“El Jefe” volvió a Buenos Aires con otro histórico show

Hizo delirar a miles de seguidores en el porteño estadio Geba

ANTES DE SU REGRESO A BUENOS AIRES, SPRINGSTEEN DEBUTÓ EN CHILE CON UN RECITAL DE MÁS DE TRES HORAS

Después de 25 años, “El Jefe” volvió a pisar suelo nacional y el delirio fue total para los miles y miles de seguidores de varias generaciones que al cierre de esta edición vibraban con el histórico show que daba el estadounidense Bruce Springsteen en el porteño estadio Geba.

Tras una larga ausencia de más de dos décadas y de la mano de la ya mítica “E Street Band”, la banda que lo acompaña en la gira, Springsteen llegó al país en el marco del tour “Wrecking Ball” que visitó 26 países y realizó 133 shows que incluyen algunos de los conciertos más largos de su carrera.

Hijo de Douglas Frederick Springsteen, un conductor de colectivos, y de Adele Ann Zirilli, una secretaria, Bruce Frederick Joseph Springsteen nació en Long Branch, en el estado Nueva Jersey, el 23 de septiembre de 1949.

A lo largo de su carrera musical, Springsteen ha recorrido géneros como el rocanrol, el folk, el country y ha grabado discos esenciales para la historia del rock como “Born to run”, “The River”, “Born in the USA”, “Túnel de amor”, “Human Touch”, “Lucky Town” y los últimos “Working in a dream”, “The Promise”, “Wrecking Ball”.

A estos álbumes hay que sumarles otros totalmente acústicos y notables como “Nebraska”, “The ghost of Tom Joad”, “Devils & dust” y el homenaje a Pete Seeger, “We shell Overcome: The Seeger Sessions”.

La última presentación de Springsteen en Argentina fue el 15 de octubre de 1988 en el estadio de River Plate, en el marco de la gira de Amnistía Internacional, cuando se presentó junto a Sting, Peter Gabriel, Youssou N`Dour, Tracy Chapman, León Gieco y Charly García.

NOCHE HISTORICA EN CHILE

Con tres décadas de retraso, Springsteen tocó por primera vez en Chile el jueves pasado y ese recital preanunció lo que se vivía anoche en porteño Geba. A los 63 años, el músico brindó un concierto de tres horas y media al que asistieron unas 10.000 personas que bailaron, cantaron y, literalmente, se arrodillaron ante “El Jefe”.

También acompañado de su inseparable grupo “E. Street Band”, el músico de New Jersey saldó la deuda pendiente desde 1988, con Pinochet todavía en el poder, cuando actuó en el histórico concierto de Amnistía Internacional que se realizó en Mendoza.

A mitad de la noche, el músico estadounidense interpretó en un perfecto español la canción “Manifiesto”, del asesinado cantautor chileno Víctor Jara, a quien Springsteen, que se declara un “músico político”, admira profundamente.

La letra de este tema (”Yo no canto por cantar ni por tener buena voz, canto porque la guitarra tiene sentido y razón”) ilustra la concepción visceral y profunda de la vida que tiene Springsteen, cuya trayectoria personal no ha estado exenta de dificultades y frustraciones.

Ese fue el momento más emotivo de un concierto sin estruendos pirotécnicos ni alardes digitales pero rebosante de energía, humor, complicidad y ternura.

A diferencia de otras figuras de la escena musical como Madonna o en su día Michael Jackson, Springsteen no ha perdido el contacto con la realidad, principal fuente de su talento como recreador de historias vivas.

El concierto de esa noche en Santiago fue parte de la gira sudamericana que anoche lo llevó, otra vez, a suelo porteño.

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