No admite falencias el servicio de los comedores escolares en la Provincia

Un relevamiento realizado por el ministerio de Desarrollo Social bonaerense que detectó serias falencias en los comedores escolares de la Provincia ofreció alarmantes conclusiones, en una situación que no sólo debe suscitar preocupación en las autoridades responsables, sino el reclamo de que impulsen la más perentoria de las soluciones. Corresponde, por lo pronto, valorar en su justa medida la actitud oficial de reconocer y marcar las diversas deficiencias que sufre un servicio de estas características. Cuando se presentan problemas de esta envergadura, lo habitual por parte de los organismos responsables ha sido negar las falencias o, en su defecto, mantenerse en un completo hermetismo. Cabe señalar que son 1.600.000 chicos de 135 municipios de la Provincia que reciben todos los días alimentación en las escuelas. Pero fueron las propias autoridades provinciales las que reconocieron que ese servicio hoy en día presenta un estado deplorable.

Lo cierto es que la administración provincial encargó un trabajo de campo que fue realizado por equipos de la Universidad Nacional de La Plata y la de San Martín. A partir de este estudio, cuyos resultados finales serán presentados recién en marzo, se pudo detectar, entre otras cosas, que sólo el 31 por ciento de los desayunos que consumen los escolares cuenta con la presencia de leche o yogurt, dos alimentos básicos en la dieta de cualquier chico.

Tal como se informó, en un 33 por ciento de las escuelas relevadas falta agua de red en la cocina y el 56 por ciento carece de red cloacal y desagües, así como de un lugar exclusivo para comer. Se indicó, asimismo, que el 61 por ciento de los establecimientos relevados carece directamente de los utensilios necesarios para comer, y quienes realizaron el relevamiento determinaron que el 98 por ciento de los comedores que funcionan en nuestra provincia no cumple con un programa de capacitación para el personal de la cocina ni con los controles sanitarios y bromatológicos necesarios para resguardar los alimentos.

Ahora, con los resultados del estudio a la vista, las autoridades aseguraron que a partir del año venidero se aumentarán en un 30 por ciento los montos destinados a las raciones y que se hará foco en la plena nutrición, de modo de asegurar que los alumnos coman mejor en las escuelas.

Se está hablando del deterioro de un servicio que es vital. La prestación de los comedores escolares no puede bajar de calidad ni verse reducida en modo alguno. Al margen de toda consideración política o coyuntural sobre esta cuestión, no puede menos que advertirse que una disminución del servicio puede generar daños irreparables y emergencias dramáticas en muchas familias.

Es imperioso, por consiguiente, que el Estado revierta estas falencias que afectan a los comedores escolares. Es verdad, también, que no se podría ignorar que las escuelas públicas de los primeros niveles han ido acrecentando sus roles en los últimos tiempos, dejando de ser establecimientos en los que sólo se imparten conocimientos para ir convirtiéndose en verdaderos núcleos de asistencia social, comprometidos íntimamente en cuestiones socioeconómicas, fundamentalmente asistenciales y sanitarias. De allí mismo la importancia vital que tienen los comedores escolares y el corolario de que, si hay algo que no puede reducirse o postergarse, es la alimentación de chicos que viven con angustiantes necesidades.

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