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Islamabad, una ciudad vanguardista que ya cumplió los 50 años de vida

La capital de Pakistán sorprende al viajero que se encuentra con una urbe muy moderna, donde predominan los espacios verdes, las calles profusamente arboladas y un estilo de vida que quiere preservarse

4 de Enero de 2015 | 00:00

“¡Esto no parece Pakistán!”, exclaman casi todos los visitantes al ver por primera vez Islamabad, una ciudad que fue creada para ser capital de un país nuevo y que, como este, intenta seguir el plan original aunque con suerte desigual.

La capital pakistaní verdaderamente sorprende al turista desprevenido porque se trata de una moderna y muy bella urbe enclavada en una nación en la que la prosperidad no brilla demasiado.

La ciudad de Islamabad tiene una extensión de 906 km². Además la ciudad forma parte de un área de 2717 kilómetros cuadrados conocida como “Area Especificada”, con las colinas Margala al norte y noreste.

La parte sur de la ciudad es una llanura ondulada, drenada por el río Kurang, donde se encuentra la presa de Rawal.

Cuando en 1947 India logró su independencia de Inglaterra, su territorio quedó dividido dando lugar al nacimiento de Pakistán, en donde se radicó la población musulmana del territorio indio.

La capital pakistaní en ese tiempo fue Karachi pero poco antes de 1960 comenzó, de a poco, la construcción de Islamabad para convertirse en la nueva capital del país y por eso, al igual que Brasilia, luce un estilo arquitectónico, y más que nada urbanístico, vanguardista y hasta futurista, según opinan algunos expertos.

“A veces pasas un rato en casa y es fácil olvidarte de en qué país estás”, explica Romina Portas, una italiana llegada hace unos meses a Islamabad por cuestiones de negocios y que reconoce que no se imaginaba la capital “así para nada”.

CIUDAD PARA RICOS

Con un millón y medio de habitantes, esta ciudad de apenas medio siglo de historia sigue siendo un “paraíso prohibido” para la mayoría de los paquistaníes y, en general, solamente los pudientes o los funcionarios destinados en la capital pueden disfrutarla.

“El precio del suelo, un 35 o un 40 por ciento más que en otras ciudades paquistaníes, ha servido para evitar la masificación de Islamabad”, explica el jefe de la Autoridad de Desarrollo de la Capital (CDA), lo más parecido a un alcalde que tiene esta ciudad.

Maruf Afzal, en el cargo desde finales de 2013, habla con mucho detalle y casi pasión de la ciudad que dirige, y de cómo se decidió su fundación a finales de los años cincuenta, cuando el joven Pakistán -creado en 1947- vio la necesidad de una nueva capital.

Tras encargarse el proyecto a un estudio de arquitectos griegos, Islamabad empezó a construirse a finales de los años 50 casi a la vez que Brasilia, la ciudad brasileña con la que a menudo se suele comparar y que también se inauguró como capital en 1960.

Del plan maestro original -”que aún se sigue desarrollando”, según Maruf- queda la estructura cuadriculada de la capital, cuyos barrios siguen teniendo nombres tan poco locales como F6 o G8 y cuyas calles siguen una numeración, esta sí un poco más “asiática” ya los números no son del todo correlativos.

Islamabad es una ciudad moderna con menos atracciones históricas que otras muchas ciudades de Pakistán, pero tiene una arquitectura impresionante, museos y la antigua y cercana ciudad de Taxila, que data del siglo IV a.C. Islamabad es una ciudad verde con buenas oportunidades para actividades al aire libre, incluyendo ciclismo y senderismo por Islamabad, montar a caballo y parapente en las colinas de Margalla al norte de la ciudad, pescar en el lago Rawal o visitar la cercana localidad de colonial británica de Murree.

SITIOS DE INTERES

Algunos lugares de interés de Islamabad son el Monumento Nacional, la Torre Saudi-Pak y la enorme mezquita Shah Faisal, así como los jardines esculpidos de las colinas de Shakar Parian.

El área Azul es el centro financiero de la ciudad, y los miradores de Daman-e-Koh y Pir Sohawa en las colinas circundantes son buenos lugares para caminar y disfrutar de las vistas de la ciudad.

Los variados museos de Islamabad incluyen el renovado Museo de Lok Virsa, el Museo de Islamabad y el museo de Pakistán de Historia Natural. También hay históricos santuarios sufíes islámicos cerca de la ciudad.

Islamabad también es el hogar de la Galería de Arte Nacional de Pakistán.

La ciudad tiene dos lagos, el Rawal y el Loto, y ofrecen paseos náuticos, pesca y una atmósfera relajante.

Hay algo de vida nocturna y buenas oportunidades para comprar barato en Islamabad.

Circular en bicicleta por Islamabad se ha hecho popular, y es el punto de partida para las excursiones por las montañas del norte.

TORRE SAUDITA

La ciudad presenta rasgos tanto de la arquitectura moderna como de la antigua, siendo la Torre Saudi-Pak un buen ejemplo de ello.

La enorme Mezquita Faisal, uno de los edificios más representativos de la ciudad, es conocida por su singular arquitectura.

