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Información General |Lo atribuyen a un avance de la “cultura cannábica” en la población

Advierten que circula una marihuana más potente y que su consumo es más común

El aumento del auto cultivo no sólo mejoró su calidad sino que naturalizó su uso reduciendo la percepción del riesgo, coinciden en señalar médicos y funcionarios

28 de Noviembre de 2017 | 02:51
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“Aunque siempre ha habido gente que intenta fumar un porro adentro del local, ahora lo hacen como si estuviera todo bien. Cuando les mandás a los de seguridad para que los saquen hasta se muestran sorprendidos. Te dicen: `¿Cómo? ¿No se podía fumar acá?`”, cuenta el propietario de un boliche de La Plata al graficar hasta qué punto se ha naturalizado en los últimos años el consumo recreativo de marihuana. Lejos de circunscribirse al ámbito de la noche o constituir un caso aislado, su observación no difiere de la que esgrimen hoy especialistas en toxicología, médicos de guardia y funcionarios de la Sedronar.

Sin haber dejado de ser ilegal, el consumo de marihuana, antes oculto o relegado a ciertos ámbitos específicos, hoy parece por el contrario ser objeto de ostentación. Porque lo cierto es que no sólo se ve gente fumando dentro de boliches sino también en parques y plazas, en tribunas de canchas, en manifestaciones políticas y hasta en los vagones del tren al terminar la jornada de laboral.

A lo largo de los últimos años, el uso recreativo de cannabis se ha instalado de tal forma en los espacios públicos que ya no llama siquiera la atención. Es así que lo que hace unas décadas hubiera resultado motivo de alarma hoy constituye una escena común. Como señalan algunos expertos al intentar explicar el fenómeno, los cambios legislativos y un marco de mayor permisividad han disparado tanto su consumo como la percepción de que éste no tiene mayores efectos sobre la salud.

Lo cierto es que así como cambió el contexto social, la marihuana que se fuma hoy tampoco es la de hace diez años atrás. De la mano de un aumento en el autocultivo, el “porro” que se consume actualmente tiene en general una mayor concentración de sustancia psicoactiva, advierten desde Hospital Especializado en Toxicología y Adicciones de la Provincia al explicar que los consumidores tienden a subestimar sus efectos nocivos, sobre todo a baja edad.

“LA DROGA QUE MAS SE EXTENDIÓ”

“El país atraviesa el peor momento en cuanto a consumo de drogas de su historia” y “el cannabis es la droga que más se ha extendido”, señalaba a mediados de este año el titular de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), Roberto Moro, al anunciar la presentación de un informe sobre el aumento del consumo que estaba preparando su organismo y que sigue sin conocerse aún.

A falta de estadísticas oficiales que den cuenta de prevalencia que tiene hoy el consumo marihuana, estudios como el presentado en 2015 por la Universidad Católica Argentina a instancias de la Fundación Florencio Pérez permiten hacerse una idea de hasta qué punto su uso ha venido ganando terreno entre los jóvenes a lo largo de la última década. Y es que según se desprende de sus conclusiones: uno de cada cuatro chicos que viven en nuestra región (el 23%) habría consumido marihuana por diversión al menos una vez.

Según este trabajo -que abarcó encuestas a cerca de un millar de chicos de entre 15 y 25 años y que constituye el mayor estudio de su tipo hecho a nivel local-, la marihuana no sólo es la droga ilegal más consumida entre los jóvenes sino también la sustancia con mayor prevalencia de consumo mensual. El 14% de los encuestados reconoció haberla fumado en el último mes, un porcentaje que crece significativamente entre los varones (21%) y a medida que aumenta la edad. (ver gráfico aparte)

Otra pauta de la presencia que tiene hoy la marihuana entre los jóvenes es que más de la mitad de ellos reconocen que tienen amigos que la consumen y que alguna vez alguien les ofreció para probar. Pero lo cierto es que, aunque presente, la iniciación en su consumo se registra en forma posterior al tabaco o el alcohol: a los 17 años de edad, señala la misma investigación.

