Uno de cada 20 bebés muestra alergia a la leche

Una sola gota de leche (160 mililitros) podría causar una reacción grave, independientemente de la cantidad total ingerida, a cualquier chico que tenga alergia a la proteína de la leche de vaca, una reacción no tan rara ya que afecta a 1 de cada 20 recién nacidos, provocándoles síntomas gastrointestinales (60%), dermatológicos (50%) o respiratorios (30%), que se pueden presentar en forma inmediata, además de otros signos no menores como el llanto y la irritabilidad.

Es que lo que los médicos denominan como “la APLV”, es una de las alergias alimentarias más frecuentes en los primeros meses de vida. Sin embargo, la demora en el diagnóstico puede llegar a retardarse hasta los 8 meses, por lo que los especialistas advierten sobre la rápida detección y tratamiento de esta patología para evitar eventos graves como el shock anafiláctico, además de retrasos en el crecimiento de los más pequeños.

“Si bien uno de cada 20 recién nacidos sufre APLV -sostuvo el alergista Alberto Lavrut- todavía es una patología sub reconocida, sub tratada y pobremente comprendida. Por un lado, un alto porcentaje de pacientes derivados por sospecha de APLV no son alérgicos a la proteína de la leche de vaca, con lo cual hay diagnósticos diferenciales insuficientes, y, por otra parte, existe un alto porcentaje que tiene un reemplazo inadecuado de la leche, además de observarse una baja o directamente nula interconsulta con el área de nutrición, y entonces no hay diagnóstico de certeza”.

De acuerdo con lo indicado por el especialista, en el país, al igual que a nivel mundial, el promedio de tiempo diagnóstico es de 7 a 8 meses, lo que implica un padecimiento para el niño y su familia, además de impactar en su crecimiento.

“Se estima que un 21% de los pacientes al momento del diagnóstico presenta bajo peso, y que el 14% tiene baja talla”, asegura Lavrut.

Entre los síntomas para detectar esta alergia, se destacan entre los bebés una erupción cutánea, diarrea, cólicos, sibilancias, vómitos o sueño inquieto de un momento a otro. También puede aparecer desde picazón ligera, edema y hormigueo en labios, lengua, paladar o garganta, hasta hinchazón de los labios y la boca, incluso llegar a edema de la mucosa faríngea, y el solo contacto de la leche sobre la piel puede producir enrojecimiento, urticaria, rinitis, conjuntivitis, asma o anafilaxia, especialmente si continúan con la ingesta de la proteína de leche de vaca.

En cuanto a su tratamiento, una vez diagnosticada esta alergia el pilar fundamental es la eliminación de la proteína. En los menores de 2 años y en chicos no amamantados, el reemplazo de la leche a través de fórmulas hipoalergénicas es indispensable, y entre las medidas de prevención se recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y, para los chicos con riesgo elevado (si ya hay en la familia un hermano con la misma afección) se sugiere complementar con formulas hidrolizadas o extendidas durante ese periodo, mientras que para los chicos sin riesgo alto, los alimentos alergénicos deben introducirse gradualmente.