Boca se acordó de la Copa cuando era demasiado tarde
Perdió de local con el Inter y ya debe pensar sólo en el Apertura
| 7 de Noviembre de 2008 | 01:00

Para Boca, en este semestre, la prioridad siempre fue el torneo Apertura. Y entonces, se acordó tarde de apostar sus fichas a la Copa Sudamericana. Ayer, con un equipo mixto (arrancó con suplentes y en el complemento le agregó algunos referentes), no pudo ante el oficio de Inter y de esa manera, dejó en manos de los brasileños la clasificación a las semifinales. Y hay que resaltar que Boca no perdía en su casa de su torneo internacionales desde la Sudamericana 2003, cuando cayó a manos de Nacional de Medellín.
A Boca le costó entrar en ritmo, porque no fue fluido el circuito futbolístico de sus mediocampistas y eso le restó claridad para alimentar a sus delanteros. Encima, la actitud del comienzo de Inter fue inteligente, pues priorizó defenderse con la pelota, llevándola de un lateral al otro, lo que por momentos puso nerviosos a los jugadores locales, y dejó el juego parejo y sin situaciones de peligro.
Y como no tenía claridad conceptual en el armado de las jugadas de ataque, Boca recurrió, rápidamente, a los pelotazos para Figueroa, con la posibilidad de lograr un atajo hacia el arco defendido por Lauro. Eso, le quitó prolijidad a los movimientos del local y le permitió al elenco brasileño manejar los tiempos, dividiendo la posesión de pelota, porque D'Alessandro, Guiñazú y Alex hacían una tarea inteligente, con pases cortos y facilitando el adelantamiento de la última línea del Inter.
Las primeras aproximaciones de Boca sobre el arco de Lauro, llegaron cargadas de desprolijidad. Hubo remate de Gracián, desde afuera del área, tras tomar un rebote en una jugada de pelota parada, y el arquero de Inter sólo se tiró para la foto, porque el balón se fue dos metros afuera. Luego, Gaitán desbordó por izquierda y cuando todos esperaban el centro, el juvenil probó al arco, y su disparo se fue por arriba del travesaño. Y una asociación entre Gaitán y Figueroa, le dejó un balón a Gracián dentro del área, pero Indio llegó a tiempo para despejar al tiro de esquina.
Entonces, esa primera media hora de juego fue desperdiciada por Boca, que jugó mal y casi no puso en peligro el cero del arco de Inter. Pero una acción, modificó el panorama. Porque un gol perdido por Figueroa (solito, de cabeza), tras un gran desborde de Pablo Mouche por la derecha. Esa jugada tuvo un efecto positivo para el local, porque reanimó el entusiasmo ofensivo, y gracias a ello, Boca generó varias situaciones de peligro en el final del primer tiempo. Porque hubo un cabezazo de Muñoz, un tiro de Alvaro González y dos apariciones de Mouche.
Con la obligación que nacía del resultado del partido de ida (estaba dos goles abajo), Boca salió a jugársela en el segundo tiempo. Y Carlos Ischia exhibió sus intenciones desde el primer cambio, pues Lucas Viatri reemplazó a Cardozo, que había hecho muy poco en el capítulo inicial. Era a todo o nada. Y fue nada. Porque a los dos minutos, llegó el baldazo de agua fría, en un contraataque de los brasileños. Es que Magrao la abrió a la derecha para Nilmar y fue a buscar el centro al corazón del área, donde le ganó a los dos centrales de Boca, y con un toque de zurda puso el uno a cero.
Esa conquista de Magrao debilitó las expectativas de Boca, que tenía para adelante la necesidad de hacer cuatro goles, para soñar con su continuidad en la Copa Sudamericana. Y con más actitud que claridad, salió a tratar de lograr el milagro. Un penal inventado por Oscar Ruiz (resuelto por Riquelme), le dio la chance del empate. Hubo un par de aproximaciones de Calvo y Figueroa, pero de contraataque, Alex (tras pase de D'Alessandro) puso el segundo y selló la clasificación para los brasileños. Ahora, Boca, debe volver a concentrar sus energías en el campeonato local.
A Boca le costó entrar en ritmo, porque no fue fluido el circuito futbolístico de sus mediocampistas y eso le restó claridad para alimentar a sus delanteros. Encima, la actitud del comienzo de Inter fue inteligente, pues priorizó defenderse con la pelota, llevándola de un lateral al otro, lo que por momentos puso nerviosos a los jugadores locales, y dejó el juego parejo y sin situaciones de peligro.
Y como no tenía claridad conceptual en el armado de las jugadas de ataque, Boca recurrió, rápidamente, a los pelotazos para Figueroa, con la posibilidad de lograr un atajo hacia el arco defendido por Lauro. Eso, le quitó prolijidad a los movimientos del local y le permitió al elenco brasileño manejar los tiempos, dividiendo la posesión de pelota, porque D'Alessandro, Guiñazú y Alex hacían una tarea inteligente, con pases cortos y facilitando el adelantamiento de la última línea del Inter.
Las primeras aproximaciones de Boca sobre el arco de Lauro, llegaron cargadas de desprolijidad. Hubo remate de Gracián, desde afuera del área, tras tomar un rebote en una jugada de pelota parada, y el arquero de Inter sólo se tiró para la foto, porque el balón se fue dos metros afuera. Luego, Gaitán desbordó por izquierda y cuando todos esperaban el centro, el juvenil probó al arco, y su disparo se fue por arriba del travesaño. Y una asociación entre Gaitán y Figueroa, le dejó un balón a Gracián dentro del área, pero Indio llegó a tiempo para despejar al tiro de esquina.
Entonces, esa primera media hora de juego fue desperdiciada por Boca, que jugó mal y casi no puso en peligro el cero del arco de Inter. Pero una acción, modificó el panorama. Porque un gol perdido por Figueroa (solito, de cabeza), tras un gran desborde de Pablo Mouche por la derecha. Esa jugada tuvo un efecto positivo para el local, porque reanimó el entusiasmo ofensivo, y gracias a ello, Boca generó varias situaciones de peligro en el final del primer tiempo. Porque hubo un cabezazo de Muñoz, un tiro de Alvaro González y dos apariciones de Mouche.
Con la obligación que nacía del resultado del partido de ida (estaba dos goles abajo), Boca salió a jugársela en el segundo tiempo. Y Carlos Ischia exhibió sus intenciones desde el primer cambio, pues Lucas Viatri reemplazó a Cardozo, que había hecho muy poco en el capítulo inicial. Era a todo o nada. Y fue nada. Porque a los dos minutos, llegó el baldazo de agua fría, en un contraataque de los brasileños. Es que Magrao la abrió a la derecha para Nilmar y fue a buscar el centro al corazón del área, donde le ganó a los dos centrales de Boca, y con un toque de zurda puso el uno a cero.
Esa conquista de Magrao debilitó las expectativas de Boca, que tenía para adelante la necesidad de hacer cuatro goles, para soñar con su continuidad en la Copa Sudamericana. Y con más actitud que claridad, salió a tratar de lograr el milagro. Un penal inventado por Oscar Ruiz (resuelto por Riquelme), le dio la chance del empate. Hubo un par de aproximaciones de Calvo y Figueroa, pero de contraataque, Alex (tras pase de D'Alessandro) puso el segundo y selló la clasificación para los brasileños. Ahora, Boca, debe volver a concentrar sus energías en el campeonato local.
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