Oportuna recomendación para que se adopten previsiones ante el dengue

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La Universidad Nacional de La Plata a través de su área sanitaria acaba de advertir a la población acerca de la necesidad de que se adopten acciones preventivas tendientes a impedir la circulación del mosquito transmisor del dengue en los hogares y mantener esa lucha hasta, por lo menos, el próximo mes de abril.

Se trata, sin duda de una advertencia oportuna por haberse convertido nuestra zona, sobre todo en los últimos años, en una región caracterizada por una sucesión de lluvias a la que se sumarán las altas temperaturas que augura la llegada del verano, dos factores que contribuyen para la proliferación del mosquito.

La UNLP, a través de su dirección de Políticas de Salud recomendó poner en marcha acciones preventivas especialmente en los hogares para impedir la circulación de los agentes transmisores.

Para ello, desde el mencionado organismo se recomendó cortar el pasto una vez por semana, verificar diariamente que en los patios no haya latas, botellas, cubiertas u otros recipientes que puedan acumular agua y cambiar cada 24 horas el agua de floreros y bebederos de animales.

También se aconsejó revisar terrazas y desagües pluviales que puedan estar tapados y acumulen agua, tapar o desagotar zanjas, canales y pozos, pulverizar con insecticida para mosquitos una vez por semana debajo de los muebles que no tocan el piso y, de ser posible, colocar mosquiteros plásticos en las aberturas y ventanas.

Cabría señalar que, por la suma de antecedentes existentes, resulta atinado que en primer lugar las autoridades sanitarias bonaerenses llamen también a la población a tomar precauciones contra el dengue, ante la posible invasión de mosquitos que puede producirse en nuestra región tomando en cuenta la época del año y las características meteorológicas dominantes.

Como no existe una vacuna efectiva contra el dengue, es necesario llegar a la comunidad para recordarle la importancia de desechar todos los lugares donde puede criarse el Aedes aegypti, ya que es el único insecto que transmite esta enfermedad, y se alimenta de la sangre humana.

Está claro que la presentación hace algunos años de casos de dengue en la región -así como también los de hantavirus- hicieron recrudecer la alarma en una zona que, como la nuestra, se ha visto castigada en las últimas décadas por la aparición de estos flagelos. Y que tales episodios, obviamente, sirvieron de alerta y obligaron a las áreas oficiales de salud y a toda la sociedad a alzar la guardia y a no cejar en la tarea de desplegar en forma continuada una labor preventivo-educativa. Especialmente en los sectores periféricos de la ciudad, que es donde esos males suelen presentarse habitualmente.

Se ha dicho también, que en el caso del dengue, preocupa la concientización de los sectores más vulnerables. Entre ellos, de las personas que ya tuvieron la enfermedad -en riesgo potencial de contraer dengue hemorrágico- y de los habitantes de los asentamientos marginales, en los que las mismas casas, de chapa, y en las que se utilizan neumáticos para sostener los techos, pueden actuar como criaderos de mosquitos.

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