Una forma de reclamo con mucha historia

Si bien para los argentinos, los cacerolazos están estrechamente ligados a las protestas que culminaron con la caída de Fernando de la Rúa, esta forma de protesta tiene mucha historia y, específicamente en América latina, se remonta a la década de los `70, cuando los sectores más acomodados de Chile usaron esa metodología para cuestionar al presidente Salvador Allende antes de su derrocamiento por los militares.

Sin dudas, en la Argentina los cacerolazos más significativos se produjeron en diciembre del 2001, antes de la renuncia de De la Rúa. Sin embargo, otras protestas similares, aunque de mucha menor envergadura, se habían producido desde años antes. Incluso durante la dictadura un grupo de mujeres protestaron el 20 de agosto de 1982 en Plaza de Mayo por el aumento del costo de vida. Durante el gobierno de Alfonsín, un grupo de mujeres se sumaron en varias ocasiones a paros de la CGT, pero en 1987, también hubo un cacelorazo contra el alzamiento “carapintada”.

También Menem sufrió un cacerolazo, como parte de un apagón de protesta el 12 de septiembre de 1996. Ya a fines de 2001, con Fernando De la Rúa como presidente y con plena vigencia del corralito de Domingo Cavallo, las protestas incluyeron: cacerolazos, apagones y cortes de calles.

Durante este gobierno, las protestas con cacelorazos inclusive se hicieron oír durante el conflicto con el campo y en el multitudinario acto de Palermo del 16 de julio, previo al “voto no positivo” sobre la resolución 125 sobre retenciones al agro.

El 13 de septiembre se produjo el inmediato antecedente de la protesta de ayer, cuando miles de personas protestaron en todo el país contra el Gobierno y convocaron para el cacelorazo de ayer.