Villa Rivera, un faro de la cultura para la Región

Primero se llamó Ferrocarril Sud y en 1928, hace 80 años, pasó a denominarse Villa Rivera.

Dicen los archivos que el primer diario cultural que editó el Club Villa Rivera fue “Horizonte” escrito por Modesto Tarquina, cuando Tolosa era un campo, con un rancho y las casas de los Moscia y Andreoli. La zona fue creciendo, Emilio Servini, los Alsina, Carlos Sánchez Viamonte, fueron conformando poco a poco la fisonomía del entonces pueblo de Tolosa.

Antes de 1928 la cancha de fútbol del club estaba dentro del ferrocarril o sea en los talleres sobre la calle 3 entre 527 y 528. Luego, la cancha estaba entre la calle 522 y 523 entre las de 2 y 3 frente al mítico barrio las “Mil Casas.

Parte de esas historias fueron rescatadas por los vecinos y miembros del club Villa Rivera en soporte sonoro y gráfico, con voces que recuerdan pequeñas y grandes leyendas, e imágenes que forman parte de colecciones personales, entre otros atractivos.

La impulsora de este emprendimiento, la periodista María Cecilia Urrutia, vecina tolosana, fue denominado “Voces de Villa Rivera..., en tren de contar la historia”.

TESTIMONIOS

La iniciativa sumó testimonios durante tres años, con relatos cotidianos de la década de 1920 a 1960, reunidos en un documento de divulgación histórica y cultural.

“La palabra está de fiesta”, fue el lema de ese emprendimiento que tuvo lugar en la sede de 3 y 522.

“Con esta propuesta buscamos, a partir de la memoria hecha relatos, lo mejor de un tiempo pasado diferente, y encontrar en el presente algunas respuestas que posibiliten nuevamente pensar en la posibilidad de fortalecer las redes ciudadanas partiendo de los barrios. Y Villa Rivera, en Tolosa, es un buen puerto de partida”, cuenta la periodista

Villa Rivera lleva esta denominación por el apellido de una tradicional familia de Tolosa. Es descripta como la “cuna de trabajadores ferroviarios, pequeños comerciantes, empleadas, artesanos, docentes, malevos y soñadores”.

La labor gráfica llevó a integrar relatos de los contadores de historias orales, documentos histográficos y más de 200 fotos aportadas por los propios vecinos que participaron de la iniciativa.