La situación de los clientes

“En la actualidad el cliente de la prostitución no tiene pena en el país, pero existen proyectos que contemplan penalizarlo”, indicó Cartasegna, quien agregó que “en los casos de los operativos en los que nosotros intervenimos, los clientes son llamados a prestar declaración incluso en los juicios, lo que les genera una situación complicada”.

Cartasegna destacó que, aunque la prostitución no es en sí un delito sí lo es la explotación sexual de quien la ejerce: “Y el cliente normalmente no sabe si la mujer con la que está pudo salir o no pudo salir, está encerrada, vive en condiciones higiénicas aceptables. Es por eso que nosotros propendemos a que no existan lugares donde se aglutine gente en torno a la prostitución, porque eso habitualmente lleva a la trata”.

CUESTIONES CULTURALES Y HUMANITARIAS

Para Cartasegna, “estas cuestiones se van a ir agotando” a partir de cambios culturales que ya están en marcha.

Según el funcionario, hoy así como el hombre suele querer una relación ocasional, también eso le sucede a la mujer, que es más conciente de sus derechos. El “touch and go” se convierte en más frecuente y la figura del prostíbulo pierde peso, sobre todo en las nuevas generaciones, más deshinibidas para relacionarse.

Al mismo tiempo, el fiscal destacó que “detrás de estas acciones no hay una condena a la prostitución en sí ni un planteo moral, sino un planteo humanitario que apunta a evitar la trata y la explotación”.

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