Un clásico muy trabajado en lo táctico y sin vuelo en lo técnico

Detalles estratégicos compensaron el duelo pero se olvidaron de algo clave: jugar

AUZQUI, MENDOZA Y GIL ROMERO LUCHAN POR EL BALÓN. UN REFLEJO DEL PARTIDO: LA FRICCIÓN LE GANÓ A LA CREATIVIDAD

ANALISIS
Por NICOLAS NARDINI

La táctica pasó por encima al juego. Y cuando eso pasa, difícilmente se pueda apreciar un buen partido. Es que los planes estratégicos de los entrenadores, siempre importantes en función de buscar ventajas que los lleven a la victoria, no tuvieron su correlato en el vuelo futbolístico de los protagonistas. Faltaron combinaciones y arrestos individuales criteriosos. En un palabra: faltó inventiva.

Estudiantes empezó confundido y su DT supo corregir el andar, aunque perdió casi un tiempo. El 4-4-2 sin Correa y sin Vera no funcionó. Pellegrino apostó a Román Martínez como volante externo y se sabe que esa no es la faceta que mejor le sienta al ex Tigre, porque le falta recorrido, desequilibrio en el uno contra uno y velocidad. Y encima Cerutti abusó del choque cuando actuó como punta, justo la característica que mejor le cae al fondo albiazul, que se siente como pez en el agua en el juego rudo.

Pellegrino esperó al entretiempo para dar un golpe de timón. Cuando entró Vera, el ataque tuvo más peso y, de la mano de ello, Cerutti creció cuando se retrasó en el campo. El Pocho pasó como volante y así tuvo más recorrido por la banda.

A los 20 minutos del complemento, cuando entró Correa, el Pincha pudo corregir el problema de funcionamiento en la mitad de la cancha, porque a la vez que el tucumano generó fútbol, Román Martínez se sintió mucho más cómodo al pasar al centro del campo, donde se encargo de la primera línea de distribución y tuvo más panorama de juego.

En Gimnasia, Troglio empleó módulos tácticos que variaron constantemente. Cuando el balón era de Estudiantes, el dibujo era 4-1-4-1 y a la hora de atacar, se dependió mucho Alvaro Fernández, quien por momentos quedó casi como un segundo punta, ya que hizo la presión alta al lado de Pablo Vegetti.

En buena parte del partido, Ignacio Fernández se paró al lado de Omar Pouso y así se liberó mucho el oriental Alvaro Fernández, en búsqueda de triangulaciones que oxigenen el juego del equipo.

Se estudiaron mucho. Buscaron romper el juego del rival, cada uno con sus armas, pero quedaron en deuda en cuanto a creatividad. Sin juego consistente, ni la pelota parada pudo salvarlos, porque los lanzadores de ambos lados no tuvieron su tarde más inspirada. Hubo mucho movimiento de ajedrez. En esa batalla táctica, pocos se animaron a romper con lo establecido. El partido nunca despegó.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE