Justificada alarma ante las frecuentes fugas de personas detenidas en la Provincia

La reciente fuga de un adolescente de 15 años de edad acusado de haber cometido tres homicidios, ocurrida cuando era trasladado en un móvil oficial a un instituto de máxima seguridad en La Plata, vino a exponer, una vez más, otro aspecto de las serias falencias que en materia de seguridad presenta el sistema penal en la Provincia.

Tal como se informó, se trata del menor que había sido detenido la semana pasada cuando fue disfrazado de sepulturero al entierro de su abuela para no ser descubierto por la policía, que lo buscaba por el crimen de un oficial inspector cometido en febrero en Lanús. El chico que estaba a disposición del fuero penal de responsabilidad juvenil de La Matanza y de la secretaría de Niñez y Adolescencia concretó su fuga en el Camino Negro, a la altura del Puente de La Noria, en Lomas de Zamora, saltando del vehículo de la dependencia provincial cuando lo transportaban al instituto Almafuerte.

Se aseguró que el adolescente logró zafar de las esposas, forcejeó con el asistente que lo custodiaba y se arrojó a la calle por la ventana del vehículo en movimiento, tras lo cual escapó a la carrera, mientras que el chofer del móvil detuvo la marcha y el otro hombre lo corrió pero sin llegar a alcanzarlo. Fuentes de la Secretaría informaron que se inició un sumario administrativo para determinar con precisión las circunstancias en las que se produjo la fuga.

Cabe agregar que el menor, que por su edad es inimputable, está vinculado a tres causas por homicidio, dos consumados y no en grado de tentativa, cometidos entre octubre de 2014 y marzo, todos en Villa Diamante.

Bien se conoce que el historial de fugas por parte de procesados o penados, sean adultos o menores de edad, en episodios que pueden ocurrir en cárceles, comisarías, alcaidías o, como en este caso, durante un traslado, ofrece en la Provincia datos estadísticos ciertamente alarmantes. De acuerdo a los últimos datos hechos públicos, desde 1998 a fines de 2013, se habían abierto 577 causas por fuga de presos (concretadas o intentos), de las cuales solamente 14 llegaron a juicio y menos de la mitad tuvo sentencia.

Más recientemente se registraron fugas de presos en la Unidad 26 de Olmos, en una situación que le costó el puesto a varios jefes de ese complejo penitenciario, del cual habían escapado otros dos internos pocos meses antes, utilizando para ello los servicios de un remís. Pero las fugas de detenidos también se presentaron en distintas unidades carcelarias y policiales de nuestra ciudad y del resto de la Provincia.

Tal como se ha señalado en forma reiterada, estos hechos no deben ser considerados como episodios aislados, sino que se enmarcan en una grave problemática relacionada con deficiencias en el manejo y alojamiento de los detenidos, que deberían ser analizadas y corregidas por las autoridades policiales, penitenciarias y del área de minoridad.

Además del mandato constitucional sobre el tratamiento debido a los detenidos, corresponde asimismo dar respuesta al justificado temor de la población, que no deja de expresar su alarma ante la fuga de procesados o penados, muchos de los cuales suelen contar con frondosos antecedentes delictivos. Esta inquietud debiera servir para reforzar la advertencia y provocar la reacción que, evidentemente, hace falta. Desde luego que es responsabilidad primaria de las autoridades estudiar detalladamente este problema y avanzar en la búsqueda de las soluciones de fondo.

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