

¡$8.000.000! El Súper Cartonazo se hace gigante: mañana sale la tarjeta gratis con EL DIA
Maniobra contrarreloj de Cristina para evitar que le decomisen los bienes
Docentes universitarios retoman la huelga: clases afectadas en facultades y colegios de la UNLP
No hay dos sin tres: el Lobo busca su tercer triunfo al hilo ante Lanús
El Suple de Fútbol Infantil Femenino, hoy gratis con EL DIA: fotos, resultados y más
Fentanilo contaminado; se disparan las muertes: ya son casi 100
¡A sólo $9.990! Ya podés pedir "La Vaca Lila", un libro con sonido y para pintar
Bombazo: Anderson y Micho habrían dicho "basta para mí, basta para todos"
Festejá el cumpleaños de Estudiantes con sus libros campeones
Cuenta DNI activó este miércoles una de las promos más esperadas en La Plata
El detenido por golpear y prender fuego a su ex negó las acusaciones
¿Buscás trabajo? En La Plata y la Región, ofrecimientos de empleos en todos los rubros
Encerraron a una pareja de amigos en el barrio El Peligro para robar de todo
Actividades en La Plata: cursos, celebración, feria, acrobacia y festejos
Los números de la suerte del miércoles 13 de agosto de 2025, según el signo del zodíaco
Tras el cierre con LLA, se rompió el bloque de concejales del PRO local
Revés para el Gobierno tras el dictamen opositor que revive el caso $Libra
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
David Salazar
En un caserío en medio de la Amazonía colombiana, una escuela de madera conserva la memoria del “genocidio del caucho” perpetrado hace más de un siglo contra los indígenas, que hoy denuncian otro tipo de amenazas.
“La Casa Arana es un dolor para nosotros, una tristeza al mirar los calabozos (...) donde nuestros abuelos fallecieron”, dice Luzmila Riecoche, una huitoto de 73 años descendiente de los pocos supervivientes.
Ubicada en La Chorrera, en esta humilde vivienda los caucheros esclavizaron, torturaron y asesinaron a miles de indígenas por la fiebre del caucho que brotaba en abundancia entre finales del siglo XIX e inicios del XX.
La AFP acompañó a una misión del gobierno que viajó en avión privado a la zona para pedir perdón a los pueblos originarios por lo que ha calificado de “genocidio”.
“Estas selvas, estos ríos están llenos de cadáveres, sembrados de una injusta relación que tuvo el mundo colonial a finales del siglo XIX con la industria extractivista”, dice el ministro de las Culturas, Juan David Correa.
Los indígenas lo recibieron con danzas junto a la cuenca del río Igara Paraná, a por lo menos dos semanas de recorrido en lancha desde Leticia, la ciudad más cercana en la triple frontera con Brasil y Perú.
LE PUEDE INTERESAR
Opinan los lectores
La industria del caucho casi extermina a los pueblos Huitoto, Bora, Munaire y Ocaina, con al menos 60.000 asesinatos según cifras oficiales. Algunos historiadores calculan las muertes en 100.000.
Décadas después los indígenas denuncian seguir siendo víctimas de violencia esta vez por parte de narcotraficantes, ganaderos, terratenientes, madereros y guerrilleros que se ocultan de las autoridades bajo la espesa selva.
Las paredes de la Casa Arana retratan la historia de sangre a través de murales diseñados por los indígenas.
En una escena los colonos con sombreros blancos latigan a los esclavos, en otra los ahogan en el río, también hay representaciones de los indígenas encadenados del cuello o con las manos atadas a la espalda.
Pero el fin de la explotación del caucho no llevó paz completa a las comunidades indígenas de la Amazonía.
La escasa presencia estatal abrió la puerta a nuevos colonos que buscan apoderarse de la inmensa riqueza natural a costa de los pueblos originarios.
“La gente quiere venir a matarnos”, sostiene Riecoche, que conforma el grupo de ‘los abuelos’ o sabios de la comunidad, quienes mantienen vivo el recuerdo de las caucherías y resisten ante las recientes amenazas.
Naciones Unidas alertó en marzo que 71 pueblos indígenas, varios de ellos amazónicos, están en riesgo de extinción física o cultural en Colombia. Al menos 310.000 aborígenes son víctimas del conflicto armado que inició hace 60 años.
“Seguimos teniendo problemas muy complejos en esta selva”, admite el ministro Correa.
Hacia finales del siglo XIX la Casa Arana era propiedad del empresario y político peruano Julio César Arana. Allí los colonos se instalaron para satisfacer la demanda de neumáticos, principalmente en Reino Unido y Estados Unidos, bajo un régimen de horror que quedó consignado en crónicas de la época.
Walter Hardenburg, un ingeniero estadounidense que trabajaba en la construcción de ferrocarriles a comienzos del siglo XX, describió en su libro “El paraíso del diablo” cómo los indígenas eran obligados a trabajar día y noche, azotados hasta que “sus huesos quedaban expuestos en carne viva”, se les dejaba morir “comidos por gusanos” o como “alimento de los perros”, eran castrados, mutilados, crucificados, violados y “torturados con fuego y agua”.
Cuando los caucheros se fueron “quedaron unos cinco ancianitos” del lado colombiano y otros pocos más huyeron hacia Perú, dice Benito Teteye, un bora de 78 años con traje típico y rostro pintado con figuras.
“Los que quedamos por acá fue porque mi abuelo se escondió, cruzó este río (...) Hoy en día ya nos estamos multiplicando”, asegura el indígena.
La Casa Arana se transformó en escuela pública rodeada de canchas de fútbol y baloncesto.
Familias o clanes enteros dejaron de existir por prácticas macabras narradas hace exactamente 100 años en la novela La Vorágine, de José Eustasio Rivera, un clásico de la literatura colombiana.
También inspiraron a la reconocida película El Abrazo de la Serpiente, de Ciro Guerra, nominada a mejor obra extranjera en los premios Óscar de 2016, sobre el último sobreviviente de su tribu tras 40 años de atrocidades de los caucheros.
“La sociedad occidental se tiene que preguntar qué fue y qué es lo que seguimos haciendo como humanidad, creyendo que los recursos naturales son ilimitados”, dice Correa.
El gobierno izquierdista de Gustavo Petro apuesta por el cuidado del medio ambiente y un modelo de producción agrícola.
En 2012 el entonces mandatario y Nobel de Paz Juan Manuel Santos reconoció la culpa del Estado colombiano en una carta. (AFP)
ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES
HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS
Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales
¿Ya tiene suscripción? Ingresar
Full Promocional mensual
$670/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $6280
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Acceso a la versión PDF
Beneficios Club El Día
Básico Promocional mensual
$515/mes
*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $4065
Acceso ilimitado a www.eldia.com
Diario El Día de La Plata, fundado el 2 de Marzo de 1884.
© 2025 El Día SA - Todos los derechos reservados.
Registro DNDA Nº RL-2024-69526764-APN-DNDA#MJ Propietario El Día SAICYF. Edición Nro. 6986 Director: Raúl Kraiselburd. Diag. 80 Nro. 815 - La Plata - Pcia. de Bs. As.
Bienvenido
Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
Bienvenido
Estimado lector, con sólo registrarse tendrá acceso a 80 artículos por mes en forma gratuita. Para más información haga clic aquí
DATOS PERSONALES
Ante cualquier inconveniente durante el inicio de sesión, por favor escribanos a sistemas@eldia.com
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Para comentar suscribite haciendo click aquí