A solas con mi pareja, ¿un plan perfecto o demasiado peligroso?

Especialistas afirman la importancia de reconocer a tiempo el desgaste de la relación y afrontarlo

La vida conyugal es difícil, para algunos, demasiado. Tanto la pasividad de la rutina como el movimiento que supone la vida misma, con los cambios personales o en el ámbito laboral, pueden desestabilizar a la pareja o aniquilar al amor. Algunos deciden pegar el volantazo independientemente de la edad y las circunstancias, otros prefieren remarla y a otros les sucede lo que a la rana de la fábula, que cuando se dio cuenta de que el agua de la olla había alcanzando una temperatura amenazante, sus músculos estaban debilitados y ya no encontró fuerzas para saltar y salvarse.

“El desgaste del vínculo figura entre todas las situaciones que tiene que atravesar una pareja. Lo importante es darse cuenta a tiempo de que las cosas no andan bien y una vez asumido el problema bucear en los recovecos de la pareja hasta dar con las causas concretas de ese malestar y entonces ver qué se puede hacer con eso”, dice la psicóloga especialista en parejas María de Jesús Ferrero.

En este sentido, la psicóloga y sexóloga Susana Machado García sostiene que un inconveniente que agrava la situación es que muchas veces a las parejas les cuesta asumir que las cosas no andan bien entre ellos, porque reconocer el problema supone cortar con la inercia y “tomar cartas en el asunto”.

“De lunes a viernes está todo equilibrado por el trabajo y la rutina. Pero el fin de semana hay que llenar la casa de gente o moverse mucho para tapar el vacío”

“De lunes a viernes está todo equilibrado por el trabajo y la rutina. Pero el fin de semana hay que llenar la casa de gente o moverse mucho para tapar el vacío en la relación. También los proyectos muchas veces cumplen esta función. Siempre están atrás de una zanahoria que no es la propia”, dice la especialista, y agrega: “Y si los de afuera devuelven una imagen positiva de la pareja eso refuerza la imagen ficticia que se está proyectando. Y ayuda a sentirse bien por un rato. Los problemas aparecen cuando se ven obligados a estar solos y se vuelve evidente que entre ellos no pasa nada. Por eso muchos se separan después de las vacaciones”.

Esto es un poco lo que se pretende reflejar en la película “Una noche de amor”, protagonizada por Carla Peterson y Sebastián Wainraich: el matrimonio se ve obligado, de alguna manera, a enfrentar una salida solos y es ahí donde afloran los problemas ocultos bajo la rutina.

La gerontóloga Silvia Gascón cuenta que muchas veces la pareja se da cuenta del abismo que existe entre ellos cuando se jubilan y los hijos se van de la casa. De ahí las separaciones en la tercera edad. “De repente empiezan a pasar mucho tiempo juntos y como ya no están los hijos para desviar el foco de atención los problemas conyugales se vuelven inevitables y si entre ellos ‘falta algo’ en ese momento se evidencia”, dice.

La gerontóloga advierte sobre la importancia de retroalimentar el vínculo y de entender que las personas van cambiando con el paso de los años. Por eso, señala, es necesario ir compartiendo con la pareja las nuevas visiones de la vida y de uno mismo.

“A veces pasa que cuando empiezan a compartir más tiempo juntos sienten que están con un desconocido. O también puede suceder que en estos cambios internos tomen diferentes rumbos y tal vez ya no sientan ganas de seguir juntos. Ahora está más vigente esto de poder volver a elegir y volver a enamorarse. Pero a veces faltan ganas de volver a empezar y se deja que las cosas avancen por inercia”, comenta Gascón.

¿te sigo eligiendo?

Ferrero explica que el desgaste no tiene que ver con una ruptura sino más bien con una fisura en la relación. Y que se puede dar por distintos motivos: los cambios que vienen con el paso de los años, los hijos o el poco tiempo compartido, entre otras circunstancias.

“Una pareja se tiene que repensar todo el tiempo y renovar los vínculos permanentemente. Preguntarse cuáles son las razones por las que se siguen eligiendo”, dice Ferrero. Afirma que es importante aprender a diferenciar el amor de la costumbre y reconocer cuando aquello que sostuvo la relación en un principio empieza a flaquear para trabajarlo antes de que sea demasiado tarde.

“Hay parejas que se separan después de 30 años y les resulta muy complicado porque están muy acostumbrados y no saben cómo reacomodarse sin el otro”, cuenta.

Como contracara de lo que comúnmente sucedía en generaciones anteriores, que las parejas no funcionaban pero tampoco se separaban, Machado García sostiene que actualmente predomina el problema inverso: “Hay muy poca tolerancia a la frustración y los vínculos se disuelven enseguida”. Para la especialista, una pareja requiere un trabajo en conjunto.

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Susana Machado García

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