Inmigración ilegal: una beba conmueve a España

FÁTIMA, LA BEBA DE ONCE MESES TAMBIÉN LLAMADA PRINCESA POR LOS VOLUNTARIOS QUE LA RESCATARON CUANDO LLEGÓ DE ÁFRICA

Los socorristas que la rescataron decidieron llamarla Princesa. Pero su nombre real es Fátima. Se trata de la bebita de once meses que cruzó desde la ciudad de Tánger (Marruecos) el estrecho de Gibraltar, el martes pasado, a bordo de un bote inflable junto a otras ocho personas (entre ellas otras dos bebés y dos mujeres embarazadas). Pero entre los pasajeros que arribaron a Tarifa (Cádiz) no estaban sus padres.

Tras la repercusión que tuvo el caso -los canales de TV españoles convirtieron a la beba en la cara de la crisis de la inmigración ilegal- las fuerzas de seguridad ya han tomado contacto con los papás de Fátima y ahora tratan de facilitar el reencuentro y acercarla a su madre. Sus acompañantes en el bote, únicos testigos de lo que sucedió la madrugada del lunes antes de internarse en el mar en esa playa de Marruecos, aseguran que no fue abandonada sino que sus progenitores no pudieron subir al bote en medio de una trifulca que incluyó pedradas con la gendarmería de Tánger.

UNA LLEGADA DRAMÁTICA

Desde que fue rescatada en alta mar por los servicios de Salvamento, Fátima o Princesa -como la siguen llamando muchos- se llenó de padrinos. La chiquita llegó temblando de frío, con la ropa empapada y con 38,5 grados de fiebre. Una enfermera le dio un antipirético infantil, en pleno puerto. Luego durmió en una bañera, envuelta en una manta. Desde las once de la mañana hasta las cinco de la tarde ni pestañeó. Tiene cinco dientes y unos ojos negros muy vivaces que lo escudriñan todo.

Cuando se despertó en la Cruz Roja de Tarifa, las dos primeras mamaderas se las dio María Ángeles, una voluntaria de 33 años y madre de dos chicos que la acunó y la llenó de mimos en su regazo. El mismo martes, la “princesa” Fátima pasó la noche en casa de otra voluntaria de la Ong y jugó con los hijos de la mujer hasta caer rendida por el sueño. El miércoles a la mañana, bien temprano, sus pequeños amigos lloraron al verla marchar de nuevo rumbo a la sede de la Cruz Roja en Tarifa. Allí la esperaban tres agentes de la policía autonómica, sin sirenas ni uniformes. Los tres iban de civil con un auto particular para evitar que la nena se asustara y poder ponerla a disposición de las autoridades de Andalucía. Las primeras lágrimas brotaron de los ojitos de la beba cuando tuvo que dejar a sus ángeles de la guarda en la península.

De Tarifa, viajó al cuidado de los policías hacia un centro de asistencia de la Junta en La Línea de la Concepción. Cuando llegó a este municipio español perteneciente a la comarca del Campo de Gibraltar, situado en Cádiz, en la comunidad autónoma de Andalucía, volvió a adaptarse sin problemas, tal como lo viene haciendo desde el martes al pasar de mano en mano de innumerables voluntarios y funcionarios que no han dejado de mimarla ni un instante.

El miércoles a la tarde, la pequeña quedó transitoriamente a cargo de una familia andaluza, de la que no se dieron datos para preservar la intimidad de la chiquita. Ya no quedan rastros de su dramática llegada a Tarifa. Ahora, en su nuevo hogar, esta “princesa” esperará a reencontrarse con su familia de siempre. La Cruz Roja da por hecho que debe ser su mamá quien venga a buscarla. Fuentes del gobierno andaluz aseguraron que en caso de niños de más edad se los interna, al menos de forma temporal, en un hogar de menores, pero que al tratarse de una nena tan chiquita se tomó la decisión de dejarla con una familia “para favorecer su bienestar”.

El caso de Fátima es uno entre cientos de inmigrantes africanos que a diario intentan cruzar la valla fronteriza que separa Marruecos de Ceuta y Melilla, los dos enclaves españoles en el norte del continente negro. España e Italia se ven enfrentados desde hace días a llegadas masivas de inmigrantes africanos que huyen del hambre y la miseria. Desde el sábado, unos 3.400 fueron rescatados en el mar frente a las costas italianas y casi 1.300 cuando intentaban llegar a las costas españolas.