¿Hay que sentarse con los chicos a hacer los deberes?

Frente a las tareas escolares muchos padres no saben cómo actuar: ¿hasta dónde hay que ayudarlos?

Empezó la escuela y también llegaron las tareas. Como cada año, muchos padres se encuentran otra vez frente al dilema de qué actitud tomar frente a los deberes de los chicos. ¿Hasta dónde se los debe ayudar?, ¿lo mejor es sentarse con ellos o exigirles autonomía y responsabilidad?

La maestra Marianela Caminos, de sexto año, considera que lo adecuado sería ayudarlos con los deberes, pero en cada nuevo ciclo escolar exigirles una nueva responsabilidad y un poco más de autonomía.

“En los primeros años está bien que los padres se sienten con los chicos para ayudarlos, pero la idea es fomentar la independencia y que los chicos vayan adquiriendo responsabilidad”, dice Caminos.

“En los primeros años está bien que los padres se sienten con los chicos para ayudarlos, pero la idea es fomentar la independencia y que los chicos vayan adquiriendo responsabilidad”

 

El proceso hacia la autonomía debería iniciarse en los primeros años escolares: “Cuando los padres le arman la mochila, el chico tiene que estar al lado para ir aprendiendo. La idea es que al tiempo se la empiece a armar solo”, dice la maestra. El mismo sistema debería aplicarse para las tareas: primero ayudarlos y sentarse junto a ellos para que después lo resuelvan solos.

Para María Inés Mazza, psicopedagoga y maestra particular, “los padres tienen que acompañar en el aprendizaje”. Plantea que en las escuelas arman cursos con 35 alumnos y las docentes no pueden llevar un seguimiento personalizado de cada uno. “Los padres tienen que sentarse con ellos, incentivarlos y corregirlos en cuestiones que se les pueden pasar a los maestros por la cantidad de alumnos en el aula”.

Muchas veces los padres quieren ayudarlos con los deberes, pero con algunas materias no pueden: matemáticas suele ser una de ellas. Como cambió el método de enseñanza, los adultos no comprenden la manera en que los chicos abordan las operaciones.

Este es uno de los motivos por los cuales la maestra Caminos considera que “es preferible no mandarles tarea para el hogar”. Intenta que las actividades se resuelvan en clase para que los alumnos cuenten con su apoyo.

Otra de las causas que llevó a Caminos a evitar, en la medida de lo posible, los deberes, es que “muchos padres se sientan a hacerles la tarea a sus hijos”. La docente notaba una gran diferencia entre los trabajos que algunos alumnos realizaban en el hogar y en tiempo de clase: “Traían tareas brillantes y en clase no respondían, por eso ahora intento que el trabajo se realice adentro del aula”.

Jorgelina es maestra y mamá de Zoe (8). Cuenta que algunas madres llegan a falsificar la letra de sus hijos para hacerles la tarea. “Pasa mucho. En las reuniones de padres solemos hablar de eso. Hay chicos que no distinguen los colores y traen dibujos bien pintaditos”, dice la maestra, y agrega: “Los padres creen que les hacen un bien, pero se equivocan”.

La docente sostiene que es importante que los chicos enfrenten las situaciones y aprendan de sus errores.

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