 16 votos a favor contra 3 en contra (Vélez, Independiente y Argentinos) y cuatro abstenciones (Lanús, Belgrano, Unión y el representante de Primera C) se dispuso la posibilidad de una nueva modalidad de administración que sería optativa y debería decidirla cada institución. El argumento de la AFA, propulsora del gerenciamiento, fue que se ofrecía soluciones a los clubes que atravesaran crisis económicas. Pero...

El caso del Deportivo Mandiyú fue emblemático de la década menemista de los noventa en la Argentina. El club correntino estaba en primera división y cedió su fútbol a una empresa que tenía al entonces diputado Roberto Cruz como la cara visible. Pero la entidad correntina terminó al borde de la desaparición por el mal manejo económico, además de que descendió y terminó volviendo a su liga de origen. Hoy el Deportivo Mandiyú se reencarnó en Textil Mandiyú y compite en el torneo Argentino B, muy lejos del fútbol grande al que llegó a fines de la década del ochenta, antes de la experiencia gerenciadora.

Racing se decidió por el gerenciamiento a fines de 2000 y apostó por Blanquiceleste S.A. Esta sociedad, liderada por Fernando Marín primero y ahora por Fernando De Tomasso, se hizo cargo de todo el fútbol del club por el lapso de 10 años, con la obligación de cancelar el pasivo de 65.000.000 de pesos en el 2008. Como contrapartida se quedó con todos los ingresos que genera el fútbol.

Si bien es cierto que con Blanquiceleste Racing volvió a salir campeón luego de 35 años (Apertura 2001), muchos manejos enfurecieron especialmente en los últimos tiempos a los hinchas. ¿Cuáles? La presión sobre el técnico Gustavo Costas para que pusiera como titulares a jugadores acercados por grupos inversores; la venta de Maximiliano Moralez cuando estaba en marcha el campeonato; también la venta del arquerito Sebastián Romero con un partido en primera, cuando se trata de uno de los jugadores de mayor proyección del fútbol argentino.

Belgrano fue otro caso reciente de experiencia gerenciadora. De la mano de Armando Pérez la empresa Córdoba Celeste S.A. desembarcó en el club Pirata. Ni bien ascendió a primera, el gerenciador tuvo un cortocircuito con el técnico Carlos Ramacciotti, que renunció. Y el equipo no pudo mantenerse en la máxima categoría y otra vez está en la B Nacional, pese a la potencialidad que tiene por su gran arrastre popular.

Quilmes le abrió sus puertas al Grupo Exxel en el 2000. Le cedió todo el club y la empresa saneó el pasivo pero se quedó con porcentajes de pases (variables) de jugadores desde primera a novena división. El contrato era por diez años, pero duró apenas dos. Es que luego de fracasar en el intento de llegar a primera, donde para el Exxel hubiera sido redituable el negocio porque los jugadores se valorizarían, la empresa se fue de Quilmes dejando un "hueco" tremendo porque era dueña de porcentajes de pases de jugadores. Pese a todo, Quilmes logró volver a primera y llegar a la Libertadores sin gerenciador alguno, más allá de que este año se produjo otra vez el descenso a la B Nacional.

Ferro fue gerenciado en marzo de 2003 y unos 600 jugadores, entre infantiles, juveniles y profesionales, pasaron del club a Gerenciar S.A. (encabezada por Gustavo Mascardi) por una módica cifra. Pero en junio de 2005 una Cámara Comercial porteña confirmó la "nulidad" del contrato. La denuncia fue presentada por el ex secretario del club y titular del Comité de Honor, Luis Russo, quien objetó el plazo de vigencia del contrato (nada menos que 27 años), la falta de pago de las obligaciones a su cargo, la disposición inmediata de varios futbolistas y la falta de contraprestación para el club. Hoy Ferro lucha en la B Nacional (llegó a descender a la B Metropolitana) para volver a primera y recuperar el esplendor perdido.