A 5 años de un crimen, otro reclamo de justicia

Ese 27 de julio de 2010, el ex comisario de la Policía bonaerense Eduardo Rubén Sánchez (64) tenía prácticamente todo listo para viajar a Sierra de los Padres junto a su esposa y dos nietos. Allí iban a disfrutar de unos días de vacaciones de invierno.

Pero minutos después de las seis de la tarde, Sánchez recordó que tenía que comprar alimento balanceado para su perro. Y se dirigió entonces a una forrajería de su barrio, ubicada en 143 entre 59 y 60.

Por fatalidad o destino, de ese local coincidieron en salir dos delincuentes que acababan de cometer un asalto. Justo en el instante en que ese vecino de Los Hornos se disponía a entrar al comercio.

Testigos indicaron que uno de esos asaltantes enseguida le disparó a Sánchez un balazo en el pecho, con total sangre fría. Y escaparon en un Fiat 147 en el que los esperaba un cómplice.

El ex comisario, gravemente herido, murió un rato después en el hospital San Juan de Dios, antes de que los médicos pudieran atenderlo.

LA FAMILIA PIDE AYUDA

Desde aquella trágica tarde, hay dos puntos en común que permanecen inalterables para la familia del ex comisario asesinado: un profundo dolor por su ausencia y un ferviente reclamo de justicia para este terrible caso.

Por eso, al haber cumplido el lunes cinco años del brutal crimen de su padre, Eduardo (39), a través de una nota enviada a EL DIA ante este triste aniversario, solicitó que “las personas que tengan alguna información relacionada al homicidio de mi papa, que confíen en la Justicia y en la gente que está trabajando para esclarecer el hecho”.

Enseguida citó que “la investigación sigue en curso y existen elementos probatorios que incriminan a personas que son capaces de infundir temor a quienes puedan brindarnos información. Pero deben saber que la Fiscalía Nº 6, de Marcelo Romero, tiene un equipo de trabajo capaz de ofrecerles protección y seguridad”.

Remarcó después que “necesitamos que nos ayudan a desentrañar la verdad de lo ocurrido”.

Por último, Eduardo mencionó emotivamente que “luego del fatídico día en el que falleció mi papá, quedó una familia destruida: una esposa y cuatro hijos que despertamos cada día pidiendo que se haga justicia”.

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