Los más chicos se meten en las redes sociales

AMBAR (7) ES EJEMPLO DEL FENÓMENO. SEGÚN CUENTA MAURICIO, SU PADRE, ELLA EMPEZÓ A TENER CONTACTO CON LA WEB A PARTIR DE LOS 3, CUANDO DECÍA SUS PRIMERAS PALABRAS. “AHORA USA LA TABLET COMO SI NADA -DICE EL PAPÁ-, SOBRE TODO PARA MIRAR VIDEOS DE DISNEY. LO HACE CON TOTAL NATURALIDAD”.

La mayoría tenía poco más de dos años, y la maestra jardinera los había acomodado alrededor de una mesita para hacer un trabajo didáctico con varios libros de cuentos, todos ilustrados. Entonces vio que no uno sino varios nenes hacían lo mismo: apoyaban el dedo sobre la página y deslizaban el dedo buscando que el dibujo se moviera, como una pantalla táctil. La anécdota, contada por una maestra de un jardín maternal de nuestra ciudad en una reunión de padres reciente, acaso sorprenda cada vez menos pero ejemplifica como ninguna una realidad que los especialistas confirman con datos que se actualizan a velocidad vertiginosa: así como los chicos actuales entran en contacto con los nuevos dispositivos tecnológicos -sean tablets o smartphones- ya a partir de los dos años, la presencia de menores de 7 años en el mundo de las redes sociales es cada día más común.

PEQUEÑOS Y CONECTADOS

“Los padres se sorprenden que los chicos se acerquen a la televisión y deslicen sus dedos en la pantalla para cambiar de escena -apunta Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil, doctora en Comunicación de la Universidad de París y quien sabe como pocos que los chicos de hoy viven en un mundo ganado por pantallas de todo tipo y tamaño-. La aparición de los dispositivos táctiles generó que los niños utilicen tableteas y celulares a una edad cada vez más temprana. Para los más pequeños, es más fácil para ellos deslizar los dedos sobre la pantalla, que manipular botones”.

En el caso de las redes sociales, los expertos apuntan que la presencia de chicos se empieza a dar cada vez con más fuerza a partir de los 6 años, cuando arrancan con la escuela primaria. De acuerdo a un estudio del Ministerio de Educación de la Nación, tres de cada diez chicos de entre 6 y 12 años visitan las redes sociales a diario, mientras que el 50% se conecta día por medio. El 20% restante lo hace una vez a la semana. El tiempo promedio de uso es de por lo menos una hora diaria. Las motivaciones que tienen para hacerlo son comunicarse con amigos, conocer gente y revelar aspectos de su vida. Pero también jugar, como cualquier niño.

Estos datos confirman algo que Morduchowicz suele mencionar ante la aparición de nuevos datos sobre el tema: “Es mentira que los chicos de hoy son menos sociables. En todo caso tienen maneras diferentes de socializar”.

El fenómeno, se sabe, no es exclusivo de nuestro medio sino de alcance global, y como muestra acaso baste mencionar el informe anual del regulador de las telecomunicaciones en el Reino Unido que, entre otras cosas, vino a demostrar que los nenes de 6 años manejan mejor la tecnología que los adultos de 45 años.

El estudio, que midió el cociente digital (DQ) de 800 niños y 2 mil adultos durante un año, estableció que los pequeños de entre 6 y 7 años alcanzaron una puntuación de 98 DQ, dos por encima de la conseguida por los adultos. Con la llegada de la banda ancha en el año 2000, se explica, nació una nueva generación de niños del milenio, que, antes que hablar, ya aprenden el funcionamiento de los teléfonos inteligentes o las tablets.

Al explicar el auge de las redes sociales entre los pequeños, Morduchowicz sostiene que ellos “buscan un espacio de libertad y autonomía. Necesitan encontrar un grupo de pertenencia. Las redes sociales cumplen esa función, porque desde su percepción, allí habitan sólo a sus pares. Es un territorio propio donde se hacen visibles con su propia voz”. Así, no sólo Facebook es una plataforma frecuentada por los más chicos -aunque la norma exiga que sean mayores de 13-. En este último tiempo, proliferaron en el universo virtual redes dedicadas exclusivamente a los nenes y sus preferencias, entre las que se destacan Club Penguin, Mundo Gaturro, Habbo, Panfu, Pocoyo, Pandilla Telmex y Moshi Monsters, entre otros.

Como siempre, el tema plantea dudas y temores: en un mundo donde los nenes aprenden sus primeras palabras casi al mismo tiempo que saben identificar los movimientos básicos que se necesitan para encender una tablet o activar un video en un celular, las preguntas que se hacen muchos padres resuenan como gritos desesperados en medio de la jungla digital. ¿Cuándo hay que darle a un nene su primera tablet? ¿Es bueno que integre una red social desde tan chico?

Según Serge Tisseron, psiquiatra infantil y director de Investigaciones de la Universidad París Ouest Nanterre, ha elaborado unas reglas muy simples llamadas 3-6-9-12 para guiar a los padres en cuanto a las edades adecuadas en el uso de la tecnología. El método es simple:

1. Evitar las pantallas antes de los 3 años, dado que numerosos trabajos ponen de manifiesto que no se le aporta nada al niño menor de 3 años al exponerlo con frecuencia a las pantallas.

2. No usar consolas de juegos portátiles antes de los 6 años.

3. Internet sólo bajo supervisión de padres y maestros antes de los 9 años. Ellos son quienes deben explicarles las tres reglas básicas del uso de Internet, las cuales son: todo lo que se publica allí puede caer en el dominio público, todo lo que se sube a Internet quedará allí eternamente y no todo lo que se encuentra allí es de confiar.

4. Internet solos a partir de los 12 años, pero siempre con reglas y horarios ya definidos por los padres.

La regla 3-6-9-12, según varios especialistas, es necesaria pero no suficiente. Es importante, además, controlar el tiempo que están frente a las pantallas independientemente de la edad. Los niños de entre 3 y 5 años, se asegura, no aprenden nada al pasar más de una hora al día frente a las pantallas.

Para Morduchowicz, en tanto, lo importante siempre es “dialogar con el chico acerca de lo que ve en la pantalla. Pedirle que cuente lo que vio, lo que sintió, etcétera, para promover la alternancia entre la capacidad visual y la narrativa”.

Notas relacionadas

Cada vez más pequeños

Google y sus versiones para niños