Algo cambió en la relación con Kirchner: el enojado es Scioli
El Gobernador ha dado señales de malestar con el ex Presidente tras el reto público de éste
| 15 de Septiembre de 2010 | 00:00

Un par de fotos y la inasistencia a un acto, entre otras presuntas señales, fueron en las últimas horas motivo de infinitas especulaciones en torno de una posible postura -que por cierto sería inédita- de "rebeldía" de Daniel Scioli con relación a Néstor Kirchner, como consecuencia del virtual reto público al que el ex Presidente lo sometió el jueves pasado. Uno a uno, esos "datos" fueron desvirtuados por voceros de la Gobernación como signos intencionales de una flamante "autonomía política". Pero lo que no pudieron negar las fuentes del sciolismo -aunque lo intentaran- es que algo cambió efectivamente en el Gobernador desde el episodio del "reto público": ahora es él quien está "molesto" con Kirchner. Y ese sentimiento, por decirlo de alguna manera, gravita, por supuesto, en la relación con el ex Presidente y con el gobierno nacional y la redefine. 'No me merezco esto', resume Scioli, en la intimidad, el reto público de Kirchner por aquello de 'las manos atadas'
"No me merezco esto". Así resumió Scioli en los últimos días la embestida pública de Kirchner, cuando le pidió, en medio de un acto político y con él mismo sentado en el estrado, que diga "quién le ata las manos, pero dígalo con nombre y apellido, porque los argentinos están cansados de que no le digan la verdad, de que se la oculten". Colaboradores y dirigentes políticos de diversos niveles le escucharon, más de una vez, esa frase a Scioli en conversaciones reservadas en las que el episodio en cuestión resulta un tema inevitable.
ENOJO INEDITO
En sintonía con esa definición, el clima que impera en la Gobernación desde la noche del jueves pasado está impregnado de un estado de ánimo inédito del jefe de ese palacio: su enojo, visible, inocultable, con Kirchner.
Se trata, sin duda, de un condimento inusual de la relación entre el ex Presidente y el Gobernador, signada por ser siempre los Kirchner los que están "molestos" o "enojados" con Scioli. Ese particular vínculo reconoció algunos episodios públicos de virulencia -el de Néstor, cuando dejó plantado a su Vicepresidente en la antesala de su despacho, por algún concepto económico que al entonces jefe de Estado le sonó "muy liberal"; el de Cristina cuando era senadora y enfureció con Scioli, que presidía en ese momento la sesión de la Cámara Alta. El resto del tiempo, son trascendidos reservados los que dan cuenta de que, salvo breves lapsos de buena onda, los Kirchner están irritados, por una razón o por otra, con el Gobernador.
En los ocho años que lleva esa relación, Scioli jamás reaccionó ante los desplantes ni dejó ver que él tuviera a su vez reproches o motivos de encono con los Kirchner. Hasta -como se dijo- la noche del jueves pasado.
FOTOS Y ESPECULACIONES
En ese marco, una foto que le sacaron a Scioli con Mauricio Macri en una fiesta del diario Perfil y otra que distribuyó la Gobernación del mandatario provincial junto a Pablo Bruera (integrante del grupo "crítico" del peronismo) generaron mil especulaciones. La verdad es que la primera fue una imagen "natural" en una reunión social y la otra es una de tantas que el Gobernador se ha sacado en actos institucionales con el intendente de La Plata, como lo explicaron voceros del sciolismo. Pero también es verdad que, en días de turbulencias con los Kirchner, Scioli ha optado por ser fiel a su estilo y no evitar una foto con un adversario del kirchnerismo ni con el jefe comunal bonaerense al que el ex Presidente tiene en la mira desde hace un año.
Y que no lo haya evitado es un dato significativo en el marco de las reacciones de Kirchner frente a ese tipo de gestos. No por nada Santiago Montoya, recién regresado al gobierno sciolista, publicó ayer en su blog una foto en la que, además del jefe de gobierno porteño y el mandatario bonaerense, también está él, con una leyenda sugestiva: "No hay que tenerle miedo a las fotos. El diálogo es fundamental para mejorarle la vida a la gente. Daniel Scioli y Mauricio Macri manejan los destinos de 18 millones de personas. El diálogo político es fundamental para el diseño de políticas de Estado".