Otros obras arquitectónicas significativas de la ciudad son el edificio de la Asamblea Nacional, que fue diseñado por Louis I. Kahn, la Casa de Pakistán, donde reside el presidente, los jardines botánicos y el edificio de la Biblioteca Nacional.

La ciudad está dividida en ocho zonas, en función de su utilidad: área residencial, área industrial, industria ligera, comercio, distrito comercial, área educacional, enclave diplomático y gobierno, y cada una posee su propio parque.

Ante el desarrollo descontrolado de las grandes megalópolis del sur de Asia, como Delhi, Karachi o Bombay, que se acercan a los 20 millones de habitantes, las autoridades de Islamabad intentan mantener un plan urbanístico que mantenga la esencia de la ciudad.

Ese alma de ciudad jardín, con la prioridad para la comodidad de sus residentes, se combinaba de inicio con cierto espíritu liberal plasmado, por ejemplo, en la sala de fiestas del primer hotel de la ciudad, un inmueble que hoy aloja el ministerio de Asuntos Exteriores.

“El Sharazad tenía una sala de fiestas como las de Karachi o Lahore, y en Melody Market -uno de los bazares del lugar- se podía comprar alcohol sin problema”, explica un veterano residente, Samir Khan, quien ha visto crecer la capital desde el principio.

La prohibición de la venta del alcohol y la islamización del país durante el régimen del general Ziaul Haq dejó su huella en Islamabad, donde, como en otras ciudades, algunas diversiones pasaron exclusivamente al ámbito privado.

“Como casi nadie vive aquí permanentemente, no hay miedo a que alguien de tu familia te vea en una fiesta o haciendo algo que en tu lugar de origen sería totalmente inadecuado”, explica Khan, propietario de alguno de los inmuebles más antiguos de su sector, F7.

La capital fue desarrollándose de acuerdo al plan original y “los primeros que vinieron a vivir fueron los funcionarios”, según explica este vecino, que recuerda que hasta finales de los años 80 “nadie decía siquiera que fuera de Islamabad”.

En realidad eso todavía pasa y nadie es realmente de la capital, casi todo el mundo está de paso, empezando por los miles de extranjeros -se rumorea que sólo la embajada estadounidense emplea a una 2.000 personas- y parte de los 100.000 funcionarios oficiales.

“La gente empezó a venir a vivir a finales de los años 80 y en los 90, se desarrollaron nuevos sectores y se edificaron muchas casas para gente con dinero que buscaba tranquilidad”, explica Samir Khan, propietario de varios inmuebles en la ciudad.

Hoy la capital crece “siguiendo el modelo de ciudades diferentes como Bogotá o Estambul”, según Maruf, ya que estas revelan soluciones novedosas para algunos de los problemas que también tiene Islamabad, entre otros el tráfico o la escasez de agua.

“Muchas viviendas se han ido dividiendo y el número de familias por metro ha aumentado”, explica el responsable de la CDA, que ve inevitable que el paisaje de amplias casas de dos plantas empiece a dejar paso a los edificios de varias plantas.

“Pero queremos que Islamabad conserve su naturaleza de ciudad verde, confortable y que no se llene de coches”, recalca Maruf, que detalla los planes para inaugurar en unos meses un moderno servicio de autobuses rápidos hacia la vecina ciudad de Rawalpindi, esa que marca el inicio del “verdadero Pakistán”, a diez kilómetros.

Otro de los problemas a los que Islamabad no ha podido escapar es al crecimiento de la violencia, un fenómeno al que la capital fue casi ajena durante décadas, “aunque ya en 1979 hubo un primer ataque a la embajada de EE.UU.”, explica Samir Khan.

Entonces, el enclave diplomático, que hoy alberga el grueso de las legaciones con enormes medidas de seguridad, era un espacio abierto y casi sin vigilancia.

Islamabad ha cambiado mucho en el último lustro, sobre todo a raíz del atentado contra el lujoso hotel Marriott que en 2008 costó la vida a medio centenar de personas, y las medidas de seguridad han desfigurado el rostro de una ciudad con amplias avenidas y espacios no pensados para ser rodeados de alambradas.

Es difícil no dibujar un paralelismo entre el país y su capital -”es verdad, Islamabad es en cierto modo un símbolo del país”, admite su ‘alcalde’-, ya que tanto una como otro fueron productos de diseño que no han logrado desarrollar su plan maestro, pero que no cejan en el empeño.

DATOS UTILES
Alojamiento
La infraestructura hotelera de Islamabad es amplia y diversificada.
Para los primeros meses de este año hay promociones como el del “Islamabad Hotel” (tres estrellas), ubicado en la sector de la ciudad denominado “G6” o Centro Cívico. La tarifa diaria para una persona en base doble es de 900 pesos argentinos, con desayuno incluido.
Otra promoción es la del “Envoy Continental Hotel” (tres estrellas); está situado en la calle Fazal-e-Haq Road Nº 111 Este, del “Area Azul”. El costo por persona en base doble, es de 980 pesos argentinos por día.
Cómo llegar
El precio de un pasaje aéreo desde Buenos Aires a Islamabad, con dos escalas, tiene un costo mínimo de 37.692 pesos argentinos por persona.

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