Arrancó el show de jacarandás

Con la floración a pleno, ya son protagonistas de postales deslumbrantes en plazas, parques y avenidas de la Ciudad

Poseedora de una riqueza forestal de la que pocas ciudades pueden enorgullecerse, La Plata regala con cada primavera imágenes que no por repetidas dejan de sorprender. Por estos días, la floración de los jacarandás convierte a estos árboles originarios del noroeste argentino en protagonistas de postales deslumbrantes a lo largo de varios ejes urbanos.

Estas exuberantes galerías de tonalidades violáceas y lilas pueden disfrutarse en la rambla de diagonal 73, entre las plazas Rocha -7 y 60- y Azcuénaga -19 y 44-; pero además, hay ejemplares imposibles de obviar en los jardines frontales del Colegio Nacional y la Facultad de Ingeniería de la Universidad -1 entre 47 y 50-; las plazas San Martín -6 y 50- y Moreno -12 y 50-; la esquina de 17 y 55; y las veredas de 53 entre 14 y 19.

Las plazoletas comprendidas entre 8, 43 y diagonal 77 y 8, 61 y diagonal 78 cuentan asimismo con sendos "jacarandá mimosifolia", también conocidos coloquialmente como "tarcos" o "palisandros". Ambos están sometidos a un estrés particular: el primero sufre la invasión de claveles del aire, y el segundo las fogatas que encienden en su base, durante las madrugadas de los fines de semana, grupos de jóvenes y no tanto. En tiempos recientes, la Comuna introdujo más de doscientos retoños en la avenida 25 entre 513 y 44, las plazas Alsina y Güemes.

Abundante en los montes de zonas subtropicales y selva de yungas, el jacarandá puede adaptarse a zonas más templadas y secas. Puede llegar a los 30 metros de altura, con troncos de 70 centímetros de diámetro; tiene la particularidad de perder las hojas al llegar la primavera, como otras especies tropicales, por lo que suele decirse que "cuando tiene hojas no tiene flores, y cuando tiene flores no tiene hojas". Florece dos veces por año, al promediar la primavera y a comienzos del otoño.

UN TESORO MULTICOLOR

El abanico de especies que decoran y perfuman la ciudad con sus flores es amplio y abarca virtualmente todos los barrios. Lo conforman ceibos, palos borrachos, naranjos, acacias "casque rouge" o blancas, tulipaneros, paraísos, magnolias, tilos, tipas, catalpas, sóforas, lapachos rosados, blancos o amarillos y crespones, entre otros.

Entre las más vistosas, los lapachos -en su mayoría rosados- florecen entre agosto y septiembre; los tilos lo hacen durante toda la primavera; los ceibos tiñen de rojo su entorno en octubre; las imponentes tipas abren sus flores amarillas en diciembre; y en febrero, para cerrar el verano, los palos borrachos entregan las suyas, rosadas o blancas.

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