Emoción en la proclamación de Delmar como Ciudadano Ilustre
| 15 de Septiembre de 2016 | 01:26

Por
NICOLAS NARDINI
CRONICA
L as lágrimas y el quiebre en el tono de la voz fueron el común denominador en la especial mañana que vivió Héctor Atilio Delmar. Es que en la ceremonia realizada en el Concejo Deliberante platense, donde el ex presidente de Gimnasia fue proclamado Ciudadano Ilustre de La Plata, los climas fueron marcados por la emoción. Hubo aplausos, risas, lágrimas, abrazos, recuerdos y anécdotas. Muchas anécdotas. A sus 89 años “Cacho” mostró que su memoria sigue intacta y se acordó de todas las personas que fueron importantes a lo largo de su vida. Recordó a sus padres, agradeció la presencia en el recinto de hijos, nietos, bisnietos, ex compañeros de comisión directiva y amigos, y se tomó un momento para referirse, con especial afecto, a uno de sus grandes laderos en la vida y en Gimnasia: el cardiocirujano René Favaloro, quien “siempre me acompañó presidiendo el Tribunal de Honor del Club y será un eterno ejemplo de humanismo, orgullo para la Ciudad y el país entero”.
La ceremonia en el Concejo comenzó pasadas las 11. El presidente del órgano deliberativo, Fernando Ponce, le otorgó la palabra al concejal Julio Irurueta, quien fue impulsor del proyecto a pedido de un socio tripero, Héctor Cángaro, quien entendía que había llegado el momento de que la Ciudad le brindara un homenaje a Delmar, por su trayectoria como dirigente de fútbol, empresario del mundo de la moda y protagonista de infinidad de actos benéficos en favor de los más humildes. Tras la aprobación del proyecto con el apoyo de todos los bloques, varios ediles tomaron la palabra y felicitaron al nuevo Ciudadano Ilustre platense.
Llegó el momento de que Delmar tomara el micrófono y le hablara a los presentes, secundado por sus hijos Ana María, Graciela y Marcelo, más algunos de sus nietos y bisnietos. Con un traje azul, camisa blanca, corbata rosa y su infaltable pin con el escudo mens sana, “Cacho” le dio “gracias a la vida, a mis padres por el amor y la educación que me brindaron, algo que yo pude continuar al formar mi familia, a los amigos y a los socios e hinchas de Gimnasia que me honraron al elegirme cinco veces como presidente de la Institución”.
En el recinto hubo una gran cantidad de ex directivos de diversas gestiones de Delmar en la entidad de calle 4. Lo acompañaron los ex presidentes triperos Roberto Vicente, Francisco Gliemmo y Hugo Barros Schelotto, más otros ex dirigentes y amigos triperos como Francisco “Pancho” Terrier, Elvio Sagarra, Juan Carlos Basílico (también miembro de la actual CD albiazul), Domingo Favaloro, Ernesto Fischer, Dardo Cotignola y Abel Román, entre otros. También se hizo presente el jefe del Departamento Médico tripero, el doctor Pablo Del Compare, así como amigos y allegados de la Institución.
En un gesto de confraternidad ciudadana, dejando de lado cualquier rivalidad y poniendo por encima la amistad, también dijo presente el ex presidente de Estudiantes Raúl Gerardo Correbo, sobre quien Delmar contó una anécdota: “En 1984, cuando logramos el ascenso para volver a Primera, el primero en venir a saludarme al hotel donde concentrábamos fue Raúl, un amigo”.
Delmar recordó que la vida le regaló la posibilidad de conocer a los papas Pío XII, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco; de traer a la fiesta del Centenario de Gimnasia al entonces presidente de la FIFA, el brasileño Joao Havelange; de formar parte de la comitiva de AFA en el título mundial de México, en 1986, de ser el presidente tripero del segundo título oficial del Club (además primero en la era profesional) con la Copa Centenario de la AFA de 1994; de ser el único socio mens sana elegido cinco veces para comandar los destinos del Club, logrando, con doce años, ser el presidente con más tiempo en la función; y de haber contratado a Carlos Timoteo Griguol (para muchos el mejor DT de la historia del Club) como técnico.
Después del acto protocolar y los saludos, la ceremonia se prolongó, con familiares y amigos, en el Salón Dorado del Palacio Municipal. Allí, ya más tranquilo, Delmar le decía a este diario: “Pasé estas emociones sin problemas porque el corazón sigue estando fuerte a los 89 años”.
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