Hay pistas para identificar a dos testigos clave del crimen en 3 y 51

Son las chicas que escaparon junto al homicida y otro sujeto, mientras moría Pablo Duarte

A cuatro días del crimen de un joven frente al ministerio de Seguridad, a causa de una pelea que se había originado dentro de un pub, los investigadores confían en dar con el responsable a partir de los datos que surgieron para identificar a las dos mujeres que lo acompañaban cuando ocurrió todo y se fueron con él, admitieron fuentes con acceso a la causa. Una de ellas le habría reprochado “¿qué hiciste?”

Los pesquisas también consiguieron más información sobre el auto en el que escaparon el tirador, las chicas y otro hombre. Al respecto, se limitaron a decir que sería “de la marca Chevrolet o Volkswagen”.

Como se ha venido informando, esta historia se inició a las 5 de la mañana del sábado, cuando en el pub Hispano, de 4 y 51, Pablo Gustavo Duarte (30) destapó una botella de champagne para brindar con su mujer, sus dos hermanas y la pareja de una de ellas. En esa maniobra habría salpicado a por lo menos uno de los dos hombres que estaban en la mesa de al lado, con dos chicas.

Según contó Gabriel Lucena (35), cuñado de Duarte, éste se disculpó, pero ese incidente menor generó un entredicho y una trompada fortísima que le lastimó la cara.

“Nos separaron los custodios y ellos, que eran dos, se fueron a la calle. Pablo los siguió y yo corrí detrás de él para frenarlo. A la media cuadra uno de ellos se subió a un auto, sacó una pistola y disparó para atrás. Estaba oscuro y no se veía nada. Tiró al bulto, para pegarle a alguien. Podía ser mi cuñado o yo”, sostuvo Lucena.

Fue Duarte quien recibió un tiro por encima de la tetilla izquierda, que lo hizo caer de espaldas sobre la calle, semiconsciente, en 3 y 51. El homicida y sus amigos escaparon en un coche “negro, chiquito y redondeado”, de acuerdo a la descripción que del mismo hicieron los testigos.

Respecto de la patente, en un primer momento alguien aportó las letras, pero no los números. Aunque las fuentes consultadas no lo confirmaron ni desmintieron, en este punto también habrían avanzado.

FINAL, BRONCA Y DUDAS

El primer patrullero de los muchos que fueron llegando a la escena trasladó a Duarte al hospital San Martín, aunque llegó muerto.

En la calle, los peritos encontraron una vaina servida 9 milímetros, el mismo calibre del plomo que horas después recuperaron los forenses en la autopsia y el de las armas reglamentarias de las fuerzas de seguridad.

Por esto, y algunas circunstancias que rodearon al caso (como el hecho de que el agresor tuviera esa pistola en el auto y su destreza a la hora de usarla), una de las hipótesis es que pudo actuar un policía.

Los detectives del Gabinete de Homicidios de la DDI, que investiga el crimen bajo la instrucción del fiscal Marcelo Martini, ya obtuvieron filmaciones de cámaras apostadas en las inmediaciones (aunque son muy pocas) y testimonios de quienes vieron al atacante y sus acompañantes.

Es clave la descripción que hicieron de las mujeres, una de las cuales “tiene el pelo negro y largo, por debajo de la cola”, contó un pesquisa, no sin aclarar que las dos serían habitués del bar y por eso “recuerdan bien su aspecto”.

Pablo Duarte vivía con su pareja en Melchor Romero y trabajaba en el sector cocina del hospital de esa localidad.

“No se merecía morir de esa manera. Esto no puede quedar como un caso más de gatillo fácil”, protestó su familia.

El domingo a la madrugada, algunos de los que se concentraron frente al pub de 4 y 51 para pedir su clausura causaron algunos desmanes: pintaron el frente del local, rompieron vidrios y otros destrozos. Allegados al local no ocultaron su malestar por los destrozos sufridos, porque “no tenemos nada que ver con lo que sucedió”.

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