Pingüinos en extinción

El 60% de estas aves marinas está en extinción. El empetrolamiento es una de las principales causas de su muerte. Dos biólogos que investigan en Punta Tombo, Chubut, describen el fenómeno

El 60% de las especies de pingüinos del mundo fueron categorizados en estado de vulnerabilidad y en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en su informe del 2008 . La colonia más grande de pingüinos de Magallanes, en Punta Tombo, Chubut, no está exenta de esta problemática mundial. En la década de 80 se estimaba que en Argentina morían más de 40 mil pingüinos por año. Hoy, las muertes han disminuido, pero los números son alarmantes. Muertes todas evitables que indican que los cambios climáticos de los últimos años ya están causando efectos notables. En esta lucha por sobrevivir, no lo hace el más fuerte ni el más apto.

El problema comenzó cuando el carbón fue reemplazado por el petróleo como combustible a comienzos del siglo XX. Fue luego del desarrollo mercantilista mundial que colocó al país en su rol de exportador y el descubrimiento de plantas y yacimientos petrolíferos de gran importancia, los que indicaron un aumento exponencial de la industria petrolera. En estos últimos treinta años, el auge de las actividades marítimas relacionadas al petróleo profundizaron los desastres: la muerte de millones de pingüinos a lo largo y ancho del planeta. ¿El caso paradigmático?: Sudáfrica, donde de 1 millón 400 mil ejemplares hacia 1910, hoy sólo existen menos de 60 mil.

Los derrames de petróleo, por parte de los buques cargueros, se extienden por todo el globo. Las colonias más importantes de pingüinos en Nueva Zelanda, Sudáfrica, Australia, Oceanóa, Antártida y Argentina son víctimas de ellos. La presencia humana en los confines más escondidos del planeta han causado estragos. Lo peor de todo, según los especialistas, es que muchos de esos accidentes al ser aislados, no reciben notoriedad pública y tampoco son denunciados.

No es necesario un gran derrame para causar la muerte de estos carismáticos animales. La contaminación crónica, producida por frecuentes descargas de hidrocarburos en pequeños volúmenes, es responsable de la mayor cantidad de petróleo vertido en el océano. De los cinco tipos de aves marinas de esa especie que hay en el país - pingüino de Magallanes, Papua, Penacho amarillo, Macaroni y Emperador- los primeros son los más afectados por los derrames accidentales y la contaminación crónica en el Mar Patagónico.

Recién en 1998, durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, se firmó la ordenanza 13/98 de "Rutas de buques que transportan hidrocarburos y sustancias nocivas líquidas en navegación marítima nacional". Dicha ordenanza establecía que los buques naveguen a 20 millas naúticas de la profundidad de varadura. Por un lado se efectuó para disminuir el riesgo de que encallasen, pero la principal razón motivó el alejamiento para preservar las colonias de animales costeros. Sobre todo para evitar los posibles derrames. Sin embargo, la contaminación crónica continúa afectando la vida de los pingüinos magallánicos durante sus viajes de migración invernal hacia Brasil.

"Los derrames accidentales suelen ser espectaculares y reciben atención pública, particularmente cuando los efectos negativos sobre el ambiente son dramáticos. Sin embargo la contaminación crónica es producida por los hidrocarburos a veces en cantidad "mínima". Por eso, al ser imperceptible, no tienen repercusión social y no generan la sensación de ser perjudiciales". Así lo asegura P. Dee Boersma, la bióloga conservacionista de la Universidad de Washigton. Ella, como el biólogo argentino Pablo Borboroglu, quien fue premiado recientemente con el galardón internacional PEW Fellowship en conservación marina 2009 por sus proyectos en Chubut, trabajan hace años en políticas de investigación y acción para mejorar el estado de conservación de los pingüinos en Argentina y otros lugares del mundo.

