Tenía un arma por seguridad, pero la usó con otros fines

Nadie puede entenderlo. “No faltaba nunca a trabajar, era un tipo serio y responsable”, lo describieron en 124 y 96, en donde un carnicero trabajaba hace muchos años, y en donde ayer a la mañana tomó la aparente decisión de quitarse la vida de un tiro.

“Venía con muchos dolores de cabeza hace casi dos semanas. No aguantaba según lo que nos decía”, comentaron a metros de donde Jorge Cordan (51) atendía a sus clientes.

Ayer a la mañana el carnicero fue hasta su local y sólo abrió la puerta de la cortina de hierro. Por ahí entró una familiar, empleada del negocio, y se topó con el hombre tirado en el piso, en un charco de sangre: se había disparado en la sien con un arma calibre 22, que al parecer tenía en el comercio por motivos de seguridad.

Hubo mucho enojo en el barrio a raíz de que “la ambulancia nunca llegó” y a Jorge debieron llevarlo en un patrullero de urgencia hasta el Policlínico.

Ahí se encontraba internado al cierre de esta edición, en un panorama crítico, comentaron en la comisaría que interviene en el hecho.

Poco después del hallazgo se hicieron pericias en el local. De ese estudio se desprendió que “no intervino otra persona y la víctima no dejó cartas explicando los motivos por los que habría decidido dispararse”, comentó un jefe policial.

Por eso, las circunstancias de este aparente intento de suicidio siguen siendo un misterio.

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