Desvalijaron un kiosco y robaron hasta la máquina de cargar SUBE

Entraron por el frente, de madrugada. Revolvieron todo, vaciaron la caja y se llevaron mercadería

Hace un mes, los encargados de un kiosco tuvieron que soportar una seguidilla de tres robos a mano armada en el lapso de una semana. Cuando parecía que todo estaba mejor, recibieron un nuevo golpe: amanecieron con la sorpresa desagradable de encontrar todo tirado, la fachada con daños y ni un solo peso en la registradora.

El escenario fue la esquina de 19 y 56. En algún momento de la madrugada de ayer, desconocido, porque no trascendió el testimonio de ningún testigo que los haya escuchado llegar o irse.

Por eso es que se desconoce cuántos ladrones intervinieron y con qué movilidad contaban. Ni siquiera está claro en qué horario actuaron.

Sí se pudo reconstruir que los delincuentes abrieron la persiana del frente y rompieron la puerta de adelante, presumiblemente con una barreta o algo parecido.

Como nadie los descubrió, pudieron disponer de tiempo suficiente para revisar estantes y llevarse algo de mercadería.

De la caja registradora sacaron toda la plata que había, aproximadamente cuatro mil pesos, según calculó Oriana (19), una empleada del kiosco. Los delincuentes también dejaron desparramado por el suelo los productos a la venta y se llevaron hasta la máquina para recargar tarjetas SUBE, señaló la chica.

La intervención policial llegó después de que los damnificados llegaron ayer a la mañana, notaron lo que pasó y avisaron al 911. Los empleados, desde luego, tuvieron que sobreponerse y trabajar como un día cualquiera.

La delincuencia castigó cuatro veces en sólo un mes a quienes trabajan en ese comercio cercano a la plaza Malvinas. Encima, esos antecedentes se sucedieron en cuestión de una semana.

Más de una vez hubo seguidillas protagonizadas por los mismos delincuentes, reincidentes ante la facilidad que tuvieron para robar e irse. Pero en el caso de este comercio, habrían actuado siempre ladrones distintos.

Oriana sufrió uno de esos asaltos cuando trabajaba junto a su novio por la noche. A los dos les apuntaron con una pistola y al chico lo encerraron en un baño.

Las otras dos veces fueron de mañana, también a mano armada. Lo padeció otra empleada, que tampoco tuvo chance de escaparse de las amenazas de muerte.

Desde entonces, en el comercio implementaron algunas medidas de seguridad como “trabas y una alarma” para prevenir que les volviera a pasar.

Pero el episodio de ayer les demostró que los delincuentes fueron capaces de vulnerar esos obstáculos como si nada.

En una elucubración de quiénes podrían haber sido los que se metieron ayer a saquear el local, fuentes del caso señalaron: “Tal vez fueron algunos que fueron a ese kiosco hace pocos días y se fueron enojados porque no les quisieron fiar”. El robo recién comienza a investigarse y por ahora no hay sospechosos.

detencion en 54 y 29

Unas horas antes de sucedido ese episodio, a última hora de la noche del martes en 54 entre 29 y 30 ocurrió otro asalto, dijeron fuentes policiales.

La víctima fue una mujer de 31 años, que fue abordada por un delincuente de 28. Aparentemente, también había otro asaltante. Una versión dio cuenta de que a ella la increparon con un arma blanca y así le quitaron el celular y una tarjeta de crédito.

La policía supo del hecho y fue a intervenir. A uno de ellos lo capturó. “No tenía lo robado pero la mujer lo identificó ni bien lo vio”, sostuvieron esos voceros.

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