EFECTOS DEL DERRAME CRONICO

"El cambio climático es un tema casi inmanejable. Ahora estamos viendo lo que venimos haciendo hace 100 años o más. Hay cambios que están sucediendo en la zona de la Antártida y que no los vemos. Pero un año después nos terminan afectando a nosotros", afirma Borboroglu quien a los 39 años se convirtió en el cuarto argentino en recibir el premio internacional PEW. Según él, la problemática del petróleo es grave para el ecosistema en general. Empieza por los océanos y las aves marinas y se traduce finalmente en la tierra.

"Lo que tienen los pingüinos es que son los indicadores de que algo está pasando. Nosotros podemos no enterarnos de lo que sucede mar adentro, pero cuando las aves marinas pisan tierra en estado de empetrolamiento, ahí no podemos decir que nada esté sucediendo", remata tajante el biólogo, quien también se desempeña como investigador del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT).

El impacto de la contaminación por hidrocarburos es múltiple: el plumaje empetrolado se compacta, causando la pérdida de las propiedades del aislamiento térmico. Al contacto con el petróleo, la temperatura corporal de los ejemplares disminuye notablemente. Paralelamente genera pérdida de flotabilidad debido a la falta de aire atrapado en las plumas y al incremento en el peso por absorción de agua, haciendo que el ave no pueda permanecer en superficie. En los casos en que el animal llega a la costa, su peso corporal disminuye a medida que su metabolismo se incrementa para compensar la baja temperatura corporal. Aún en pequeñas cantidades de petróleo afectan los niveles hormonales, incrementando la cortisona en las hembras e interrumpiendo la reproducción.

"La problemática no es sólo el deseo de tener un lindo océano- agrega Borboroglu- el nivel de hidrocarburos bajo agua es inconmesurable. Generalmente los peces se alimentan de ellos, de ahí los barcos pesqueros cazan anchoítas y sardinas y con ellos se hace harina de pescado para el ganado. La cadena alimenticia termina con nosotros cuando consumimos harinas y mantecas. Esto afecta a toda la gente", precisa y grafica el biólogo argentino.

LA REHABILITACION

Entre Frontera, al norte de Brasil, y San Antonio Oeste, una playa cercana a Viedma, hay 8200 km de costa donde se extienden los centros de rehabilitación. Muy cerca de los puertos terminales de las petroleras y centros de hidrocarburos. "La cantidad de centros de rehabilitación y la frecuencia con que se encuentran pingüinos empetrolados en la costa de la provincia de Buenos Aires, sugiere que ésta es una de las principales áreas de contaminación por petróleo. Sorprendentemente, hay pocas actividades petroleras en la zona, lo que indica que el petróleo proviene de otras actividades marinas muy cerca de las ciudades-puerto y se extienden hasta el sur", agrega Dee Boersma quien desde 1982 estudia los comportamientos de los pingüinos en Punta Tombo, Chubut.

La bióloga norteamericana es una censista sobre los hábitos y costumbres de estas aves marinas. Según ella, la respuesta inmediata a la contaminación por petróleo es la rehabilitación. Pero ésta lleva tiempo y dinero y no siempre es completamente efectiva. Algunos pingüinos rehabilitados en Africa, una década después del derrame siguen teniendo una baja tasa de reproducción y menor supervivencia. Además, según los últimos estudios, sólo una fracción de los pingüinos afectados son encontrados y rehabilitados exitosamente. Como los 23 ejemplares que a principios de este mes volvieron a su habitar natural en Mar del Plata. Pero no todos corren la misma suerte: muchos sufren una muerte lenta por inanición o hipotermia.

Los magallánicos están poniendo huevos un promedio de tres días más tarde en la temporada que hace una década. Esa es la conclusión a la que llegó Boersma luego de años de estudios en Punta Tombo. "Esto significa que las crías se adentran en el mar en momentos más inoportunos, cuando puede que no haya peces cerca de la colonia. Este tipo de pingüino está considerado casi en amenaza de extinción", confirma la bióloga.

Además de las amenazas de petróleo, la realidad climática adversa ha conseguido esos cambios tajantes en los hábitos de las especies marinas. "Como las aves migran más lejos en busca de alimento, suelen encontrarse fuera de las áreas protegidas de Chubut. Algunos de los pingüinos que etiquetamos para reconocer fueron ubicados hasta en Brasil. Cuando se encuentran en las aguas del norte de Argentina, Uruguay y Brasil, donde no se respetan tanto las normas sobre derrames de petróleo, tienen problemas", agrega Boersma.

