Por otro caso similar en La Matanza, una casa terminó quemada

Mientras que el caso del médico que asesinó a balazos a un delincuente en San Martín abrió el debate sobre la legítima defensa (ver aparte); un joven de 18 años, vendedor de libros, mató a puñaladas a un ladrón que entró a su casa de La Matanza y, por ahora, quedó en libertad, ya que para el fiscal actuó en defensa propia.

En ese contexto de violencia urbana, las amenazas de venganza que recibió el hijo del facultativo de Loma Hermosa, en este nuevo caso se materializaron, porque allegados a la víctima fueron hasta el domicilio donde el joven vive con un hermano mayor y la prendieron fuego.

“La diferencia con el caso de San Martín es que este hecho fue dentro de los límites de la propiedad y que la defensa del chico fue proporcional a la amenaza de la que estaba siendo víctima, ya que usó la misma arma blanca con la que lo habían amedrentado. Hubo una legítima defensa”, explicaron fuentes del caso. Y agregaron: “El fallecido vivía a unas diez cuadras de la casa que quiso asaltar”.

Fuentes policiales y judiciales informaron que todo ocurrió el viernes, alrededor de las 2.30, en una vivienda ubicada en Virreyes al 6700, entre Santo Tomé y Juan Chassaing, en un barrio de casas humildes de Villa Dorrego, al oeste del Conurbano bonaerense.

Dos hermanos de 18 y 26 años, que viven juntos y trabajan como vendedores de libros en ferias, dormían cuando escucharon ruidos.

Según lo que pudo reconstruir hasta el momento la Policía, Fernando Ramón Villalba, de 30 años, ingresó con fines de robo a la vivienda. Iba armado con un cuchillo y con una réplica de un revólver calibre 38.

Siempre según las fuentes, el menor de los hermanos se abalanzó sobre el asaltante, le arrebató el arma blanca y comenzaron a forcejear hasta que logró sacarlo al patio. Durante la lucha lo apuñaló cuatro veces en la espalda, y en una pierna.

“Las heridas que presentaba el presunto ladrón son consistentes con las que se producen durante una pelea”, confiaron las fuentes.

Villalba salió malherido de la casa, pero a los 30 metros se desplomó en la calle, donde los médicos luego corroboraron que había fallecido.

La autopsia determinó que tenía cuatro puñaladas en la espalda, y algunos puntazos y cortes en las piernas. También se supo que tenía antecedentes por robo y “la propia familia reveló que les robaba para comprar paco”.

El caso es investigado ahora por la fiscalía de Homicidios de La Matanza, donde no se adoptó ningún cargo contra el joven de 18 años al entender que actuó en el marco de una legítima defensa. Aunque, si bien contaron todo ante la Policía, aún resta que él y su hermano sean indagados.

“La familia y los amigos del fallecido se quejaron en la comisaría y en la fiscalía de que no hubieran detenido al chico, y ese malestar lo transformaron en un ataque a la casa donde ocurrió todo”, contaron las fuentes.

El ataque fue el domingo: prendieron fuego la vivienda de los hermanos, quienes momentáneamente quedaron en la calle.

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