Musicoterapia: ahora las obras sociales la cubrirían

Las creación de un marco legal para practicarla abre nuevas perspectivas para profesionales y pacientes

Tras años de ocupar un espacio de reconocimiento tanto en el ámbito académico como en el de la salud, la musicoterapia obtuvo finalmente un marco normativo para su práctica profesional en todo el país. Sancionada el jueves pasado por el Congreso, la ley de Ejercicio Profesional de la Musicoterapia no sólo abre nuevas perspectivas para los graduados en esta disicplina sino que implica la posibilidad de que las obras sociales comiencen a reconocer los tratamientos en forma general.

La norma, que surge de un proyecto presentado en 2007 con el consenso de universidades y asociaciones profesionales, establece las obligatoriedad de contar con titulo universitario y estar matriculado para ejercer la profesión, define el campo de incumbencia de los musicoterapeutas e invita a las provincias a adherir a su marco legal. Y es que si bien su ejercicio era reconocido ya por algunas provincias, entre ellas la nuestra, no lo estaba hasta ahora en gran parte del país.

Ademas de significar un fuerte espaldarazo para los cientos de musicoterapeutas y licenciados en musicoterapia que han obtenido su título universitario en los últimos años, la Ley posibilita de algún modo que a las obras sociales comiencen a reconocer la práctica en hospitales, clínicas y consultorios privados, algo que hasta ahora realizan sólo en forma excepcional.

“Como la musicoterapia no estaba reconocida como una rama de la salud a nivel nacional, las obras sociales tampoco tenían la obligación de cubrir los tratamientos, salvo en el caso de personas con discapacidad, que tienen un sistema especial de prestaciones”, explica la licenciada Verónica Cannarozzo, integrante de la Asociación de Musicoterapia de La Plata y directora de la cátedra libre de Musicoterapia de la UNLP.

Es así que “si bien las obras sociales como IOMA y PAMI otorgan un mayor puntaje a los establecimientos que ofrecen musicoterapia, hasta ahora no le cubren los tratamientos que le son indicados a sus afiliados si no cuentan con un certificado de discapacidad”, comenta Cannarozzo, quien espera que el nuevo marco legal ponga fin a esta limitación.

Aunque casi desconocida como disciplina hasta hace unos pocos años, la musicoterapia moviliza un número cada vez mayor de personas que buscan recuperarse de diversos trastornos neurológicos o lograr al menos una calidad de vida mejor.

Nacida luego de la Segunda Guerra Mundial como una alternativa terapéutica que mostraba muy buenos resultados en el proceso de recuperación física y emocional de los veteranos, la musicoterapia encontró en los últimos años un fuerte aval de la mano de las neurociencias y los métodos de diagnóstico por imágenes, que pusieron en evidencia sus beneficios.

Pero el crecimiento que registra la musicoterapia no es ajeno a su propia propuesta, la de una alternativa que en lo superficial se plantea como algo lúdico y plancetero, pero que permite alcanzar buenos resultados tanto en prevención como en tratamiento y rehabilitación de algunas patologías. Entre los cuadros en que suele aplicarse se encuentran la apraxia, la anomia, los deterioros cognitivos leves, la demencia, la dislexia, la disartria, la Enfermedad de Parkinson y diversas discapacidades intelectuales y motoras.

La carrera
La formación en Musicoterapia se dicta ya en al menos cuatro universidades de nuestro país: la del Salvador, la UBA, la Universidad Abierta Interamericana y la Universidad Maimónides . En la UNLP existe una cátedra libre que se reúne una vez al mes para difundir la disciplina profesional.
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Verónica Cannarozzo

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