Una investigación anterior estimó que entre 1982 y 1991, en la costa de Chubut morían unos 40 mil pingüinos de Magallanes por año. El grupo más antiguo es el de Mar del Plata que comenzó a rescatar aves en 1980, lo que demuestra que el problema no es nuevo. Las cifras son alarmantes: entre 1995 y 2005, más del 64% de las aves rehabilitadas fueron pingüinos de Magallanes, y su número fue mayor en Argentina que en latitudes septentrionales.

LOS NUMEROS

En la Antártida, muy cerca de la Patagonia Argentina, el primer y mayor derrame tuvo lugar en 1989 cuando el Bahía Paraíso, un buque de bandera argentina se hundió en la costa oeste de la Península antártica. El accidente tuvo lugar muy cerca de la estación Palmer y se derramaron 600 mil litros de diesel. La mancha abarcó 100 km cuadrados. Varias de las especies de pingüinos fueron afectadas, causando la muerte de 300 de ellos sin contar los que murieron en el agua.

En Argentina, varios derrames importantes afectaron a los pingüinos magallánicos que habitan desde la Península Valdés hasta Tierra del Fuego. En 1981, hubo un derrame que llegó a Bahía Bustamante, área que abarca ocho colonias isleñas de pingüinos magallánicos, con una población estimada de 25 mil parejas. Este gran derrame no fue formalmente reportado. Tampoco se determinó el origen ni se evaluó el impacto en el ecosistema.

En 1982, se encontraron 500 pingüinos empetrolados en la playa de Punta Tombo. En 1991, un derrame de origen desconocido mató aproximadamente 17 mil pingüinos magallánicos en la Patagonia central. Además se encontraron cadáveres a lo largo de 256 km de costa. Durante un período de 5 meses en 1998, se produjeron no menos de tres derrames.

En 2006, aproximadamente 400 pingüinos quedaron empetrolados a raíz de un derrame de origen desconocido cerca de Cabo Vírgenes, en la provincia de Santa Cruz. En diciembre de 2007, hubo un derrame en Caleta Córdova, Chubut. En este hecho, al menos 1500 pingüinos fueron afectados. Se los regresó a sus colonias ubicadas a más de 100 km del derrame y algunos fueron derivados a los cientos de centros de rehabilitación que se ubican muy cerca de las empresas petroleras.El comienzo de la exploración de petróleo alrededor de las Malvinas es otra causa de mortalidad para los pingüinos.

ANTICIPARSE A LA CATASTROFE

"Necesitamos concientizarnos más sobre lo que está ocurriendo en el océano para catalizar cambios en el comportamiento de la gente. La ciencia sola no podrá ayudar a frenar este fenómeno. El objetivo de mi proyecto Pew es promover la protección de las poblaciones de pingüinos, desarrollando y aplicando soluciones para el manejo sustentable de las actividades marinas mediante la organización de una coalición internacional para la conservación de los pingüinos. Los pingüinos serán el objeto de la conservación, como también herramientas para la conservación de los océanos", relata Borboroglu.

Quien recomendó a Borboroglu para el premio PEW fue su compañera Boersma. Para ella, además de las acciones a futuro, hay que prever cuáles serán los próximos movimientos de los pingüinos. "Estamos viendo que las áreas de conservación establecidas para protegerlos no van a funcionar. Si queremos tenerlos vivos, vamos a tener que zonificar el océano e intentar manejar a la gente. También creo, según nuestra información sobre los esquemas migratorios de los pingüinos, que debemos intentar anticipar cuál será el próximo sitio al que irán. Actualmente están en tierras públicas en Punta Tombo, pero al buscar nuevas fuentes de comida, pueden terminar colonizando playas privadas. Los pingüinos están en peligro. ¿Y entonces, qué?", remata la bióloga.



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