Adiós a Caloi: el talento que le dio vida a Clemente

Tenía 63 años y sufría cáncer. Fue un gran dibujante y un humorista genial. Su personaje más entrañable ya es patrimonio nacional

Tenía 63 años y un talento inigualable. El dibujante y humorista Carlos Loiseau, conocido como Caloi, murió ayer en Buenos Aires. Pero vivirá para siempre a través de Clemente, una de sus grandes creaciones convertida en símbolo nacional.

Nacido en 1948 en la ciudad de Salta, Caloi inició su carrera en 1966 en Tía Vicenta, la primera revista de humor político del país, y luego extendió su trabajo a la publicación Análisis y a la revista El Gráfico.

Pero su popularidad escaló sin retorno después de 1973, cuando creó “Clemente”, un personaje sin manos, a rayas negras y amarillas, que se posicionó como el símbolo del hincha de fútbol argentino durante el Mundial de 1978.

Caloi estaba internado desde hacía varios días en el Instituto del Diagnóstico de Buenos Aires, después de que se agravaran las consecuencias de un cáncer. Según comentaron allegados y familiares, hacía ya algunos días que se esperaba este desenlace.

HASTA EL FINAL

Hasta los últimos días mostró su creatividad y su talento. Conducía el programa televisivo “Caloi en su tinta”, un ciclo dedicado a la divulgación de cortometrajes artísticos de animación e historietas, donde demostró que la televisión podía ser un instrumento pedagógico. Y la semana pasada estrenó “Anima Buenos Aires”, un trabajo soñado durante años por él y su compañera María Verónica Ramírez, que asumió la producción ejecutiva y la dirección de esta película colectiva de animación junto a Carlos Nine, Pablo y Florencia Faivre, Pablo Rodríguez Jáuregui, Mario Rulloni y Juan Pablo Zaramella.

Caloi fue declarado en 2004 personalidad destacada de la cultura y “Clemente” fue nombrado patrimonio cultural de la ciudad de Buenos Aires. En 2009, el dibujante fue honrado como ciudadano ilustre de Buenos Aires por considerarlo “una figura que traspasó el humor gráfico convirtiéndose en un símbolo de los argentinos, a través de su sagaz y atrevido Clemente”.

Este entrañable personaje nació en 1973, cuando finalizaba la dictadura militar de Lanusse y volvía Perón. Caloi quiso “hacer una tira suelta, libre, fresca y con mucho absurdo” que empezó llamándose Bartolo; ése era el protagonista principal que a poco de andar quedó antiguo (andaba en tranvía) así que Clemente tomó la posta.

“El golpe de 1976 fue decisivo -contó en su momento-; quebró la Argentina y condicionó la tira: como la censura era grande tuve que desarrollar la vida interior de la historieta ya que no había posibilidad de abordar temas políticos” y así fueron surgiendo el Negro de Camerún, la Mulatona, Mimí o Jacinto entre otros.

Cuando Argentina organizaba el Mundial de Fútbol, Clemente ganó la famosa “guerra de los papelitos” a Muñoz, el relator radial oficialista que se oponía a esta costumbre y desde entonces, tuvo un lugar como prototípico hincha argentino.

En plena veda democrática, Clemente organizó la primera “elección libre” para bautizar a la Mulatita, y después siguieron sus comentarios respecto de Martínez de Hoz, el FMI, Malvinas, el fútbol siempre, el Clementosaurio, la vuelta a la democracia, Alfonsín, la hiperinflación, Menem, las privatizaciones, de la Rúa, Cavallo, las cacerolas, Duhalde y así hasta hoy”.

Caloi fue, sin duda, una figura relevante de la cultura argentina. Supo captar con sensibilidad, agudeza y creatividad la idiosincrasia argentina. Nada menos.

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