También se tejieron mil conjeturas sobre la ausencia de Scioli en el acto de la juventud kirchnerista que Néstor y Cristina presidieron anoche en el Luna Park. Desde la calle 6 se aclaró que no fue ningún gobernador a ese mitin y que así estaba resuelto desde hace más de dos semanas.
Puede haber señales engañosas, en efecto, en este panorama. Pero algo es seguro: por primera vez, que se sepa, en esta relación política particular, Scioli es quien está "molesto".
"No me merezco esto". Así resumió Scioli en los últimos días la embestida pública de Kirchner, cuando le pidió, en medio de un acto político y con él mismo sentado en el estrado, que diga "quién le ata las manos, pero dígalo con nombre y apellido, porque los argentinos están cansados de que no le digan la verdad, de que se la oculten". Colaboradores y dirigentes políticos de diversos niveles le escucharon, más de una vez, esa frase a Scioli en conversaciones reservadas en las que el episodio en cuestión resulta un tema inevitable.
ENOJO INEDITO
En sintonía con esa definición, el clima que impera en la Gobernación desde la noche del jueves pasado está impregnado de un estado de ánimo inédito del jefe de ese palacio: su enojo, visible, inocultable, con Kirchner.
Se trata, sin duda, de un condimento inusual de la relación entre el ex Presidente y el Gobernador, signada por ser siempre los Kirchner los que están "molestos" o "enojados" con Scioli. Ese particular vínculo reconoció algunos episodios públicos de virulencia -el de Néstor, cuando dejó plantado a su Vicepresidente en la antesala de su despacho, por algún concepto económico que al entonces jefe de Estado le sonó "muy liberal"; el de Cristina cuando era senadora y enfureció con Scioli, que presidía en ese momento la sesión de la Cámara Alta. El resto del tiempo, son trascendidos reservados los que dan cuenta de que, salvo breves lapsos de buena onda, los Kirchner están irritados, por una razón o por otra, con el Gobernador.
En los ocho años que lleva esa relación, Scioli jamás reaccionó ante los desplantes ni dejó ver que él tuviera a su vez reproches o motivos de encono con los Kirchner. Hasta -como se dijo- la noche del jueves pasado.
FOTOS Y ESPECULACIONES
En ese marco, una foto que le sacaron a Scioli con Mauricio Macri en una fiesta del diario Perfil y otra que distribuyó la Gobernación del mandatario provincial junto a Pablo Bruera (integrante del grupo "crítico" del peronismo) generaron mil especulaciones. La verdad es que la primera fue una imagen "natural" en una reunión social y la otra es una de tantas que el Gobernador se ha sacado en actos institucionales con el intendente de La Plata, como lo explicaron voceros del sciolismo. Pero también es verdad que, en días de turbulencias con los Kirchner, Scioli ha optado por ser fiel a su estilo y no evitar una foto con un adversario del kirchnerismo ni con el jefe comunal bonaerense al que el ex Presidente tiene en la mira desde hace un año.
Y que no lo haya evitado es un dato significativo en el marco de las reacciones de Kirchner frente a ese tipo de gestos. No por nada Santiago Montoya, recién regresado al gobierno sciolista, publicó ayer en su blog una foto en la que, además del jefe de gobierno porteño y el mandatario bonaerense, también está él, con una leyenda sugestiva: "No hay que tenerle miedo a las fotos. El diálogo es fundamental para mejorarle la vida a la gente. Daniel Scioli y Mauricio Macri manejan los destinos de 18 millones de personas. El diálogo político es fundamental para el diseño de políticas de Estado".
También se tejieron mil conjeturas sobre la ausencia de Scioli en el acto de la juventud kirchnerista que Néstor y Cristina presidieron anoche en el Luna Park. Desde la calle 6 se aclaró que no fue ningún gobernador a ese mitin y que así estaba resuelto desde hace más de dos semanas.
Puede haber señales engañosas, en efecto, en este panorama. Pero algo es seguro: por primera vez, que se sepa, en esta relación política particular, Scioli es quien está "molesto".
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