Estreno mundial de una ópera argentina
Por MARIO F. VIVINO
| 27 de Agosto de 2008 | 00:00

Tomando como base la novela de Jean Coteau "El águila de dos cabezas", en lo que parece una referencia a la última versión del imperio Hasburgo, Marcelo Perusso confeccionó un excelente libreto teatral para presentar operísticamente a una reina autoaislada del mundo, que no tiene ningún contacto con sus súbditos como "reacción" a la muerte de su esposo asesinado el día de la boda. El ingreso a sus aposentos de un anarquista perseguido por sus ideas, de asombroso parecido físico con su difunto marido, llevará a la reina a una extraña relación con el mismo, que terminará trágicamente para ambos.
Mario Perusso compuso su cuarta obra para la escena lírica en un estilo de libre juego tonal, sin apelar al dodecafonismo ni al serialismo, dando gran relevancia a la "palabra cantada". Sin coros ni excesivos movimientos escénicos -más allá de los imprescindibles cuadros que se suceden con mínimos trasvasamientos- Marcelo Perusso regisser y escenógrafo, condujo sin inconvenientes a los cantantes que devinieron necesariamente en muy buenos actores. En ese marco, Alejandra Malvino fue una reina expresiva, irónica, indolente y esencialmente dramática, con amplio dominio del rol. Fue la protagonista por excelencia. Muy buena actuación de Marcelo Puente, el joven anarquista fanático ideológicamente que se enamora realmente de la reina, adecuado físicamente al personaje y manteniendo con su accionar la necesaria tensión argumental. El papel de la Archiduquesa fue asumido por Alicia Alduncin, que presentó un adecuado perfil de quien pretende mantener la tradición imperial sobre todos los otros factores. A su vez, Enrique Folger dio una nueva muestra de su polifuncionalidad actoral, en el complejo y enigmático rol de Oskar de Grossenbach. Correctos Leonardo Estévez, como el Jefe de la Policía secreta y Patricia González, confidente de la reina.
La orquesta estable, bajo la experta batuta de Guillermo Scarabino fue uno de los grandes hitos de la velada, con alto grado de concentración frente a una partitura difícil, moderna, y que requiere alto nivel de concertación de los diferentes instrumentos.
"El angel de la muerte" representa un serio e importante aporte a la lírica nacional y en lo que respecta a estrenos mundiales argentinos en este teatro, significa el séptimo título, destacándose que en lo que va del presente siglo tres obras han tenido su estreno en esta sala.
Mario Perusso compuso su cuarta obra para la escena lírica en un estilo de libre juego tonal, sin apelar al dodecafonismo ni al serialismo, dando gran relevancia a la "palabra cantada". Sin coros ni excesivos movimientos escénicos -más allá de los imprescindibles cuadros que se suceden con mínimos trasvasamientos- Marcelo Perusso regisser y escenógrafo, condujo sin inconvenientes a los cantantes que devinieron necesariamente en muy buenos actores. En ese marco, Alejandra Malvino fue una reina expresiva, irónica, indolente y esencialmente dramática, con amplio dominio del rol. Fue la protagonista por excelencia. Muy buena actuación de Marcelo Puente, el joven anarquista fanático ideológicamente que se enamora realmente de la reina, adecuado físicamente al personaje y manteniendo con su accionar la necesaria tensión argumental. El papel de la Archiduquesa fue asumido por Alicia Alduncin, que presentó un adecuado perfil de quien pretende mantener la tradición imperial sobre todos los otros factores. A su vez, Enrique Folger dio una nueva muestra de su polifuncionalidad actoral, en el complejo y enigmático rol de Oskar de Grossenbach. Correctos Leonardo Estévez, como el Jefe de la Policía secreta y Patricia González, confidente de la reina.
La orquesta estable, bajo la experta batuta de Guillermo Scarabino fue uno de los grandes hitos de la velada, con alto grado de concentración frente a una partitura difícil, moderna, y que requiere alto nivel de concertación de los diferentes instrumentos.
"El angel de la muerte" representa un serio e importante aporte a la lírica nacional y en lo que respecta a estrenos mundiales argentinos en este teatro, significa el séptimo título, destacándose que en lo que va del presente siglo tres obras han tenido su estreno en esta sala.
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