Vidal-Randazzo, una cita sin inocencia política

Por MARIANO PEREZ DE EULATE

Poco tuvo de ocasional la reciente reunión entre María Eugenia Vidal y el ex ministro del kirchnerismo Florencio Randazzo, más allá de la actuada intrascendencia del encuentro que procuró transmitir la Gobernadora. Mucho menos inocente fue la filtración del mismo, se admite en privado en el oficialismo.

Es verdad, como dijo Vidal en público, que ella suele hablar más de lo que se sabe con referentes de la oposición. Y hasta siente alguna cuota de cariño personal por alguno de ellos. Pero, en el caso del ex ministro de Interior y Transporte, la Gobernadora habría buscado explorar cierta incidencia propia en la dinámica interna del peronismo provincial, que se apresta a iniciar una recuperación política después de la derrota electoral del año pasado.

Es innegable que el encuentro, más allá de que no exista una foto de ocasión, potencia a Randazzo como un actor del PJ bonaerense frente al gobierno provincial. Lo potencia, en especial, de cara a lo que será la elección legislativa de medio término del año próximo. En criollo: Vidal le dio entidad como interlocutor opositor.

Y eso que “El Flaco” no ostenta ningún cargo formal: ni intendente, ni legislador, ni funcionario. Sólo flamea la bandera de aquel acto de rebeldía digna frente a Cristina Kirchner, cuando lo conminó a abandonar su idea de enfrentar a Daniel Scioli en una interna presidencial del Frente para la Victoria. Es historia conocida: Randazzo rechazó la candidatura a la gobernación y se fue a su casa, como había prometido. Desde ahí, y con la certeza de que el justicialismo no retrocederá al estado previo a la derrota, piensa construir su regreso.

DOS LECTURAS

El encuentro puede ser mérito de Randazzo, como insisten en subrayar sus amigos. Pero también denota la decisión de Vidal de poner un poquito nervioso a Sergio Massa, su todavía aliado legislativo. La Gobernadora escucha voces cercanas que le dicen que no es conveniente transmitir tan abiertamente una “Massa-dependencia”.

También se habla de cierto enojo de Vidal y su mesa chica por una aparente “voracidad” política del tigrense, que ha logrado conquistar algunas posiciones de poder interesantes en el ámbito institucional de la Provincia. Ventajas de ayudar en las votaciones de la Legislatura, como la de la Emergencia Administrativa que se empieza a tratar esta semana.

Está claro que Vidal trabaja para que en la vereda de enfrente al macrismo haya un peronismo dividido

Un ex intendente massita, ahora regresado al peronismo oficial pero muy dialoguista con el gobierno de Vidal, blanqueó la intención de un grupo de jefes comunales de impulsar a Randazzo como candidato a legislador el año próximo y como cabeza de un proyecto de “renovación” del partido. Fue Gabriel Katopodis, de San Martín.

Puede ser que busquen una interna por las candidaturas legislativas entre Scioli y Randazzo, un remedo de la pelea que no fue por la postulación presidencial del FPV del año pasado. O bien que quieran ir por “afuera” del PJ oficial, dirimiendo postulaciones en el peronismo crítico de Massa, incluso enfrentando en la primaria al diputado del Frente Renovador. Alquimias posibles en un mundillo en el que, a más de un año de las elecciones, nadie descarta nada.

En línea con la idea de condicionar a Massa, Vidal podría estar buscando el favor de los diputados provinciales que responden a Randazzo. (Ya hay algunos muy “mimados” por sus pares macristas, como Andrés Quinteros). Y también a Julián Domínguez, el ex precandidato a gobernador cristinista que perdió la Primaria Abierta con Aníbal Fernández. Ex rivales seccionales, ahora Randazzo y Domínguez se anotan en el bando de los que le pasan factura a Cristina y a su dispositivo de fanáticos. Los une la idea de superación de la etapa que llevó al PJ a su primera derrota ejecutiva luego de 28 años.

Que la Gobernadora ha cerrado un mínimo y civilizado acuerdo político con Randazzo y Domínguez podría probarlo el reciente “escandalete” por la aprobación de los pliegos de dos directores del Banco Provincia que le corresponden a la oposición.

Vidal propuso al Senado provincial los pliegos del randazzista Eduardo “Lalo” Di Rocco y de la dominguista Andrea García. Debían reemplazar, dato no menor, a un sciolista (Rafael Perelmiter, contador de la familia del ex gobernador) y a uno muy vinculado a Aníbal Fernández (Omar Galdurralde). Más allá de sus pertenencias internas, son nombres que caen bien en el peronismo legislativo.

Un llamado de Scioli y del titular del PJ, Fernando Espinoza, para que no se aprobaran esos nombres hizo estallar por los aires al bloque del “PJ puro”. Que, a su vez, había nacido como una escisión de la bancada FPV/PJ, justamente para diferenciarse del cristinismo/kirchnerismo. Delicias de un partido de poder como el justicialismo, que se está acostumbrando a la idea de no ser oficialismo.

Rumiando bronca por ese episodio, el fin de semana hubo una reunión en Mar del Plata. Estaban Scioli, su operador Alberto Pérez, el senador provincial y ex ciclista Juan Curuchet, el legislador Rodolfo Iriart, y algún otro comensal. Flamante vicepresidente de un PJ nacional que, en verdad, huele a naftalina, el ex gobernador dio casi como un hecho allí su intención de pelear por una banca nacional el año próximo. Nadie le puede asegurar, hoy, que el camino será fácil. Está claro que Vidal trabaja para que en la vereda de enfrente al macrismo haya un peronismo dividido.

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