Fue el hombre que emparejó al fútbol argentino

por NELSON OLTOLINA

Julio era un tipo de palabra, fue un gran amigo, un hombre que, a pesar de todo lo que digan porque cada cual tiene derecho a opinar lo que le parece, fue el hombre que emparejó al fútbol argentino. Hay que empezar a enumerar, desde 1980 para acá, cuántos equipos chicos salieron campeones y cuántos lo habían sido entre 1930 y 1980. Yo creo que el fútbol argentino sentirá mucho su ausencia.

Nuestro fútbol tendrá un vacío muy grande, porque no será para cualquiera tomar las riendas de este fútbol, en este momento y en la actual situación del país. Tuvo errores y cosas que se podrían haber hecho mejor, pero la paridad que Grondona le dio a todas las instituciones no se la podrá dar nadie más de aquí en adelante. Las nuevas generaciones serán testigo de esto.

La de Grondona fue una conducción inigualable, con sus virtudes y sus defectos, de eso no tengo dudas. Conducir un club de fútbol en los tiempos que corren es muy difícil, así que imagínense lo que representa manejar la AFA. Nosotros tuvimos una amistad que fue más allá del fútbol, las familias son amigas.

Mi amistad con Julio nace después de una pelea dura que tuve con el Comité Ejecutivo de la AFA por aquel famoso episodio del partido contra Vélez en 1982, ya que nosotros fuimos a Viamonte a defender la postura de disputar el segundo tiempo y allí me encontré con muchos peso pesados de los clubes grandes que estaban en contra. Como vice de Estudiantes yo fui muy firme y les dije que hasta estaba dispuesto a ir a la justicia ordinaria si fuera necesario. Al final, se disputó el segundo tiempo y luego fuimos campeones. Meses después, en marzo o abril de 1983, no recuerdo bien, un día llego al club y Rubén Koroch (NdelaR: histórico Secretario Administrativo de Estudiantes) me dice: “Nelson, lo llama el presidente de la AFA por teléfono”. Ese día Grondona me convocó a una reunión en la AFA y cuando llego a las oficinas, por segunda vez en mi vida, Julio me sorprende ofreciéndome integrar la cúpula del Comité Ejecutivo, porque precisaba a alguien fuerte a su lado para “ordenar a la tropa”, como me dijo textualmente. Se había fijado en mi firmeza para defender aquella posición de Estudiantes y había sacado la conclusión de que podía serle útil en aquel momento de la AFA.

Trabajamos muchos años juntos, codo a codo, luchando por un fútbol parejo que ahora se va terminando. Yo no sé de aquí en adelante cómo seguirá todo.

Tras aquel trabajo en la AFA vino la amistad, los casamientos de los hijos, los bautismos de los nietos y muchas cosas importantes que compartimos en familia. Mi última anécdota con él fue su invitación personal para que fuera al Mundial de Brasil. No pude ir porque ya estoy grande, pero siempre me tuvo en cuenta.