FRUTO DEL CONTEXTO

Que el consumo de marihuana se ha naturalizado “es algo que percibo y que venía alertando cada vez que me invitaban a participar de charlas sobre el cannabis medicinal. No tengo ningún prejuicio contra el uso terapéutico de esta planta por el hecho de que esté considerada una droga de abuso, pero temía que esto iba a pasar: la Ley ha terminado justificando de algún modo su uso recreacional”, sostiene la doctora Ana María Girardelli, directora del Hospital Especializado en Toxicología y Adicciones de la Provincia.

Con más de treinta años como toxicóloga en el sistema público de salud, Girardelli observa que la naturalización del consumo de marihuana no es ajena a una generación de jóvenes criados en un marco de mayor permisividad. “No es raro que al consultorio lleguen chicos cuyos padres también consumen o tienen una actitud tolerante hacia la marihuana, como si fuera inocua. Incluso se dan casos de padres que han consumido marihuana junto a sus hijos”, asegura la especialista.

Pero la permisividad en torno al uso recreativo de marihuana -señala por su parte el especialista en consumos problemáticos Claudio Romero- iría mucho mas allá de contexto del hogar. “La ausencia de campañas de prevención, la expansión de la cultura cannábica con publicaciones y negocios que promueven el autocultivo y cierta mirada `simpática’ de la marihuana tanto en el cine como en la televisión han contribuido a que hoy no sea vista como lo que es: una sustancia potencialmente perjudicial para la salud”.

En un marco de mayor tolerancia al que existía hasta hace pocos años, hoy no sólo se percibe una naturalización del consumo sino también un aumento en la producción de marihuana en forma l artesanal. Como surge de datos oficiales, durante los últimos años son cada vez más las personas que cultivan plantas en sus casas tanto para consumo personal como para vender, lo que ha derivado en una producción de mayor calidad.

MENOS “PARAGUAYO”, MAS FLORES

Si bien este año la incautación de marihuana por parte de la Policía de la Provincia cayó a más de la mitad con respecto a 2016 (de 175 kilos a 66), la cantidad de plantas vivas de cannabis secuestradas en el contexto de operativos registró un salto exponencial (aumentó de 51 a 225 kilos, lo que implica más de un 400%), según datos del ministerio de Seguridad. No menos significativo es que el grueso de esos secuestros correspondieron a pequeñas producciones de 4 o 5 plantas cultivadas en casas particulares.

Como observan desde el Fuero Penal, el fenómeno es fruto de un contexto social que promueve el auto cultivo divulgando técnicas de producción en el hogar. “En los casos que me tocó ver encontramos pequeños viveros. Hay un sector de consumidores que alentados por la corriente judicial que promovía el auto cultivo tiene plantas en su casa,”, señala un fiscal de la Ciudad.

En cualquier caso, el aumento del autocultivo ha venido impactando durante los últimos años en la calidad de la marihuana que circula hoy. Y es que mientras que antes la mayor parte de las incautaciones correspondían a lo que se conoce vulgarmente como “Paraguayo” (una molienda prensada de tallos, hojas y flores); hoy lo que se detecta en general son “flores” de producción artesanal, un producto con una mayor concentración de tetrahidrocannabinol (THC).

Así lo confirma también la directora de Hospital Especializado en Toxicología de la Provincia. “Aunque la marihuana no suele ser de por sí causa de intoxicaciones agudas atendidas en guardias, es común que los pacientes las mencionen como parte de la combinación de sustancias que los llevó hasta ahí. Y es que ademas, al aumentar en este último tiempo el auto cultivo, hoy se fuma más la floración de la planta que tiene mayor concentración de sustancia activa, lo que les produce efectos inesperados que a veces los asustan”, explica la doctora Girardelli.

 

 

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