Los celuloides perdidos
| 25 de Agosto de 2013 | 00:00

Alfred Hitchcock, Stanley Kubrick, Charles Chaplin... la lista de directores de cine con películas perdidas durante décadas es larga, una colección a la que se acaba de sumar Orson Welles con “Too much Johnson”, un filme mudo con su actor fetiche Joseph Cotten, previo al mítico “Citizen Kane”.
“Too much Johnson” narra, en clave de “slapstick”, o comedia muda repleta de gags visuales, una historia en la que un pícaro, para ocultar una aventura extramatrimonial, se inventa una identidad, Joseph Johnson, nombre que resulta pertenecer al dueño de una plantación en Cuba.
Con esta cinta, dada por perdida en un incendio en la casa madrileña de Welles y recuperado parte de su metraje en un almacén de Pordenone (Italia), se redescubre así uno de los primeros trabajos del que es, para muchos, el mejor director de la historia del cine, artífice de grandes éxitos como “The lady from Shanghai” o “The magnificent Ambersons”, entre otros.
Este hallazgo es el tercero, en lo que va de año, de obras dadas por perdidas que surgen en lugares insospechados, antecedido por la aparición de una copia completa en color de “Hello Pop!”, una de las primeras manifestaciones cinematográficas de los tres chiflados (The Three Stooges): Larry, Curly y Moe, el grupo de actores cómicos norteamericanos que estuvo activo desde los años veinte hasta 1970.
Pero este cortometraje, guardado en un archivo australiano, no supuso un hallazgo tan sonado como los originales del clásico de terror “The wicker man”, filme de culto de 1973 con Christopher Lee y Edward Woodward.
Los celuloides perdidos de “The wicker man” fueron encontrados a finales de julio, cuatro décadas después de su estreno, lo que propiciará el lanzamiento de una versión del director, en palabras de su realizador Robin Hardy.
PEQUEÑAS OBRAS DE GRANDES AUTORES.
A lo largo de la historia, numerosos directores, posteriormente encumbrados por sus aportaciones cinematográficas, han visto desaparecer algunos de sus primeros proyectos, pequeñas películas modestas con reparto prácticamente desconocido y en las que, muchas veces, incluso su célebre estilo no ha terminado de cristalizar en los fotogramas recuperados.
Es el caso de Alfred Hitchcock, guionista en “The white shadow”, una cinta muda de 1923 sobre dos hermanas gemelas, una bondadosa y otra perversa, que permaneció perdida por una etiqueta mal puesta durante veintidós años en la National Film Preservation Foundation, que no se percató del error hasta agosto de 2011.
También el cineasta francés George Méliès, artífice de “A trip to the moon”, vio extraviado su corto “Defense d’aficher” de 1896, redescubierto en 2004 y que permanece como la película recuperada más antigua hasta la fecha, aunque no la única de su director, que también perdió una “Cléopâtre” en 1899, desaparecida sin rastro hasta 2005.
Uno de los más castigados por esta especie de maldición ha sido el cineasta Charlie Chaplin, que perdió durante más de medio siglo hasta tres de sus disparatados cortos: “Zepped”, “A thief catcher y “Cruel, cruel love”; al igual que el legendario John Ford, que tuvo que esperar casi cien años hasta que se recuperaran cintas inéditas de su autoría como “Bucking Broadway”, “Hell Bent” o “Upstream”.
En Europa, las principales razones de pérdida de un filme fueron, sobre todo, actos de censura, como a los que se enfrentó el letón Sergei Eisenstein, que tuvo que cortar todos los planos de su filme “Octubre” en los que salía León Trotsky, por orden de su enemigo Stalin, y vio suspendida su “Bezhin Meadow”, de la que apenas se recuperaron 35 minutos de escenas no consecutivas.
También la berlinesa Leni Riefenstahl, considerada por muchos como la directora más afín del régimen nazi, algo que ella siempre negó, tuvo que prescindir de tomas en “Der sieg des glaubens” de Ernst Röhm, caído en desgracia ante Hitler, y perdió durante la Segunda Guerra Mundial su cinta “Tag der Freiheit: Unsere Wehrmacht”, de la que solamente se pudo recuperar una copia incompleta en los años setenta.
En España, el considerado Méliès español, Segundo de Chomón, firmó “El hotel eléctrico”, que a principios de siglo “podría haber estado perdida”, en palabras del director adjunto de la Filmoteca de Cataluña, Octavi Martín, al igual que una adaptación en español de “Drácula”, recuperada cuarenta años después, y rodada al mismo tiempo y en los mismos escenarios que la versión del mago del terror, Bela Lugosi.
Otro personaje de la Literatura especialmente propenso a perderse fue el célebre detective de Baker Street. “Sherlock Holmes baffled” fue la primera cinta registrada como perdida hasta 1968, un revés que se repitió en 1905 con “Adventures of Sherlock Holmes”, de la que solamente se pudieron recuperar pequeñas escenas, hoy conservadas en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
¿DESAPARECIDAS PARA SIEMPRE?
El paso del tiempo ha rescatado algunas cintas consideradas como irrecuperables o debuts en la dirección de autores como Stanley Kubrick, con “Fear and Desire”; John Cassavetes, con “Shadows”; o Mario Monicelli, con “Summer rain”.
Casi la misma suerte estuvo por correr “The most dangerous game”, hoy uno de los clásicos del cine de aventuras y misterio, filmada por buena parte del mismo equipo técnico y artístico que trajo a la vida a “King Kong”.
Muchos son también los fans que ansían recuperar las cintas originales de las películas de sus directores o actores favoritos que se han visto alteradas, debido a la censura o a los daños del tiempo.
Es el caso de “Horse feathers” de los hermanos Marx; la versión completa de tres horas de “A star is born” de George Cukor; las escenas inéditas eliminadas por Kubrick de “2001: a space oddisey” y “The shining”; o los minutos perdidos de “It’s a mad, mad, mad, mad world”, “The burmese harp” y “My best friend’s birthday”, de Quentin Tarantino.
Por otro lado, los cinéfilos no pierden la esperanza de que, algún día, vean la luz cintas que, de momento, aún no han salido a la luz pública, como la comedia de Jerry Lewis “The day the clown cried”; el debut de Sam Raimi en “Clockwork”; o el cortometraje “The miracle of St. Anne”, dirigido en la década de los años 50 por el propio Orson Welles.
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